Parte 1: La chica misteriosa

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Una llovizna con neblina envolvía Nueva York la tarde en que la conocí. Yo iba apurado, debía llegar a mi casa antes de que mis padres notaran que me había ido. Había estado con Elliot todo el día, y a ellos no les agradaba nada mi amigo. 

Corría por Central Park, rogando que ellos aún no hubieran salido de trabajar. No lleve un paraguas porque creí que el clima otoñal me perdonaría. Estaba equivocado, iba empapado. Toda esta situación me ponía de mal humor. Fue entonces que la vi.

Bueno, en realidad chocamos. Yo iba tan rápido y había tanta niebla que no la vi. Comencé a insultar, pero cuando la noté y quise retractarme, me quede sin aliento. Era la chica más hermosa que había conocido en mi vida, y había conocido a muchas. Tenía el cabello con pequeños bucles, de color castaño y los ojos más hipnotizantes del mundo, los más azules que podría encontrar en la Tierra. 

En lugar de enojarse por mi insulto, ella me sonrió y siguió su camino. Me quedé un rato en medio de la lluvia intentando procesar lo que acababa de suceder. No sé qué se apoderó de mí, pero comencé a seguirla.

A la mitad del camino me preguntaba qué estaba haciendo, la estaba acosando. Nada de eso estaba bien. Me estaba obsesionando por alguien que apenas había visto una vez.  Quizá terminaría en la cárcel, o algo peor. Pero no podía dejar de dirigirme hacia ella. Jamás en mi vida había sentido algo así. Yo había salido con varias, claro. Pero algo era diferente esta vez. 

Entró detrás de una gran reja negra y yo entré justo antes de que se cerrara. Definitivamente terminaría preso tras de esto. Al dispersarse la niebla, pude ver una enorme mansión. Mi departamento apenas si habría sido un cuarto de esa casa. No solamente estaba entrando por una chica que ni conocía, sino que tenía dinero. Pero tenía que verla, una vez más.

Casi de manera instintiva me subí a un árbol, para verla por una ventana. Había personas que iban presas por menos que esto. Estaría en graves problemas, pero lo resolvería luego. Mi mala suerte no iba a abandonarme  e hizo su aparición justo allí, en el momento oportuno. La rama del árbol se partió y tuve que agarrarme de uno de los balcones o iba a romperme una pierna. De pronto quedé en ese balcón sin poder saltar de nuevo hasta ninguna de las ramas. Era demasiado alto, pero comencé a pensar qué pasaría si saltaba, cuando la puerta del balcón se abrió.

- ¿Hola?

La voz provenía de una chica un poco parecida a la chica que estaba persiguiendo. Solo que ella tenía el pelo lacio, su nariz era más pequeña  y sus ojos cafés, además era mucho más bajita. A pesar de las similitudes, no me parecía atractiva, pero no pude evitar ponerme incómodo. Me había descubierto y yo no sabía qué inventar.

- Estás aquí por Julie- me dijo sonriendo 

¿Era el nombre de aquella chica? ¿Cómo sabía que estaba aquí por ella?

- Llegan todo el tiempo- me dijo con mucha tranquilidad- chicos que la persiguen. Entra 

Yo no entendía nada. Este lugar tenía un aire sombrío y eso de que "llegaran todo el tiempo chicos que la persiguen" no me dejaba tranquilo. No estaba seguro de si era por celos. Apenas si la conocía. Aún así, entrar era la única forma de salir. Que ironía ¿no?

Adentro había una habitación más grande que un departamento. En un sector había una mesa con un juego de té. La chica se sentó y me sirvió una taza. Me hizo un gesto con la cabeza para que me sentara. A este punto parecía que había entrado en una película que se volvía cada vez más extraña.

- Julie es mi hermana- me explicó- Sé lo que estás sintiendo: No dejas de pensar en ella, no sabes por qué. Quieres verla una vez más

La chica lo decía con un tono despectivo que no me agradaba. Hice una mueca de desagrado. No me gustaba que se creyera superior a mí.

