Negen

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Emilian se encontraba en la exclusiva zona vip del club, rodeado de omegas que se movían al ritmo de la música, lanzando miradas seductoras en su dirección, liberando sus esencias para atraer a su presa seleccionada, alzando sus diminutas prendas ...

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Emilian se encontraba en la exclusiva zona vip del club, rodeado de omegas que se movían al ritmo de la música, lanzando miradas seductoras en su dirección, liberando sus esencias para atraer a su presa seleccionada, alzando sus diminutas prendas para exponer mas piel. El aire estaba cargado de feromonas y excitación, pero el magnate mas aclamado de Eclypon parecía ajeno a todo esto. Sus ojos estaban fijos en la pantalla de su teléfono, sus dedos se movían rápidamente sobre el teclado virtual. Hasta que siente un codazo amistoso por parte de Carlos.

– oye, Max ¿A quién tanto le escribes? Hay un montón de omegas aquí que morirían por tu atención – dice Carlos, señalando a la multitud – literalmente hay modelos top globales mirándote con deseo y ya rechazaste a ocho.

El magnate levanta la vista de su teléfono, una sonrisa se dibuja en sus labios.

– estoy hablando con Sergio – dice, su voz mezclándose con la música del club. Gira su teléfono hacia Carlos,mostrándole lapantalla.

En ella, se ve la imagen de un joven omega de aspecto un poco desaliñado, con el cabello ligeramente despeinado y una sonrisa en los labios. Está sentado en un sofá, sosteniendo un control de videojuegos y mirando a la cámara.

Carlos observa la foto y luego mira a Max, notando el brillo en sus ojos y la forma en que sus dedos acarician suavemente el borde del teléfono. Una sonrisa conocedora se dibuja en su rostro.

– vaya, vaya – dice Carlos, dándole otro codazo amistoso al magnate – ese omega te tiene mal, ¿Eh? Ya te perdió el miedo

Maxasiente, sin poder ocultar su sonrisa.

– apenas unas semanas – admite – le di su espacio y su tiempo. Ahora... No para de hablar y eso me encanta.

Carlos ríe suavemente, sacudiendo la cabeza.

– se nota, amigo. Nunca te había visto tan enganchado con el teléfono.

Carlos, aún sonriendo, observa a Max teclear en su teléfono. De repente, un recuerdo parece cruzar por su mente y su sonrisa se vuelve un poco más pícara.

– sabes – continúa inclinándose un poco más cerca del rubio para hacerse oír por encima de la música – ni siquiera a Lando le respondías los mensajes así de rápido. Siempre tenía que llamarte para que le hicieras caso.

Al escuchar el nombre deLando, el cuerpo del alfa se tensa visiblemente. Sus dedos se detienen sobre la pantalla del teléfono y su expresión se vuelve seria, casi incómoda.

– Carlos – dice Max, su voz baja – no lo menciones, por favor.

Carlos, notando el cambio repentino en el ambiente, levanta las manos en un gesto conciliador. Sin embargo, la curiosidad parece ganarle y no puede evitar preguntar:

– ¿Él lo sabe?

El magnate desvía la mirada.

– no – responde con firmeza – y nunca se lo diré.

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⏰ Última actualización: Oct 10, 2024 ⏰

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