⚝𝒸𝒶𝓅𝒾𝓉𝓊𝓁𝑜 𝟧

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Los días pasaban, la relación entre Bakugou y Uraraka continuaba evolucionando de una manera que ninguno de los dos podía definir con precisión. Aunque no habían abordado directamente el tema de lo que tenían entre ellos, su conexión era innegable. Durante sus entrenamientos, seguían desafiándose mutuamente con la misma intensidad y determinación, pero ahora también compartían momentos de complicidad y camaradería. Hablaban con naturalidad, entendiendo el lenguaje no verbal del otro de una manera que solo ellos podían comprender. Bakugou sabía que tenía sentimientos por Uraraka, pero no sabía cómo etiquetarlos. No era solo amistad, pero tampoco era amor en el sentido convencional. Era algo más, algo que trascendía las palabras y las definiciones. O eso quería aparentar ver él, no quería enamorarse, no estaba en sus planes ni a largo plazo ni a corto. Una mierda era estar confundido y más si se trataba de la compañera de entrenamientos que tenía frente a él todas las tardes.

Ahora lo estaban, acababan de terminar el entrenamiento, pero la plática que tenían se había remplazado por un silencio que no sabían ni que decir, las miradas estaban en el piso, las paredes, pero a los contrarios la mirada no resistía ni un segundo. Ochako de vez en cuando intentaba abrir la boca para decir algo más de esta no salía nada. Por otro lado, Bakugo estaba pensando miles de cosas, su mente se definía con un claro remolino, odiaba quemarse la cabeza y mas si era por una chica. Sin embargo, con el paso del tiempo, una tensión subyacente comenzó a surgir entre ellos. Cada interacción se cargaba de una energía casi palpable, como si una tormenta estuviera a punto de estallar. Sus conversaciones, antes fluidas y naturales, ahora a veces se veían interrumpidas por largos silencios llenos de una expectación contenida. Los momentos de complicidad eran ahora sombras de lo que solían ser, cada sonrisa y mirada cargada de significados ocultos y preguntas sin respuesta. Bakugou, siempre el primero en lanzarse al combate, encontraba difícil iniciar una conversación sincera sobre lo que sentía. Su orgullo y su naturaleza combativa le impedían mostrarse vulnerable, temiendo lo desconocido que podría surgir al abrirse a Uraraka. Por su parte, Uraraka sintió una creciente ansiedad. Sabía que algo estaba cambiando entre ellos, algo que no podía seguir ignorando. Sus propios sentimientos eran un remolino de confusión y deseo, deseando claridad, pero temiendo las posibles repercusiones. El ambiente entre ellos se volvía cada vez más tenso. Durante un entrenamiento particularmente intenso, Bakugou cometió un error que normalmente no haría. Uraraka, siempre perceptiva con las actitudes y situaciones en las que el rubio se veía incluido, lo notó al instante.

Un día, mientras reconocían el equipo después de un largo entrenamiento, sus manos se rozaron accidentalmente. Ambos se quedaron congelados por un segundo que pareció eterno, incapaces de moverse o decir algo. La electricidad de ese contacto involuntario fue como un choque, amplificando la incomodidad ya presente. Cada interacción posterior se volvía más complicada, cargada de una mezcla de emociones no expresadas. Bakugou intentaba mantener su fachada de dureza, pero incluso él no podía evitar sentirse afectado por la creciente tensión. Uraraka, por su parte, luchaba contra el deseo de entender lo que realmente estaba sucediendo entre ellos, sintiendo que cada día se alejaban más de la amistad sencilla que alguna vez compartieron.

Bakugou, siempre el primero en lanzarse al combate, encontraba difícil iniciar una conversación sincera sobre lo que sentía. Su orgullo y su naturaleza combativa le impedían mostrarse vulnerable, temiendo lo desconocido que podría surgir al abrirse a Uraraka. Por su parte, Uraraka sintió una creciente ansiedad. Sabía que algo estaba cambiando entre ellos, algo que no podía seguir ignorando. Sus propios sentimientos eran un remolino de confusión y deseo, deseando claridad, pero temiendo las posibles repercusiones. La atmósfera entre ellos se volvió un campo minado, donde cualquier palabra o gesto podía desencadenar una reacción inesperada. Ambos sabían que algo tenía que cambiar, pero ninguno de los dos sabía cómo dar el primer paso para romper ese incómodo silencio que los separaba.

Flechazo🏹💘 KacchakoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora