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༺ Castigo Físico (2) ༻

  [Has fallado, ¿dices?]

  "...Pido disculpas."   

  Al otro lado de la pantalla, el Papa parecía extremadamente perplejo.

  Después de todo, era la primera vez que hacía un informe así en los años que llevaba a su servicio.

  Una Gran Asesina había fracasado en su misión de dañar a un simple humano.

  A pesar de ser una misión relativamente fácil comparada con matarlo directamente.

  [...¿Puedo preguntar por la razón, Seras?]

  "Estaba... Mucho más bien vigilado de lo que esperaba, Su Santidad. Afortunadamente, mi identidad no se vio comprometida, pero creo que necesito algo de tiempo para trazar una estrategia."

  Seras respondió al Papa en la videollamada, sintiendo que se le secaba la boca.

  Era la primera vez que le mentía. Además, le dijo muchas mentiras a la vez.

  En aquel entonces, ella tuvo claramente la oportunidad de causarle algún daño serio a ese hombre. Después de todo, se había acercado bastante a él.

  Sus palabras acerca de que su identidad no estaba comprometida, y de que necesitaba algo de tiempo para elaborar una estrategia, eran completas y absolutas mentiras.

  Además...

  Cuando vio a ese hombre, sintió que una cierta sensación envolvía su cuerpo.

  Era la primera vez en su vida que sentía algo así.  

  "..."

  Seras jugueteó con sus dedos inconscientemente antes de bajarse más la capucha.

  La razón por la que hizo eso fue porque era consciente de que la expresión que estaba haciendo no era el tipo de expresión que debía mostrar al Papa.

  No sabía cuál era la causa, pero lo que sí sabía era que un asesino no debería tener esa expresión cuando está pensando en su objetivo.

  [...Realmente, es un hombre impredecible.]   

  Afortunadamente, el Papa aceptó sus palabras sin muchas sospechas.

  Parecía que la confianza que habían construido hasta el momento era suficiente para que él creyera sus mentiras.

  Aunque se sentía un poco culpable por ello, al final todo se resolvería siempre y cuando pudiera tratar con aquel hombre.

  A pesar de lo sucedido, su lealtad al Papa no había menguado lo más mínimo.

  [Avísame si necesitas algo, Seras].

  Dijo el Papa con una sonrisa compasiva.   

  [Que las bendiciones de los Celestiales sean contigo.]   

  Ella no pudo evitar estar de acuerdo con cada una de sus palabras.

  Seras inclinó la cabeza con reverencia.

  Era el legítimo sucesor que heredaba la voluntad de los Celestiales, el Apoderado de los Ángeles.

  La persona que estaba en la cúspide de la religión que la salvó de la "discriminación" que tuvo que sufrir a causa del Imperio.

  Esta era la persona a la que tenía que dedicar toda su vida.

  "..."

  Por eso...

Destinado A Ser Amado Por Las Villanas (Por Corregir)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora