De Vuelta al Penthouse
Después de dejar el apartamento de Castiel, Laurel se dirigió a su lujoso penthouse en el centro de la ciudad. La noche había sido un torbellino de emociones y su mente seguía enredada en la confusión y el cansancio. Al llegar a su oficina, encontró a Maximiliano esperándola con una expresión curiosa.
—Así que Castiel te encontró borracha... interesante manera de pasar la noche. ¿Volverán a... ya sabes? —comentó Maximiliano con una sonrisa paternal, alzando una ceja con picardía.
Laurel bufó, dejándose caer en una silla frente a él. Sus dedos tamborileaban en el brazo de la silla, reflejando su frustración.
—No empieces, Max. Sabrina y su actitud me ponen de mal humor. Y luego tener que lidiar con Bastian... Estoy cansada de esto.
Maximiliano la observó, su sonrisa suavizándose.
—Bastian no parece un problema grave. Solo asegúrate de mantenerlo a raya. Sabes que nuestra prioridad es que no descubra quién eres realmente.
Laurel apretó los labios, sus ojos reflejaban la tensión interna que sentía.
—Lo sé. Es solo que... no entiendo cómo alguien tan impredecible como él puede ser útil. Es un cirquero, por Dios.
Maximiliano se inclinó hacia adelante, su tono se volvió más serio.
—A veces, los peones más caóticos son los que crean las distracciones necesarias. Bastian es un espectáculo en sí mismo, y su falta de control puede ser su mayor utilidad. Mantén la calma y juega tu papel.
Laurel suspiró, sabiendo que tenía razón. A pesar de la frustración que Bastian le causaba, no podía permitirse bajar la guardia. Su fachada como Laurel Von Richter era su mayor defensa, y cualquier debilidad podía ser explotada.
—Está bien, Max. Mantendré la calma... aunque no me hace menos difícil soportarlo —murmuró, cruzando los brazos y recostándose en la silla.
Maximiliano sonrió con complicidad, su mirada reflejaba la confianza que tenía en ella.
—Esa es mi chica. Ahora, deberías descansar. Tienes un largo día por delante.
Laurel asintió, sabiendo que el descanso era lo que más necesitaba. Mientras se levantaba para dirigirse a su habitación, su mente seguía procesando las complejidades de su vida doble y las figuras que la rodeaban.
Explorando a Bastian
En el Circo Luna Morada
Bastian se despertó más tarde de lo habitual, su mente aún ocupada por el encuentro con Laurel Von Richter. El sol se filtraba a través de las cortinas de su remolque, iluminando los recortes de prensa y los diagramas que cubrían su escritorio. Se frotó los ojos y se levantó, decidido a descubrir más sobre la mujer que había captado su atención.
Se acercó a su computadora y continuó investigando sobre los Von Richter. La familia era conocida por su riqueza y su influencia, pero Laurel se destacaba por su apariencia inusual y su aparente desinterés en los círculos sociales habituales.
—¿Cómo una mujer como ella puede ser tan accesible? —se preguntaba en voz alta, navegando por los resultados de búsqueda.
De repente, un artículo llamó su atención. Una foto de Laurel con su cabello blanco, rodeada por una multitud de magnates en una inauguración de un hotel en Mónaco. Parecía natural en ese entorno, pero algo en su expresión le recordó a alguien más. Bastian cerró los ojos, tratando de conectar los puntos.
El sonido de su teléfono lo sacó de sus pensamientos. Era otro mensaje de Laurel, disfrazada como la secretaria de Maximiliano:
Mensaje de Laurel: "Cambio de planes. El cargamento debe ser entregado en la bodega de la Calle 42 a medianoche. Mantén un perfil bajo. —Laurel."
Bastian frunció el ceño, molesto por el cambio repentino. Se levantó y se vistió, preparándose para otro encuentro con el submundo del crimen. Mientras se miraba en el espejo, la imagen de Laurel seguía rondando su mente. Algo en ella no encajaba, y la sensación de familiaridad era una espina constante.
En el Muelle
La noche era fría cuando Bastian llegó al muelle, esta vez vestido de manera más discreta para evitar llamar la atención. Los operarios trabajaban en silencio, y el ambiente era tenso. La bodega de la Calle 42 era conocida por su uso en actividades ilícitas, y Bastian sabía que debía manejar la situación con cautela.
Se acercó al encargado, un hombre con cicatrices en el rostro y una expresión severa.
—¿Todo listo? —preguntó Bastian, manteniendo su tono bajo.
El hombre asintió, señalando hacia las cajas apiladas en la bodega.
—Todo está aquí. Solo asegúrate de que llegue al destino sin problemas. No queremos errores.
Bastian asintió, supervisando la carga. Mientras los hombres trabajaban, su mente seguía enfocada en la enigma de Laurel. Cada movimiento de los operarios era una distracción, pero su verdadera preocupación estaba en la mujer de cabello blanco que parecía ocultar más de lo que mostraba.
En el Departamento de Castiel
Laurel despertó en su cama, los primeros rayos del sol colándose por las ventanas. Se estiró, su cuerpo aún cansado por la noche anterior. Los eventos del día anterior seguían frescos en su mente, y la confusión sobre su interacción con Castiel la inquietaba.
Se levantó y se dirigió al baño, tratando de sacudirse la sensación de incomodidad. El encuentro con Castiel había revivido antiguos sentimientos y la complicación de su vida como líder de la mafia hacía que todo fuera más difícil de manejar.
Cuando salió de la ducha, encontró su teléfono vibrando en la mesita de noche. Un mensaje de Maximiliano la esperaba.
Mensaje de Maximiliano: "Reunión a las 10 a.m. Necesitamos discutir la situación con Bastian y el cargamento. —Max."
Laurel suspiró, sabiendo que su día estaría lleno de decisiones difíciles y maniobras estratégicas. Mientras se vestía, su mente seguía dividida entre su rol como líder de la mafia y su fachada como Laurel Von Richter.
La Confusión de Bastian
En el Circo Luna Morada
Bastian regresó al circo al amanecer, su mente aún ocupada por la interacción con Laurel y el encargo en el muelle. Se sentó frente a su computadora, decidido a desentrañar el misterio de la mujer de cabello blanco.
Mientras revisaba los artículos y las fotos de los Von Richter, un pensamiento se cruzó en su mente. La manera en que Laurel le había hablado, su aparente desdén y su actitud altiva... era similar a alguien que conocía en el submundo del crimen. Pero no podía colocar el dedo en quién era.
—¿Por qué siento que la conozco? —murmuró, navegando por las imágenes y los artículos.
El sonido de un mensaje entrante en su teléfono lo hizo saltar. Era de nuevo Laurel, con otro encargo para supervisar.
Mensaje de Laurel: "Nuevo cargamento en la Bodega 17 esta noche. No faltes. —Laurel."
Bastian suspiró, cerrando su computadora. La sensación de inquietud crecía, y sabía que su relación con la mafia y con Laurel estaba volviéndose más complicada de lo que podía manejar. Se levantó, preparándose para otra noche en el submundo, mientras su mente seguía enredada en la maraña de secretos que lo rodeaban.
Mientras Laurel lidiaba con su doble vida y sus complicadas relaciones, Bastian buscaba respuestas sobre la enigmática mujer que había conocido. Castiel, por su parte, enfrentaba sus propios demonios internos mientras intentaba encontrar la verdad en un mundo lleno de oscuridad. Los días siguientes prometían revelar más misterios y tensiones, con cada uno de ellos acercándose más a un destino incierto y peligroso.
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Crimen en el Anillo: Mafia, Circo y el Baile con la Muerte
RandomEn las sombras de una ciudad envuelta en secretos y corrupción, la mafia controla los hilos del crimen, mientras que un circo aparentemente ordinario esconde un oscuro y siniestro espectáculo detrás de sus telones. En el corazón de esta intrincada r...