Lisa aguardaba en su auto mientras Jungkook se alistaba para estar acorde a la fiesta de Jennie, si bien ella le había anticipado que no iba a ser problema, él insistió en que no quería que ella se avergonzara cuando la vieran ingresar con un vagabundo como en una película de comedia.
Esa analogía no pasó desapercibida en la soñadora mente de Lisa. Esa idea de película había rondado en su mente al instante de haberle gritado para que la acompañara a la fiesta al estilo romcom americano. Una imagen típica en una película romántica, de esas que amaba mirar cuando el mes le exigía. ¿Pero ella de protagonista? le resultó irónico. Mientras ahondaba en sus delirios, escuchó la puerta del edificio y cuando giró no esperó encontrarse con tal imagen.
Jungkook ahora vestía un pantalón negro ceñido fuertemente a sus piernas varoniles, una camisa a juego con algunas pintillas claras abierta tímidamente al inicio de su pecho, y su cabello oscuro estaba húmedo dando aire de recién salido de la ducha. En su conjunto parecía el protagonista de un drama juvenil con el objetivo de partir cerebros, romper corazones y ¿por qué no admitirlo? mojar bragas. Tragó duro sintiéndose acalorada por reconocer aquello.
—¿Tarde mucho?— negó.—Me costó encontrar algo acorde a la ocasión, no soy del tipo que usa camisas o viste muy formal, pero husmeando en las cosas de Jimin fue lo único que no me quedaba tan pequeño...—Jungkook continúo hablando entre risas pequeñas.
Lisa estaba en trance por lo guapo que se veía, se dió un pequeño golpe mental para no actuar como una adolescente hormonal y volver al momento en donde ellos se agradaron y quería ser su amiga.
—Estás más que bien.— fue lo que logró modular sin sonar lasciva.
—Gracias, pero no estoy a la altura.—la señaló de pies a cabezas.
Ella sonrió tímida ante el cumplido.
—Las chicas de la fiesta estarán felices.—bromeó intentando devolver la gentileza y demostrar que no estaba rendida a sus pies como en realidad lo estaba.
—Supongo que Gracias.—dijo Jeon con un deje de tristeza por el límite marcado.
—Deberíamos ir, Jimin se preocupara.—añadió.
—No le avises, necesito ver su rostro al verme. Lo odiara.—bromeó.
Ambos comenzaron a reír y el camino se tornó nuevamente agradable y fluido.
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Al llegar al estacionamiento del lugar, Lisa estaba algo nerviosa por lo que podrían pensar sus amigas con su accionar imprudente, pues la idea de ser espontánea o amigable comenzó a sentirse como un compromiso para el chico a su lado y le provocó culpa.
Por su parte, Jungkook estaba nervioso por hacerla sentir avergonzada tras no sentirse a la altura de su inigualable belleza. Un largo suspiró de ambos provocó que se miraran tímidos. Y la culpa les azotó a ambos.
—Perdón por obligarte a venir...—dijo Lisa.
—Perdón por no estar a la altura...—dijo Jungkook.
Lisa negó, Jungkook negó. Y ambos sonrieron por la idea equivocada del otro.
—Te dije que estás muy bien para la ocasión.— aseguró Lisa.
—No me siento obligado a nada.—dijo Jungkook, aunque cobardemente no se animó a decir que solo quería pasar más tiempo con ella y la fiesta le importaba poco.
—Entonces nos enfrentaremos a la noche.— animó más tranquila. Salieron del auto.
Lisa quitó su chaqueta, por primera vez el precioso vestido negro se dejó ver por completo. Mientras guardaba las cosas en su pequeña cartera y corregía su maquillaje en el reflejo del auto, Jungkook estaba con la boca por los suelos. Era consciente de que tenía bonitas piernas pero su perfecta silueta era un espectáculo digno de admirar, y por supuesto su rostro inmaculado elevaba por completo la gama más alta de la belleza. Ahora estaba seguro de que ella era un hada.
—Vamos.—habló Lisa sin captar que ese chico estaba por los suelos debido a ella.
Asintiendo cuál niño la siguió bendiciendo a sus ojos con la vista desde atrás.
"Gracias Tailandia" fue lo que Jungkook gritó internamente.
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La fiesta no había comenzado, Lisa buscaba con la mirada a sus amigas y sus oídos percibieron algunos murmullos en cuanto dieron inicio a su andar.
A la distancia Jisoo y Rosie miraban atónitas a la joven pareja que había llegado, comentando lo bien que se veían juntos sin saber quien era el sujeto al pie junto a su querida amiga. Sin embargo, Jimin, no podía creer lo que estaba viendo desde la barra de bebidas. Su primo Jungkook estaba sonriendo como si fuera su propia fiesta vistiendo su ropa y acompañado de su amiga.
—¿Qué demonios estas...?— intentó hablar Jimin.
Jungkook lo tomó del brazo y lo arrastró con él. Lisa no pudo emitir palabra cuando los vió alejarse rápidamente, pero sus amigas sin darle un segundo de aire la arrollaron a preguntas que poco a poco se convirtieron en un interrogatorio.
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Gaby :)