El evento benéfico seguía en pleno apogeo en el Hotel Grand Sapphire. Laurel, habiendo concluido la importante reunión con el director del banco, se mezcló nuevamente entre la élite de la ciudad. Las conversaciones sobre arte, negocios y filantropía millonaria llenaban el aire, acompañadas por el suave tintineo de copas de champán.
Mientras se desplazaba por la sala, Laurel no pudo evitar sentir una mezcla de satisfacción y precaución. Habían asegurado un aliado crucial, pero la noche aún no había terminado, y siempre había riesgos en este tipo de eventos.
Castiel se encontraba cerca de la barra, con su copa en la mano mientras la agitaba suavemente , su figura alta y atlética destacando entre los demás invitados. Había estado observando a Laurel desde lejos, sus pensamientos una mezcla de recuerdos y preocupaciones. Decidió acercarse, su curiosidad y algo más profundo empujándolo hacia ella.
-Señorita Von Richter, ¿me concede este baile? -dijo Castiel que dejo la copa a uno de los meseros, extendiendo una mano con una sonrisa que apenas ocultaba su cautela.
Laurel levantó la vista, encontrando sus ojos con los de Castiel. Por un momento, se permitió recordar el tiempo que habían compartido, cuando todo parecía más simple. Pero esos días habían quedado atrás, y ahora cada interacción era un juego de poder y secretos.
-Por supuesto, Castiel. Sería un honor -respondió ella, aceptando su mano.
Se movieron hacia la pista de baile, las luces suaves y la música creando un ambiente casi irreal. Mientras giraban y se movían al ritmo de la música, Castiel no pudo evitar notar la elegancia y el control con el que Laurel se manejaba. Era una mujer que había cambiado desde la última vez que estuvieron juntos, y él estaba decidido a entender por qué.
-Pareces más ocupada que nunca -comentó Castiel, tratando de mantener la conversación ligera aunque su curiosidad era palpable-. ¿Cómo va la vida de una heredera?
Laurel sonrió, una sonrisa que no llegaba a sus ojos.
-Los negocios siempre están en movimiento. Nuevas adquisiciones, reuniones interminables... Ya sabes cómo es.
Castiel asintió, sus ojos buscando algo más en la expresión de Laurel.
-Debe ser difícil manejar tantas responsabilidades. Aunque siempre has sido impresionante en eso.
Laurel sostuvo su mirada, sabiendo que cada palabra debía ser cuidadosamente medida.
-Gracias, Castiel. La vida tiene sus desafíos, pero también sus recompensas.
El baile continuó, una danza de palabras y movimientos. Castiel intentaba descifrar los secretos que sospechaba escondía, mientras Laurel mantenía su fachada impecable. Al terminar la pieza, ambos se detuvieron, una tensión palpable entre ellos.
-Ha sido un placer verte nuevamente, Castiel -dijo Laurel, inclinando ligeramente la cabeza.
-El placer es mío, Laurel. Espero que podamos hablar más a menudo -respondió él, con una sonrisa que mostraba tanto calidez como sospecha.
Laurel asintió antes de alejarse, sintiendo los ojos de Castiel siguiéndola. Sabía que él era una amenaza potencial, alguien que podría desentrañar sus secretos si no era cuidadosa.
De regreso al Circo Luna Morada, Bastian se enfrentaba a sus propios desafíos. La segunda función había concluido, dejando una atmósfera pesada y tensa. Los asistentes adinerados, complacidos por el espectáculo grotesco, se retiraban, dejando atrás una sensación de inquietud y peligro.
Henry White, el patrocinador del circo, se había acercado nuevamente a Bastian, todavía curioso por la segunda función.
-Bastian, tengo que decir que el espectáculo familiar fue magnífico. Pero he oído rumores de una segunda función más... exclusiva. ¿Por qué no fui invitado? -preguntó Henry, su tono amistoso pero inquisitivo.
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Crimen en el Anillo: Mafia, Circo y el Baile con la Muerte
RandomEn las sombras de una ciudad envuelta en secretos y corrupción, la mafia controla los hilos del crimen, mientras que un circo aparentemente ordinario esconde un oscuro y siniestro espectáculo detrás de sus telones. En el corazón de esta intrincada r...