138

321 62 0
                                    

༺ Problemas (2) ༻

  '...Qué aburrido'.

  Seras apenas reprimió un bostezo que amenazaba con escapar de sus labios.

  Como estudiante infiltrada en Elfante, no podía saltarse todas las clases, así que acababa teniendo que elegir unas cuantas a las que asistir. Ésa era en parte la razón por la que estaba sentada en ese aula escuchando las inútiles explicaciones del profesor.

  '¿Es ésta realmente la mejor institución educativa del Imperio?'

  Se había apuntado a esta clase avanzada con la esperanza de que al menos fuera interesante, pero el profesor que tenía delante no hacía más que repetir y repetir los conceptos básicos del Dominio del Poder Divino.

  Por supuesto, comparar su clase con la de Tierra Santa era demasiado duro, pero no pudo evitar darse cuenta de que el nivel de la clase era decepcionantemente bajo.

  Para alguien como ella, este nivel era una mera pérdida de tiempo. Pero, aún así tuvo que quedarse en esta academia.

  Debido a cierto hombre.   

  "-Así, el Poder Divino se subdivide en varios grados, empezando por las Gracias Básicas hasta los Milagros, siendo el grado más alto la Gracia del Ángel-"

  "..."

  La Gracia del Ángel, ¿eh?

  pensó Seras sin expresión, inclinando ligeramente la cabeza mientras reflexionaba sobre las palabras que salían de la boca del profesor.

  Era algo con lo que se había topado no hacía mucho.   

  "..."   

  Se le escapó un profundo suspiro.

  Al principio, pensaba ocuparse de él rápidamente antes de volver con el Papa, pero las cosas se habían complicado.

  Empezando por la misteriosa "palpitación" que sintió, hasta verlo interactuando despreocupadamente con los ángeles, los seres que eran considerados como Apóstoles de Dios por la Iglesia.

  "..."

  Y si esa interacción era genuina, sin trampas ni engaños...

  Entonces, ella absolutamente no podría dañar a ese hombre.

  Porque, según la doctrina, sólo aquellos con verdadera fe podrían hacer contacto con los ángeles.

  Pero eso implicaría que el Papa, la persona que le había ordenado hacer daño a ese hombre, poseía un defecto.

  '...¿Qué demonios está pasando?'   

  Sintió que le venía un dolor de cabeza mientras se frotaba la sien.

  Siempre fue una espina en el costado del Papa. Pero, cuanto más lo observaba, más extraño era...

  "...!"

  De repente, abrió los ojos. Sintió una extraña sensación cerca de su pecho.

  Algo que últimamente le ocurría con demasiada frecuencia.

  Cada vez que pensaba en él, aparecía esa sensación punzante.

  Sobre todo cuando intentaba "menospreciarlo" mentalmente.

  Qué significaba esto exactamente, no lo sabía.

  Lo que sí sabía era que había algo dentro de ella que le advertía que no hiciera eso.

  Que no menospreciara a ese hombre.

  Porque si lo hacía, se arrepentiría.

  Los sentimientos eran extrañamente similares a la sensación que la detuvo cuando trató de apuñalarlo antes. 

Destinado A Ser Amado Por Las Villanas (Por Corregir)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora