11. Capítulo Once

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El ambiente era amigable entre el grupo de cinco jóvenes que hablaban de la vida y bromeaban sobre banalidades. Las risas desplazaron el cansancio de una larga noche, tanto así, que no se percataron de que ya eran las ocho de la mañana.

Como siempre, Jisoo obligaba a los demás a salir de la zona de confort, algo que resultaba divertido casi siempre, pero cuando se dirigía hacía Jimin intentaba alevosamente que el chico hiciera referencia a su reciente ruptura, pero él evitaba con claridad esa insinuación e incluso referir la más mínima cosa sobre el tema.

Rosie no podía evitar escuchar con dulzura la forma de hablar de Jimin, la borrachera que cargaba lo hacía verse adorable con sus mejillas rosadas y abultadas, aunque sus labios hinchados contrastaban de una forma muy sexy de alguna forma. A ella le agradaba que Jimin continuaba siendo un caballero pese a su estado. Y respetaba que pese a los intentos frustrados de Jisoo, él se mantuvo correcto en sus declaraciones. No podía estar más encantada con ese chico.

Por otra parte, Jungkook ayudaba a su primo a no caer en malas respuestas porque sabía que lo de Seulgi era delicado aunque Jimin se mostrará fuerte. Lisa notaba la solidaridad de Jungkook, y le continuaba sumando puntos a la idealización que estaba construyendo sobre él. A ella le había gustado como Jungkook logró acoplarse al grupo, como devolvió a Jisoo sus chistes ácidos —en un coreanglish divertido — que lograron entenderse de alguna forma. 

—¿Y tú?— preguntó Jungkook trayendo a Lisa a tierra.

—¿Qué?— dijo confundida.

Él le sonrió.

-Pregunta si estas cansada —Jisoo miró su reloj—Ya es bastante tarde.—agregó.

Todos miran su móvil, sorprendiendose de cómo la charla terminó extendiéndose hasta las 9 de la mañana.

—Creo que deberíamos irnos—sugirió Lisa.

—Sí.—contestó Jisoo.

Mientras ella se estiraba entre sonidos y bostezos, los demás se levantaron del sofá dejando las tazas frías sobre la pequeña mesa del living. Jimin inmediatamente tomó las tazas aunque de una manera algo torpe.

—Te ayudo.— dijo Rosie imitando la acción para llevarlas hacia la cocina.

—Voy al baño.—avisó Jisoo.

Nuevamente, quedaron solos —Lisa y Jungkook — en la sala. 

Habían pasado más de dos horas de la última declaración que el chico había lanzado, pero la tensión no se había disipado. No duró mucho ese momento, ya que los demás hicieron acto de presencia al momento.

—¿Vamos?— preguntó Jisoo cortando el ambiente.

Lisa asintió escapando de la mirada de su depredador. Recogieron sus pertenencias y fueron a la entrada del departamento de Jimin.

— ¿Dejaste cosas en mi auto?— Rosie pregunta a Jisoo.

—Oh, cierto.— se quejó Jisoo — Voy por mis cosas.— avisó a Lisa.

—Deje mi auto a una calle, porque estaba lleno el estacionamiento.—comentó Rosie.

—Oh, lo siento.—se disculpó Jimin con un tono tierno.

Rosie se derritió y sus amigas se miraron con complicidad.

—No es tu culpa.—contestó con una dulzura que provocó la misma emoción en el chico.

Jungkook se mordió el labio reteniendo la risa por la reacción de su primo.

—Te acompaño y Lisa tiene tiempo de sacar el auto.— dijo Jisoo empujando a Rosie hacia el ascensor.

Una mente soñadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora