Día en la Nieve

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Narra Denna

Mientras me aferraba a Alex, sentí la calidez de su abrazo y el latido constante de su corazón, recordándome que no estaba sola. Cerré los ojos, tratando de calmar mi respiración, inhalando y exhalando lentamente. La tormenta emocional que me había arrasado comenzaba a calmarse, dejándome con una sensación de calma y fortaleza renovada.

Finalmente, me aparté suavemente de Alex y lo miré a los ojos. Había tanto amor y comprensión en su mirada que me hizo sonreír, a pesar de las lágrimas aún frescas en mis mejillas.

—Gracias, Alex —susurré, mi voz todavía temblorosa—. No sé qué haría sin ti.

Él sonrió y acarició mi mejilla con ternura.

—No tienes que agradecerme, Denna. Estoy aquí porque te quiero. Siempre estaré aquí para ti.

Asentí, sintiendo una nueva determinación crecer dentro de mí. Sabía que tendría que enfrentar a Suzete y sus comentarios venenosos, pero con Alex a mi lado, me sentía capaz de hacerlo. Estaba decidida a no dejar que las palabras de Suzete nos afectaran más.

Justo en ese momento, la puerta de la terraza se abrió y Salma, Violeta, y Kiki aparecieron, con expresiones de preocupación en sus rostros.

—¿Estás bien, Denna? —preguntó Violeta, acercándose.

—Sí, estoy bien ahora —respondí, agradecida por su preocupación—. Gracias por venir.

Kiki se acercó y me dio un pequeño abrazo, y luego Salma me tomó de la mano.

—No dejes que Suzete te afecte, Denna. Sabemos lo que significa Alex para ti y estamos aquí para apoyarte —dijo Salma con firmeza.

Las palabras de mis amigas me dieron aún más fuerza. Me di cuenta de que no solo tenía a Alex, sino también a un grupo de amigos increíbles que estaban dispuestos a estar a mi lado en los momentos difíciles.

—Gracias, chicas. De verdad, gracias —dije con una sonrisa sincera.

Después de unos momentos más en la terraza, decidimos regresar dentro. Noe nos había organizado una excursión a la nieve, y aunque el comienzo del día había sido tumultuoso, estaba decidida a disfrutar de la escapada y dejar atrás los problemas.

Narra Alex

Mientras nos preparábamos para el viaje a la nieve, no podía dejar de sentirme preocupado por Denna. Había visto la tristeza y la vulnerabilidad en sus ojos, y me dolía verla así. Quería hacer todo lo posible para que se sintiera mejor, para que supiera que no estaba sola.

Nos reunimos en la entrada de la casa, abrigados y listos para la aventura. El aire fresco y crujiente de la mañana era revitalizante, y la idea de pasar el día en la nieve parecía perfecta para despejar nuestras mentes.

—¡Vamos, chicos! —exclamó Lucas con entusiasmo—. ¡Es hora de disfrutar del día!

Todos subimos a la camioneta, riendo y bromeando mientras nos acomodábamos en los asientos. La atmósfera era ligera y llena de anticipación. Durante el viaje, traté de mantener a Denna distraída con conversaciones y juegos, y poco a poco, la vi relajarse y sonreír más.

Finalmente, llegamos a nuestro destino, un hermoso paisaje nevado que parecía sacado de un cuento de hadas. Bajamos de la camioneta y nos encontramos con un mundo blanco y brillante, con la nieve cubriendo todo a nuestro alrededor.

—¡Esto es increíble! —exclamó Violeta, mirando a su alrededor con asombro.

—¡Sí, es perfecto! —agregó Naiara, ya empezando a hacer una bola de nieve.

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