Crimen en el Anillo: Mafia, Circo y el Baile con la Muerte

Capítulo 2: ⋟La Trampa se Cierra⋞

La mañana siguiente al macabro "regalo" de Bastian, Laurel estaba de pie frente a la ventana de su despacho, observando la ciudad despertar bajo un cielo gris. Las calles comenzaban a llenarse de gente, ajena al oscuro submundo que operaba entre las sombras. Maximiliano entró en la habitación, su presencia tan sólida y confiable como siempre.

—Los preparativos están listos —dijo él, cerrando la puerta detrás de él—. Bastian vendrá esta noche para discutir los términos del trato en detalle.

Laurel asintió, sin apartar la vista del panorama urbano.

—Bien. Asegúrate de que la seguridad sea máxima. No podemos permitirnos errores.

Maximiliano se acercó, su rostro serio.

—Sabes que no confío del todo en él, Laurel. Es un hombre peligroso y su circo es un pozo de oscuridad.

Laurel se giró para mirarlo, su expresión imperturbable.

—Lo sé, Maximiliano. Pero en nuestro mundo, todos somos peligrosos. Bastian necesita nuestra protección y nosotros necesitamos sus recursos. Es un intercambio que puede beneficiarnos a ambos. Además, si se vuelve un problema, sabremos cómo manejarlo.

Maximiliano asintió, aunque su preocupación no desapareció del todo.

—¿Y qué hay de Castiel? Los rumores dicen que está más cerca de descubrir la verdad.

Laurel sintió un pinchazo en el corazón al escuchar el nombre de su antiguo amor. Castiel había sido una parte importante de su vida, pero ahora era una amenaza.

—Castiel es astuto, pero también tiene puntos ciegos. Lo manejaremos como siempre lo hemos hecho. Mantendremos nuestra identidad en secreto y estaremos un paso adelante, no podemos dejarnos ganar ante el... Ante la policía.

Esa noche, el Circo Luna Morada se preparaba para otra función. La carpa principal era un hervidero de actividad, con acróbatas ensayando sus rutinas, magos perfeccionando sus trucos y los payasos ajustando sus disfraces. Bastian, con su carisma y destreza habituales, daba las últimas instrucciones a sus artistas. Pero su mente estaba dividida entre el espectáculo y la inminente reunión con la mafia.

La carpa del circo se llenó rápidamente de espectadores emocionados, todos ajenos a las oscuras transacciones que se cocían tras bambalinas. En medio de la multitud, destacaban figuras reconocidas como empresarios que disfrutaban de la extravagancia del circo sin sospechar lo que ocurría tras el telón.

Uno de los patrocinadores más importantes de Bastian, Henry White, un influyente empresario de una corporación de tecnología, estaba entre los asistentes. Henry creía firmemente en la misión "familiar" del circo, una fachada que Bastian había perfeccionado con maestría. A los ojos de Henry y del público general, Bastian era un hombre bondadoso, dedicado a llevar alegría y magia a las vidas de los niños.

—Henry, es un placer verte nuevamente —dijo Bastian con una sonrisa radiante mientras saludaba al empresario.

—El placer es mío, Bastian. Siempre es un deleite ver el espectáculo —respondió Henry, devolviendo la sonrisa—. Este circo es una joya en la comunidad, y me enorgullece apoyarlo.

Bastian mantuvo su expresión amable, ocultando cualquier rastro de la oscuridad que realmente permeaba su circo. La doble vida que llevaba era un acto de equilibrio constante, y mantener a Henry y otros patrocinadores en la oscuridad era crucial para su operación.

Mientras Bastian conversaba con Henry, uno de sus hombres se le acercó discretamente y le susurró al oído.

—Bastian, los invitados especiales han llegado.