Recordé la promesa que Bran le había hecho a Jemma. Debía impedir que sucediera. Pero no podría nunca yo solo, necesitaba ayuda.
Al día siguiente fui a la mansión y le pedí al mayordomo un favor. Necesitaba encontrarme con Jacarandá y Josephine sin que nadie lo supiera. El hombre me miro como si estuviera loco, pero accedió si yo le regalaba uno de los pasteles que hacía Jemma. No me gustaba aprovecharme de las ventajas de ser pretendiente de la hermana que cocinaba, pero no tenía alternativa. Por suerte para mí, había un pastelito en mi mochila que guardaba para más tarde.
Esperé en el teatro hasta que las hermanas aparecieron. Ambas susurraban entre ellas, preguntándose de qué se trataría esto.
- Hola- les dije intentando parecer simpático
- Jake- me dijo Jacarandá seria
- Hola- me dijo la más pequeña sonriendo. Al verla sin sus hermanas pude notar que no pasaba los diez años. Era fácil olvidar eso al verlas competir todo el tiempo.
- Quería hablar con ustedes: necesito su ayuda
- ¿Para qué?- preguntó la mayor, impaciente.
- Verán, a mi... me gusta Jemma
Jacarandá me miraba como si no terminara de entender, y Josephine estaba confundida
- ¿No deberíamos saber ya eso? Siempre estás en el lado de los pretendientes de Jemma- decía la pequeña
- No es tan simple, Josie- le explicaba Jacarandá
- No lo supe siempre- le dije- pero ahora lo sé. Quiero estar con ella, pero tengo un problema. Su otro pretendiente: Bran. Le prometió que si ganaba mañana el partido, le pediría ser su novia. Si eso pasa, no tendré otra oportunidad con ella
- ¡No!- gritó Josie
- ¿Y cómo ayudaríamos nosotras? - preguntaba Jacarandá
- Bueno, me preguntaba... ¿Juegas baloncesto?
La mayor entendió mi idea. Pero la más pequeña no parecía convencida
- ¿Qué ganamos si te ayudamos?- preguntó la última
- Yo si te ayudaré. No me desagradas tanto como creí
Jacarandá me guiñó un ojo. Miré a Josie y le dije:
- Una oportunidad para salir una noche- afirmé- conozco una puerta secreta. Pero deben prometerme que lo se lo dirán a nadie.
- Podemos salir por la puerta principal. Yo si tengo permiso de salir- me recordó Jacarandá. Supongo que no le gusto la idea de que le nombrara una vía de escape a una de sus hermanas más chicas.
Las dos hermanas accedieron a ayudarme. El jueves por la noche Jacarandá nos llevó al partido en su auto. Entramos a la cancha que estaba repleta de gente. Saludé a Elliot entre el público y pude ver a Jemma. Se había maquillado el rostro y tenía el cabello recogido. Casi no la reconozco. ¿Todo era por Bran?
Quedó sorprendida al verme con sus dos hermanas, a quienes claramente no esperaba ver.
- ¿Qué hacen aquí?- pregunto con cara de pocos amigos.
- Escapamos una noche- dijo Josie sonriendo y Jacarandá asintió
La niña pequeña se colocó en el centro de la cancha ( no tuvo problemas para pasar entre la multitud de porristas y jugadores, su tamaño le permitía moverse por todos lados) y comenzó a hablar por el micrófono:
- Damas y caballeros. Queda prohibido grabar este partido con cualquier dispositivo. Deben apagarlos, ahora. Una vez que termine, todos van a olvidar este evento. Solamente recordarán qué equipo fue el ganador. Salvo por Jake y Jemma. Y permitirán que una nueva jugadora se una: Jacarandá Thompson
ESTÁS LEYENDO
Una chica especial
Historia CortaAdentro había una habitación más grande que un departamento. En un sector había una mesa con un juego de té. La chica se sentó y me sirvió una taza. Me hizo un gesto con la cabeza para que me sentara. A este punto parecía que había entrado en una pe...