Sirviéndose una copa de vino mientras tomaba asiento en su gran estudio se encontraba desvelándose un Hannibal, algo que últimamente se estaba volviendo su rutina, una rutina que comenzaba a mostrar sus efectos de la falta de las horas de sueño, de sentarse, esa consecuencia era un dolor en la espalda baja.-Peores dolores eh tenido. – Pensó mientras sacaba de un cajón, un cuaderno, de un color rojo sangre, pasando las hojas se podían observar dibujos detallados que el mismo hacía de las cosas que le parecían fascinantes, bellas, agradables de apreciar.
Llegando casi a las paginas en blanco, se detuvo en lo que ha estado usando su obsesionada mente, la razón por la que ahora ya no puede dormir, por la que había vuelto una parte de él que era desagradable, que era de temer, que era una parte de Hannibal Lecter que pocos habían conocido y algunos no volvieron aparecer en su vida. Una sonrisa torcida se asomaba en su rostro, acariciando delicadamente aquella hoja, los ojos le brillaban como un depredador apreciando a su próxima presa, sacó su lápiz dándole algunos acabados a aquel dibujo.
Desde que tiene memoria esta consciente de lo que es, un hombre que poco le importaba su entorno, donde el creía que nadie estaba a su nivel, en su mente todos eran humanos vacíos, sin pensamientos propios y superficiales. Según recuerda su padre le enseñó siempre ser mejor que todos, donde lo único que importaba era mantener el estatus que podía abrirte caminos que te daban poder y ese poder se tenía que usar con astucia, siempre tener un paso adelante, el poder de ser intocable, el que no lo puedas temer a nada.
Un poco triste a la perspectiva, pero cuando su padre le pegaba con su cinturón de cuero, cuando lo dejaba desnudo en las afueras de su casa en su natal Lituania, donde las temperaturas eran bajísimas, cuando muchas veces lo ofreció como un intercambio para obtener intereses sobre su poder, las veces que lo dejo abandonado en su mansión con la servidumbre que le tenían pena, la vez que su padre le puso una pistola en la cabeza a nada de apretar el gatillo.
De todas esas veces, Hannibal ya no le temía a nada, decía que el miedo era signo de debilidad, por eso los humanos eran tan inservibles, se aferraban a sentimientos que no necesitaban.
Sin embargo, aunque no fueran de su agrado las personas, se relacionaba con los que creía menos aburridos, los que ocultaban secretos igual que él, aquellos secretos que eran oscuros, sucios, turbios.
Después de analizar y recordar su pasado, deslizaba suavemente la punta del grafito por las facciones que dibujaba, soltó un suspiro mientras bajaba el lápiz, se recostó en su sofá, echando la cabeza hacia atrás, contemplando el techo.
El dolor de la espalda comenzaba a hacerse molesto, masajeo un poco el lugar afectado y se reincorporó, tomando aquella libreta donde acababa de terminar de dibujar al pequeño Will, sonrío orgulloso de su obra, cerró la libreta y la guardo. Se levantó acomodando la silla y el lápiz, perfectamente derechos, salió del estudio caminando a su cocina, donde lavo su copa de vino, la seco para después acomodarla en su estantería, se dirigió a su habitación donde abundaba la oscuridad, bajo la mirada hacia su muñeca donde su reloj reflejaba las cuatro de la mañana.
Camino al baño donde se despojó de sus prendas para darse un baño de agua fría, que desde que se volvió mayor han sido sus mejores aliados para apaciguar los dolores musculares que a veces surgían, después de su baño, se puso su pijama de seda para dejarse caer en su cama, estaba cansado más de lo habitual, sus días se estaban convirtiendo de pesados y eso no le agradaba, cerró los ojos intentando encontrar la razón.
En plena oscuridad se asomaban unos ojos azulados-verdosos, curiosos, encantadores, que parecían decir todo solo con verlos, aquellos ojos que lograban hipnotizarlo, hacerle que le faltara el aire, esos ojos que habían hecho a Hannibal volviera a sacar lo peor de él, de querer ser dueño de todo, de ser dueño de Will.
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You belong to me. [Hannigram]
Fiksi PenggemarUna curiosidad que se convirtió en obsesión.