Parte 5: Ajedrez

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Jacarandá comenzó a llorar y reírse al mismo tiempo. Yo no entendía nada. No sabía si irme y dejarla allí o disculparme. Ella se sentó en el suelo.

- No quise interrumpir- dije y me aclaré la garganta 

- Asique ahora lo sabes. He pasado tanto tiempo en el armario y ahora tú, que llevas dos días aquí, lo sabes. Lo peor es que seguramente ella no volverá a hablarme ¿No es gracioso? 

- ¿Debería serlo?- dije confundido

Jacarandá se quedo en silencio mirando a la nada un momento. Quién sabe en qué debe haber estado pensando.

-Mira-le dije para calmarla. Además a mi no me estaba gustando ese silencio- yo no diré nada. Mi amigo Elliot es bisexual, solamente yo lo sabía. Fue así por muchos años. Entiendo que debe ser difícil para ti

-No tienes ni idea- negó con la cabeza- se supone que soy la heredera de la fortuna Thompson. Y mi padre ha dejado muy en claro su deseo de que nos casemos con algún hombre. Jamás comprenderás esa presión

- Quizá no- admití- pero aún así, no voy a meterme en tus asuntos. No le diré a nadie, ni siquiera a Jemma

- ¿Mencionas a Jemma antes que a Julie?- arqueó las cejas 

- Bueno, es mi amiga. Me imagino que se siente sola aquí, con todas ustedes, y ella sin poderes.

- ¿Sin poderes?- preguntó confundida- ¿De qué estas hablando? Ella...

No pudo terminar la oración porque Jemma apareció. 

- ¡Ahí estabas! Tenemos que volver a clase de baile, la instructora parece más enojada que de costumbre

Al igual que cuando nos encontró en el jardín, se quedo paralizada al ver a Jacarandá. Pero esta vez la veía con lágrimas en los ojos. Parecía preocuparse por su hermana mayor.

-¿Qué sucedió?

-Nada- se apresuró a decir la Jacarandá- estaba disculpándome con Jake por apuntarle con el arco el otro día

Se puso de pie, se sacudió su vestido y se fue. Jemma me miró confundida 

- Se estaba disculpando- confirmé- pero se puso algo... sensible. Creo que realmente se arrepiente 

- No importa- me dijo Jemma- debemos volver

Pensé que Jemma no quería saber mucho acerca de lo que sucedía. Quizá ya lo sabía.

 De nuevo en la clase, la instructora casi no se acercó a mí. Parecía no poder ni mirarme a los ojos y Jacarandá no volvió al salón. De todos modos nadie se dio cuenta. Jemma me dijo que volviera el martes para el siguiente evento,  mencionó que era uno de los que a Julie le aburrían, pero que ella me invitaba como amiga. Le prometí que iría después de clases. Elliot no tuvo tanta suerte con Justine.

Al salir mi amigo y yo fuimos caminando juntos. Las hojas del otoño cubrían todas las calles de Nueva York 

- Si todas tienen poderes- me decía Elliot- ¿cuál es el de Justine? 

- Ella puede hablar con animales, plantas. Seres vivos en general- le dije recordando las palabras de Jemma 

- Interesante- dijo él- ¿Crees que le agradaría Bruno? 

El siguiente martes, la clase del profesor Moreno se extendió más de la cuenta. Por eso, llegué mucho más tarde al evento, a pesar de que Elliot pasaba a buscarme con su auto. Al subirme al auto noté que llevaba con él a su perro Bruno.

- ¿De verdad? ¿Crees que con eso conseguirás algo?- le pregunté 

- Nadie puede resistirse a Bruno, mira su carita.

Una chica especialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora