Parte 4: La clase de baile

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Jemma y yo nos mandamos varios mensajes durante la semana. Ella me había explicado que el evento más importante para las hermanas era el baile. Cada año organizaban un baile donde se ponían vestidos elegantes y podían tener alguna cita. Era la compensación de su padre por el hecho de que habían sido educadas en casa y no tenían un baile de graduación. 

Según Jemma, si yo conseguía que Julie fuera conmigo, el plan habría funcionado. Pero primero había que pasar las clases de baile. Tendrían una ese mismo sábado. Asique ese fue el día en que volví a la casa de las hermanas.

El mayordomo me dejó pasar de nuevo. Pero esta vez me acompañó hasta un enorme salón de baile con espejos y candelabros. ¿Estaba aún en la mansión, o en un castillo de alguna película? 

Los pretendientes de Julie se dividían para bailar con las hermanas, y una instructora de baile daba indicaciones. El que peor la pasaba era el que estaba con las trillizas, que no dejaban de hacer que se tropezara, saltando de un lado a otro. El chico, que había ido a bailar con Julie y terminó con las pequeñas, claramente se arrepentía de haber ido ese día.

Me acerqué a Jemma y comenzamos a seguir las indicaciones de la instructora. Para este punto, yo intuía que todos sabían cuál era la gemela que realmente me gustaba, pero no me importaba en ese momento. Jemma y yo éramos muy malos bailando, nos caíamos y nos chocábamos. Comenzábamos a reírnos y eso hacía enfadar a la profesora, era muy divertido. Casi me olvidé de que Julie estaba allí.

- No, no, no. Ustedes dos. De nuevo- nos gritaba la instructora- 5, 6, 7, 8 

Aplaudía para que sigamos el ritmo pero no tenía caso. Jacarandá lo hacía muy bien. Pensé que quizá el baile contaba como deporte. Pero se la veía algo incómoda con aquel chico. Johanne tampoco lo hacía nada mal, supongo que el oído para el canto es útil también al bailar. Y una de las trillizas, la que tenía una audición superior hacía bien un par de pasos cuando dejaba de molestar al pobre pretendiente desdichado de Julie.

Los demás simplemente fracasábamos en aquella tarea. Casi todos los pretendientes estaban frustrados por no poder bailar con Julie y las hermanas no parecían muy interesadas en ese evento.

- ¿Por qué están... así?- le pregunté a Jemma

- Porque no les importa. Solamente les importan los eventos que ellas organizan. El baile no sirve para mostrar sus poderes, ni les deja ninguna salida de esta casa. La idea de casarse no es el plan de casi ninguna.

- ¿Por qué quieren salir de una mansión? Digo, ¿no tienen todo aquí?

- Es complicado. No todas quieren irse, pero algunas simplemente quieren hacer su vida. Estar encerradas aquí es un privilegio, pero a veces no se siente de esa manera.

Comprendí que estaba hablando de sí misma y recordé que me dijo que quería estudiar algo relacionado con plantas. O eso había entendido yo.

Estar casi pegado a Jemma se sentía bien. Ella parecía cómoda y no dejaba de reírse. Era agradable verla así.

- ¡Los hombros más arriba!- le gritaba la instructora a Justine

- Ya me cansaste- le dijo Jacarandá y hubo un silencio en el salón- No podrías enseñar ni aunque tu alumno fuera un bailarín profesional. ¿Es tan difícil hablar amablemente? 

Jacarandá se acercaba a la instructora de manera desafiante.

- No funciona así en el mundo del baile, querida.

El tono de la profesora era tan calmado que me parecía espeluznante. Debo admitir que, al menos a mí, Jacarandá me asustaba un poco. Pero la instructora, que parecía tener más o menos la misma edad que ella, se veía lista para lo que sea.

- ¿Sabes que puedo cambiar de instructora si quiero, no? - la amenazó Jacarandá

- Me parece perfecto. Tú vas y te buscas otra. Yo seguiré con el resto de la clase

Jacarandá salió del salón echando humo. No le había gustado nada la forma en la que la instructora le hablaba a sus hermanas y tampoco que la haya enfrentado delante de todos.

El ambiente se puso tenso, y la instructora comenzó a dudar acerca de cómo seguir, cuando Elliot apareció por la puerta. Sí, mi amigo Elliot. Me saludaba con la mano y se acercó a Jemma y a mí.

- Le dije al viejo de la puerta que venía a verte a ti- me dijo sonriendo- y tú debes ser... Jemma. Un placer conocerte. Soy Elliot

Todos se nos quedaron viendo. Jemma parecía fascinada con el suceso

- ¿Amigo de Jake?- preguntó extendiéndole la mano 

- De toda la vida. Por eso no dude cuando me dijo sobre unas chicas viviendo en medio de Manhattan con poderes mágicos. Debía venir a acompañarlo, podía ser peligroso. Y él no es muy aventurero, ya te habrás dado cuenta 

Más tarde Elliot tendría serios problemas conmigo. A Jemma parecía divertirle como mi amigo se burlaba de mí 

- Si te unes a la clase- dijo la instructora- debes bailar. Vas con Justine 

Noté que el chico que la instructora apartaba del lado de Justine no era uno de los pretendientes de Julie, sino el chico que se encontraba en el otro cuadrado  en el evento de arquería, solitario como yo en el cuadrado de Jemma. ¿Sería Justine la que le gustaba? Si era así, acababa de perder la oportunidad de bailar con ella. 

Noté que Elliot se quedó mirando a Julie bailar con uno de sus pretendientes sin poder apartar la mirada. Me miró y me hizo señas preguntándome si era ella. Asentí. Con los labios dijo "wow" 

Sabía que él no intentaría nada con Julie, pero no podía culparlo por caer en sus encantos. Después de todo, su poder atraía así a la gente.

Luego de un rato la instructora nos ordenó descansar. Todos estaban exhaustos, incluso para hablar. Las hermanas se fueron del salón, dejando solo a los pretendientes y a mí. Me acerqué a Elliot. 

- ¿Estás loco? ¿Por qué viniste aquí? 

- Tenía que verlo con mis propios ojos. Tu historia loca. Hasta ahora no vi poderes, pero si están lindas. Entiendo por qué te gusta Julie, pero tranquilo. Es tuya. No creo que tenga ese "poder de atracción" que dices.

No entendía cómo a Elliot no le afectaba, pero me dejaba un poco más tranquilo. Él siempre conseguía lo que quería.

- Creo que prefiero a su hermana, con la que estaba bailando. 

- Lamento decirte que tienes competencia- dije indicando con la cabeza al otro pretendiente de Justine que nos miraba de reojo enfadado

- ¿Ese flacucho? Un par de días más y se habrá ido.

Yo no estaba tan seguro de eso.

- ¿Por qué no vas a buscar a Julie?- me susurró- todos están aquí, es el momento perfecto para tener un momento a solas con ella

Elliot tenía razón. Y yo no iba a decirle que me daba miedo perderme en aquel lugar, así que salí del salón.

Comencé a caminar por los largos pasillos. No quería abrir una puerta e invadir la privacidad de alguien, pero tampoco sabía a dónde me dirigía. Quise volver pero como era de esperarse, me perdí. En uno de los pasillos doblé a la izquierda y sin querer me encontré a Jacarandá. 

Por suerte, esta vez no me apuntaba con arco y flecha. Pero esta vez estaba seguro de que me asesinaría, porque la encontré besándose con la instructora de baile. Cuando notaron que las vi, la instructora salió corriendo. Dejándome solo con la hermana mayor.

Una chica especialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora