Azulino debía mantener tranquila a Lunar. Fuera lo que fuese lo que estaba pasando, él no quería que ella entrara en su metamorfosis sintiéndose molesta o ansiosa.
—¿Por qué hay tantos guardias hoy?— Lunar le susurró a Azulino —¿No eran solo dos en la metamorfosis de Colespada?
—Oh, no lo recuerdo— dijo alegremente —Estoy seguro de que siempre hay tantos y simplemente nunca los notamos
—Hm—dijo dubitativa.
—¡Lunar!— Gritó Colespada, emergiendo del grupo y saltando hacia ellos. Sus escamas eran de color azul oscuro con un pequeño patrón de triángulos blancos a lo largo de su columna y hocico, y luego estaban moteadas por todas partes con manchas anaranjadas, como si alguien hubiera derretido una puesta de sol en un caldero y la hubiera arrojado a sus alas. Azulino siempre pensó en su amigo como uno de los Alas Sedosa más brillantes que había, brillante y reluciente, como lo había sido Colespada cuando se conocieron por primera vez en el hipódromo de la escuela hace cinco años. Pero últimamente Colespada siempre estaba cubierto de tierra, con astillas de madera atrapadas entre sus garras y enredadas en sus largos y elegantes cuernos.
Y con demasiada frecuencia tenía esa expresión: la mirada preocupada y sombría que era realmente lo último que Lunar necesitaba hoy.
—¡Feliz día de la metamorfosis!— le dijo Azulino, quizás un poco alto. Abrió significativamente los ojos hacia Colespada —¿No es esto emocionante?
—¿Estás bien?— Preguntó Colespada, recogiendo a Lunar en sus alas. Ella se inclinó hacia él como si hubiera estado volando durante días y él fuera la isla que había estado buscando. Él tomó una de sus garras delanteras con las suyas y una suave seda gris salió de su muñeca, envolviéndola suavemente alrededor de la de ella para unirlas.
—No puedo creer que estés aquí— dijo Lunar —Pensé que Saltaperico nunca te dejaría venir.
Colespada hizo una mueca.
—No lo hizo. Terminé todo mi trabajo y le pregunté- sí, de manera educada, Azulino, lo prometo- y aun así dijo que no— Se encogió de hombros
—Así que me escabullí cuando él no estaba mirando—La idea de "cortesía" de Azulino tendía a ser bastante diferente de la de Colespada... pero Azulino había conocido al jefe de Colespada una vez y no le sorprendió en absoluto que Saltaperico hubiera intentado evitar que Colespada asistiera a la metamorfosis de Lunar. La jefa de Manchiplateada lo haría por despecho; Lo más probable es que Saltaperico dijera que no porque todavía estaba tratando de enseñarle a Colespada obediencia y buen comportamiento.
Si Colespada dejara de buscar peleas con Alas Colmena y de expresar opiniones impopulares por todas partes, pensó Azulino, tal vez las figuras de autoridad se molestarían un poco con él y su vida sería un poco más fácil.
—Oh, Colespada— dijo con tristeza —Vas a tener muchos problemas—
—No importa. Esto es más importante— Colespada giró la palma de Lunar hacia arriba y frunció el ceño ante las brasas brillantes bajo sus escamas
—Guau.—¿Te parece extraño?— Lunar dijo ansiosamente.
—Claro que no— dijo Azulino —Estás totalmente bien.
—Recuerdo un poco de luz por donde sale mi seda, pero no tan brillante— dijo Colespada, pisoteando por completo los esfuerzos de Azulino por calmar a Lunar —No estoy... no estoy seguro de que esto sea normal. Īo, ¿Has visto algo como esto antes?
Se volteó hacia su hermana cuando ella se acercó para unirse a ellos. Directamente detrás de ella estaba la madre de Azulino, Pimpinela, quien pasó junto a los demás para darles rápidos abrazos a Azulino y Luna.
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Alas de Fuego #11: El Continente Perdido
FantasíaTodo está a punto de cambiar. Azulino el Ala Sedosa es feliz. La vida en su colmena es segura; ama a su familia; tiene suficiente para comer. Y Pantalla ha estado en paz por lo que recuerda - Alas Sedosas y Alas Colmena viven y trabajan en armonía...