- No estás enamorado de ella y no, no estás loco. Mi hermana tiene los poderes de Afrodita. Es la primera vez que alguien cae en mi balcón y no en el suyo 

- ¿Los poderes de quién?- pregunté sin entender

- De Afrodita- me miro entrecerrando los ojos pensativa- ¿Tú no lees mucho, verdad? Afrodita era la diosa del amor para los griegos. Capaz de atraer a cualquier hombre inútil que se le acerque. Un gran poder, pero viene con una gran responsabilidad

-Esa es una frase de Spiderman-dije orgulloso de entender la referencia

- ¿Qué es Spiderman?

¿Esta chica me hablaba en serio?

- ¿Conoces a la diosa esa, pero no al superhéroe favorito de Brooklyn?

- Es algo complicado si vivimos encerradas aquí  y todo el tiempo debemos practicar distintas actividades según las reglas de mi padre. Tenemos internet, pero rara vez tiempo libre

Cuando dijo eso, empecé a creer que me había metido en una secta. Quizá por eso decía que su hermana tenía "poderes" 

- No es una secta-dijo como si adivinara mis pensamientos- somos una familia...peculiar. Todos los que tienen dinero tienen algún poder. ¿Nunca te has preguntado por qué es tan fácil para algunos hacerse millonarios? Pues esa es la razón.  Pero mi padre insiste en protegernos, asique no podemos salir. Doce hermanas encerradas... hasta parece una novela.

¿Dijo doce? Son demasiadas hermanas. Me reí porque me costaba creer lo que me contaba.

- ¿No me crees?- dijo arqueando una ceja. Eso me hizo pensar que la había ofendido, pero no lo sabía.

-  La verdad es que no- negué con la cabeza

No sabía por qué ella querría que me quede, pero estaba seguro de que estaba inventando todo.

- Muy bien-dijo y me retiro la taza de té bruscamente, aunque ni siquiera había llegado a probarlo- entonces creo que debería llamar a la policía y contarle que alguien acosa a mi hermana

-No, no. Está bien, te creo-mentí 

Ella suspiró. Se daba cuenta de que no decía la verdad.

-En serio te creo- intenté convencerla- ¿Tienes algún poder? 

La chica se sonrojó y apartó la mirada. Mi pregunta la incomodaba, y empecé a preguntarme por qué.

- Yo no tengo poderes. Soy la única en mi familia que no los tiene. Creo que caíste en el balcón equivocado. 

Parecía desilusionada. Y yo me puse incomodo. Ya quería irme de aquel lugar extraño. Pero aún pensaba en aquella chica, Julie.

- No creo que fuera el equivocado-le dije- podrías ayudarme con tu hermana

Ella rió con fuerza. Me sentí ofendido.

- Miles de pretendientes llegan cada día, ¿Y tú crees que podrás con ella?

- ¿Y por qué no?-pregunté enojado

Ella lo pensó un momento.

- Quizá... puede ser. Si tú la enamoras, ella se irá de la casa. Y ya no tendré que ser su sombra. No suena mal

- ¿Entonces? ¿Tenemos un trato...?

-Jemma, ese es mi nombre

- Soy Jake. ¿Tenemos un trato, Jemma? 

- Trato 

Nos tomamos la mano para cerrar el trato. Me guio por una serie de pasillos que me parecieron un laberinto para llegar sin que me viera nadie. Al pasar la enorme reja negra pensé que no sabía en lo que me estaba metiendo. No sabía si Jemma estaba loca e inventaba cosas o si yo era el que estaba mal de la cabeza por haber irrumpido en aquella lujosa casa. Lo único que sabía es que yo conquistaría a Julie tarde o temprano. 

De pronto, recordé que mis padres me esperaban. Y ya se me había hecho muy tarde. Tendría problemas 

Una chica especialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora