3. Capítulo Tres

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Una conversación casual se abrió camino dentro del auto de Lisa.

¿Cómo fue el viaje? ¿Es tu primera vez en Corea? ¿Qué tal el servicio de comida del avión? ¿Qué edad tienes? ¿A qué universidad vas? ¿Qué carrera estudias? entre otras cosas triviales que aliviaron la incógnita inicial. Lograron sentirse un poco más cómodos al hablar de Jimin como disparador. Las preguntas se volvieron naturales y curiosas.

Las risas espontáneas dieron inicio con las imitaciones de Jungkook para con su primo y todo comenzó a fluir con naturalidad. 

—Es bonito que sean tan cercanos, como amigos. —habló Lisa — Soy de Tailandia, tengo primos allí y somos cercanos pero hay diferencia de edades o muy jóvenes o muy grandes. Cuando vine aquí hice amigos de mi edad y es bonito compartir cosas que nos pasan y que el otro puede entender sin tanta explicación, solo porque estás en el mismo momento.— explicó.

—Jimin es mi mayor sostén aunque a veces sea fastidioso, es como un hermano, amigo y padre a la vez. Es un gran tipo. —contestó con sinceridad.

—Es genial. Lo conocí por medio de Tae.—dijo Lisa.

—¿Taehyung Kim?—preguntó. Lisa asintió.—Es amigo de Jimin desde niños. Lo he conocido pero no logramos hablar mucho pues mi coreano es malo y su inglés no era lo mejor.—rieron.

—¿Puedo preguntar algo? —preguntó Lisa. Asintió.

— ¿Por qué no hablas Coreano? —indagó mirando al frente.

—Mis padres son coreanos americanos de lo más relajados que puedas imaginar. —sonrió — Nunca me acostumbraron a hablar el idioma porque trabajaban mucho y en ese entonces mi niñera era la que estaba más conmigo, tampoco me hicieron ir a una escuela coreana ni eran religiosos como para poder interactuar con otros coreanos. Jimin era mi raíz más coreana, pero como deseaba aprender inglés nos comunicamos así. Por eso fuí dejando de lado esa lengua y la necesidad de uso. Solo tengo cosas básicas para hablar con mis abuelos y tíos. —explicó.

—Entiendo. —habló Lisa. 

—Igual estoy intentando ponerme al día con esa deuda. No le dije a Jimin pero este tiempo que me quedo me he inscrito a una academia aquí para aprender correctamente la lengua, más si quiero conseguir empleo seguro. —confesó.

—Eso es genial. —animó Lisa.

—Puedo preguntar algo...— Lisa asintió— ¿Vas o vienes de una fiesta?—dijo Jungkook.

—Esta es la nueva tendencia para recibir a visitantes.—bromeó.

—Oh...—Jungkook no supo qué contestar avergonzado por su desafortunado comentario.

Lisa comenzó a reír por su ingenuidad.

—Es broma, no pensé que lo creerías.—dijo entre risas —De verdad eres menos coreano que yo— agregó entre risas.

— No te burles de mi poca conexión con mis raíces.— acusó Jungkook riendo y Lisa lo siguió.

Para Jungkook esa chica le causaría dolores de cabeza  — de los buenos —de esos que te genera tanto sonreír. Ser genuinamente feliz.

🌷

Continuaron platicando sobre la cultura coreana, sobre los gustos que atrajeron a Lisa a caer en Corea, y entre burlas Lisa terminó recomendando infinitas novelas al chico para aprender y para conocer su amor por su país. Continuaron conversando sobre cómo Jungkook había tomado la decisión drástica de volver al país y aventurarse a buscar un futuro prometedor.

Nuevamente los rumbos de la conversación derivaron a la similitud en sus gustos. 

— Voy a una fiesta sorpresa para mi mejor amiga Jennie, es novia de Taehyung. Él organizó todo, por eso la ropa.—explicó.

—Oh, si. Los he visto en fotografías con Jimin.— dijo —Aunque a tí, nunca.—mencionó.

Lisa sonrió.

—En realidad soy la que toma las fotografías que ellos postean.—mencionó.—El colmo de los fotógrafos ¿no? —bromeó.

—Eres LAPHO ¿no?— asintió.—Siempre veo el pie de foto en las fotografías de Jimin. Eres genial, sigo tu cuenta hace tiempo.—dijo algo emocionado.

Lisa encontró adorable ese destello en su mirada.

—¿De verdad?— asintió — No buscaba tener tantos seguidores cuando cree la cuenta pero algunas personas que me pedían sesiones comenzaron a mencionar mi cuenta y fui agregando los trabajos en algún momento se volvió grande.— alzó los hombros.

—¿Te gusta lo que haces?— indagó.

—En realidad me apasiona, es mi lugar en el mundo sentir que puedo generar la atmósfera.—explicó.

Jungkook pudo sentirse atravesado por ese sentimiento.

—También estoy en artes, en producción, vídeos, y todo ese mundillo.—mencionó.— Comprendo ese sentimiento, es poderoso poder crear algo que quieres que todos puedan ver, algo que solo estaba dentro. Cómo mostrar tu cerebro de alguna manera.—añadió.

Lisa asintió y por primera vez en mucho tiempo algo la hizo sentir emocionada como una adolescente mirando a su artista favorito. Una nueva emoción se estaba despertando pero no podía describirla como tal. Pero era reconfortante esa sensación de confort.

Continuaron hablando de arte, y de todas las cosas que descubrieron que tenían en común. Compartían mucho más de lo que hubiesen creído como si fueran la misma persona pero ubicada en otra parte del mundo. Lastimosamente el viaje se hizo demasiado corto para las muchas ganas que tenían de seguir hablando.

—Aquí es.— estacionó el auto frente al departamento de Jimin en donde algunas veces se reunieron con el grupo.

— Gracias por pasar por mi fue agradable pasar tiempo contigo, me he quedado prendado de la charla.— dijo con gusto amargo, pues a Jungkook no le hacía gracia perderla de vista desde el minuto cero en que la vio.

Lisa sonrió y sintió igual sin decirlo. Él era encantador y muy buen conversador, algo extraño estaba en el aire y sabía que se arrepentiría si no daba un paso, aún cuando las banderas rojas le gritaban "badboy" en todos lados.

— Gracias por el aventón y la magnífica compañía, que pases una buena noche. —dijo Jungkook desde la ventana del auto.— Espero que nos volvamos a ver pronto.— soltó con ilusión. 

Lisa sonrió y asintió.

Dudó pero finalmente salió del auto anticipando lo tonta que iba a sentirse luego o por quizás arrepentirse de lo que estaba apunto de decir.

—¿Quieres venir conmigo?—soltó con un tono de voz alto para que Jungkook la escuchara antes de atravesar la puerta.

La vió sorprendido por el grito, pero en cuanto notó lo avergonzada que se tornó de repente, sintió dentro de su estómago un aleteo pues ella le parecía adorable. 

—Si.—contestó sin dudar, aunque lo que más deseaba era decirle "a donde sea contigo".

Ambos tenían la comisura de sus labios elevada y las mejillas acaloradas. Pero internamente estaban saltando de felicidad, pues esa historia recién empezaba y ellos no tenían idea.

 Pero internamente estaban saltando de felicidad, pues esa historia recién empezaba y ellos no tenían idea

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Gaby :)

Una mente soñadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora