SMELL•

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Casi todos los días en la universidad eran iguales desde que descubrió que era un Omega, cuando se enteró de esta noticia fue cuando su vida comenzó a desmoronarse poco a poco, siendo acosado por muchos Alfas y Enigmas, que para su mala suerte el mundo estaba rodeado con un porcentaje mucho mayor de Alfas que de omegas.
Él era uno de los muy pocos omegas macho que existían al rededor del mundo. Por lo cual cuando recibieron esta noticia, su familia decidió dejarlo vivir solo, alquilando un pequeño departamento para el solo, aunque en ese tiempo apenas tenía diecisiete años.

En la actualidad, ya con veinte años, era un chico realmente solitario, con algunos conocidos que rara vez podría llamar amigos.
Detestaba todo el mundo, se detestaba a sí mismo.

Odiaba que su cuerpo fuera tan delgado, estándar del cuerpo de un Omega. Odiaba que su olor fuera tan llamativo y embriagante, que su rostro fuera muy "interesante" para ser un Omega hombre.
No le gustaba sentirse tan mal durante sus celo, sufrir constantes acosos y hasta varias veces sustos de abusos.
Y lamentablemente, dos violaciones que aún recordaba a la perfección.

Odiaba a todas las personas, a los Alfas, a los Omegas, Enigmas, envidiaba a los betas y admiraba a los Sigmas.
Aunque no lo quisiera admitir, lo Sigmas le parecían muy interesantes, los admiraba con todo fervor, pues eran una clase de Omega de sangre pura, fuertes y líderes de manadas independientes.
Era Omegas dominantes, y como le encantaba idolatrar eso.

Byun Euijoo, uno de los muy pocos omegas en toda la universidad de Seúl, blanco de acoso y punto de burla por su casta. No era extraño verlo casi siempre con ropas de tallas mucho más grandes, con su cabello desordenado y tratando de cubrir su rostro, con unos cascos para desviar su atención y sentirse menos cohibido ante la mezcla desagradable de todos los olores, entre alfas y omegas llegando a su celo, excitados, enojados, tristes, frustrados y contentos.
Era una mezcla horrible.

La carrera de literatura no era algo fácil, pero al ser algo que amaba realmente, nunca se le complicaba. Su buena retención de memoria le ayudaba enormemente, mucho más con su expandido y perfecto léxico.

Pero aún así, casi nunca resaltaban ante los demás, pues todos eran alfas y algunas omegas hembras, era en único Omega hombre.. le llamaban "La decepción" pues inventaban rumores sobre que sus padres lo habían abandonado por el simple hecho de su casta.
Lo cual era mentira, pero no gastaría sus energías discutiendo con personas ignorantes.

Tal como ese mismo día, se encontraba caminando por los pasillos, escuchando murmullos que lo juzgaban hasta por respirar, tenía un ritmo lento pero seguro, evitando pasar por las zonas con aglomeración de gente, tratando de pasar por desapercibido, con su gran polera gris y sus pantalones negros, al igual que sus zapatos.
Su cabello castaño medianamente largo, cubriendo sus ojos avellana, manteniendo su rostro por lo bajo.
Sentía que alguien lo seguía, esto llevaba sucediendo hace un mes atrás. Era un chico de la clase de ingeniería, era un Enigma, uno de los más calmados de toda la universidad. Sorprendente, pero era lo cierto.
Nadie se metía con el y él no se metía con nadie. Así funcionaba.

Aquel chico de cabellos azabache, no hacía más nada que seguirlo, escoltandolo hasta que llegara a su destino. Ya fuera la cafetería, el estacionamiento o su casa.
Siempre se aseguraba que no le sucediera nada, no después de que intentarán abusar de él en el estacionamiento del instituto, un grupo de alfas que repentinamente había entrado en celo. Al parecer todo había sido provocado por una Omega mujer que estaban en tiempos de celo, y los había provocado para después irse, dejándolos con un periodo de celo activado y desordenado.

Aún recordaba el terror que sintió a flor de piel, haciéndole estremecer cuando volvió a pasar por la misma zona donde fué emboscado por los cuatro Alfas.
Por un milagro del señor, habían unos guardias de seguridad que lograron ayudarlo, aunque terminó con algunos rasguños y marcas por la fuerza de estos chicos, además que su ropa se vió dañada siendo rota y desgarrada.

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