V.

912 79 21
                                    


120 d.C. King's Landing;

Of goodbyes and greetings.

Viserya abrió los ojos despertando de esa pesadilla. Ocasionalmente tenía malos sueños cuando vivía en el orfanato, soñaba que la dama la golpeaba, que alguien le robaba o incluso llegaba a soñar que volvía al burdel. Esos eran sus sueños habituales, sus pesadillas habituales. Pero ésto era diferente.

No era una pesadilla, tampoco era un buen sueño si se despertaba sudando y exaltada. Pero tenía una extraña sensación de comodidad en el pecho.

El mismo dragón, tan oscuro como la noche y de llameantes ojos verdes se aparecía y la rodeaba como un depredador a su presa, cada noche. Por extraño que pareciera, Viserya sentía que ya lo había visto antes, de algún lugar, en algún momento. Aunque lo cierto era que nunca había estado cerca de un dragón. Menos de uno negro y de ojos maliciosos.

Sus pensamientos pronto fueron ocupados por lo sucedido el día anterior, en el banquete. Cregan Stark había bailado con ella toda la noche. Pero lo que rondaba su mente eran las palabras tan dulces que el joven le susurró al oído, lo bien que olía, los murmullos de distintas conversaciones a lo lejos, los latidos de su corazón desbocado.

«Es la dama más bella que mis ojos hayan tenido el deleite de haber visto jamás. »

Viserya soltó inconscientemente un chillido, rodando por su cama con emoción. Justo en ése momento, Yara junto a Dyana iban entrando en la habitación, lo que causó sorpresa en ambas partes. La princesa tosió con falsedad recuperándose de la emoción y sin decir nada, les permitió ayudarla a prepararse.

Mientras le arreglaban el cabello pensó en lo que debía hacer en el día, jugando a su vez con el anillo de gema verde que tomó de su tocador. Pensó en su primo Aemond con quien había convivido muy poco los últimos días, pensó en su padre y en dónde estaba la noche anterior, pensó en su tío y en lo molesto que se veía cada que le preguntaban por su hermano. Por último sus pensamientos volvieron al lobo y en el poco tiempo que le quedaba en la capital.

Según le dijo durante sus conversaciones en el banquete, se irían a más tardar dos días después del festejo. Debía estar muy ocupado organizando sus cosas para el regreso a casa. Aunque si solo tal vez...

Recordó los pasillos y los grandes y pequeños salones dentro de la fortaleza que conectaban a su vez con el patio de armas mientras Dyana terminaba de acomodarle el broche en el cabello. Viserya la miró a través del espejo por un par de segundos que hicieron a la joven temblar, la princesa había notado lo tímida que era. Le sonrió amablemente y a cambio recibió una sonrisa nerviosa.

Cuando estuvo lista, salió de su habitación notando a ser Arryk parado junto a la puerta, lo ojeó con cuidado antes de saludar, obteniendo una respuesta cordial de su parte. Ya comenzaba a acostumbrarse a la sombra que la perseguía, a pesar de que estuvo ocupada con el festejo, podía notar la presencia de ser Arryk allá donde fuera. Excepto cuando se escapaba de sus lecciones, nisiquiera su escolta podía detenerla.

Con el paso de los días comenzaba a ser más sencillo para ella el moverse por la fortaleza, gracias al recorrido que le dió Aemond no le era difícil recordar por dónde ir hacia ciertos lugares. Su prioridad siempre era la cocina, donde había una fuente ilimitada de distintos dulces, y el Gran Salón, siempre lleno de distintas personas con distintas procedencias. Viserya podía pasarse horas en ése lugar únicamente observando. Además, entre tantas personas, a la Septa y al Maestre les era difícil encontrarla.

The dragon and the wolf. ━━ Cregan Stark. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora