Parte 3: La universidad

4 1 0
                                    

- No estás aquí por Jemma- me dijo Jacarandá aún apuntando hacia mi cara con su arco y flecha- es por Julie.

Me puse pálido. No sabía si era por el hecho de que me había descubierto o porque una arma estaba peligrosamente cerca de mi nariz.

-  Yo...

- Sh, te callas- me interrumpió- Entiendo, todo esto fue idea de Jemma, es la más astuta de las doce y tú te ves demasiado tonto como para pensarlo solo. Ahora me vas a escuchar con atención: si llegas a herir un solo cabello de Jemma, esta flecha va a atravesar tu ojo. Y ya lo has visto: yo jamás fallo. ¿Quedó claro?

- Como el agua- dije tragando saliva- yo jamás le haría daño

No entendía por qué no había mencionado a Julie. ¿Le importaba que salga lastimada la hermana con la que yo no quería salir? De todos modos, no estaba en posición de cuestionarla en esos momentos. Por suerte para mi, Jemma apareció junto con otro chico. Pensé que se trataba del jardinero, aunque se veía muy joven para serlo.

- Creí que te habías perdido- me dijo riéndose. Su risa se acabó cuando vio a Jacarandá- ¿Qué sucede?

Jemma parecía genuinamente preocupada por mí. Supongo que ahora somos amigos. 

-Nada- dijo Jacarandá lanzando hacia mí una mirada de advertencia. 

Y así sin más, se fue.

-¿ Qué fue todo eso?- me preguntó Jemma confundida

-No fue nada-mentí. No iba  a contarle que su hermana casi me mata por su plan- pero... ella sabe que estoy aquí por Julie. ¿Tú se lo dijiste a alguien?

Miré de reojo al chico al lado de Jemma. Usaba un overol viejo y estaba cubierto de ramas y hojas.

- No se lo dije a nadie, pero Jacarandá tiene ojos en la espalda. Lo sabe todo, de todas. Y ahora tú lo dijiste delante de Patrick...

-No diré nada- se apresuró a decir el chico-lo prometo

- Patrick es nuestro jardinero. Creí que me ayudaría a encontrarte, conoce este inmenso jardín mejor que nadie

Patrick no parecía tener más de veinte años. Empecé a preguntarme cómo era posible que no se haya enamorado de Julie. 

- Hay una cosa que no entiendo- le dije- ¿Cómo hay tantas personas en la casa y nadie se enamora de Julie? ¿Sus poderes no deberían atraer a cualquiera?

-Hay una manera de anular sus efectos- susurró Jemma

- ¿Y no se la ofrecieron a los pretendientes?

- Un millón de veces, y la respuesta siempre es la misma: no. No quieren renunciar a ese deseo de tenerla, muchos sienten algo que jamás habían sentido antes. Es decir, ¿Tú querrías anular lo que te pasa?

No. Ella tenía razón. No quería renunciar a lo que sea que me estaba pasando, porque se sentía bien. Me quedé callado. 

Al día siguiente, debía asistir a la universidad aunque no tenía muchas ganas. Normalmente no me apetecía ir. Al levantarme, en vez de ir a desayunar, me puse a dibujar un retrato de Julie. Por mucho que lo intentara, no lograba que se pareciera del todo a ella. Siempre terminaba siendo más parecida a Jemma. La idea de que fueran gemelas me perturbaba. 

Me di por vencido y decidí finalmente desayunar en la cafetería en la que Elliot trabajaba, porque me quedaba camino a la universidad. Me senté en la barra y le pedí un café para llevar. Mientras lo preparaba, le conté toda la historia. Nadie en el local prestó mucha atención a lo que yo decía. Quizá porque no les importaba o porque habían visto cosas aún más extrañas. Así era la vida en la Gran Ciudad.

Una chica especialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora