Extra 2: Pesadillas

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Sirius quería gritar, pero nada salía de su boca, intentó con todas sus fuerzas que Walburga le pusiera atención a él, que lo castigará a él, él fue el que se portó mal, no Reg, su hermano no tenía la culpa de nada, pero lo único que podía escuchar eran los gritos de su hermano.
Podía sentir el dolor de Regulus, lo sentía como si fuera el suyo propio, después de todo el se estaba recuperando de su sección “educativa", como lo llamaba madre.

Pero ver a su hermano ser torturado, oír sus gritos era mil veces peor que se lo hicieran a él, por eso quería que madre lo atacara a él para que Regulus pudiera descansar, pero el tormento siguió y siguió, hasta que Regulus no pudo más y se desmayó.

Le costaba respirar, el aire se le escapaba de los pulmones, trato de moverse y a duras penas lo logró, trató de calmarse pero no podía, su respiración seguía siendo superficial, caminó a duras penas hasta la Red Flu, tropezando con todo en el camino y apoyándose de las paredes o los muebles.

Cuándo llegó a la tienda tropezó con sigo mismo, se dió un momento, no podía arriesgarse a votar ni una sola poción, caminó con un poco más de cuidado hasta el laboratorio de pociones, el lugar favorito de Severus.

De alguna manera, la tienda se había vuelto su zona segura, tal vez acurrucarse en el suelo lo ayudaría a calmarse, solo era una pesadilla se repetía, Regulus está bien en alguna parte, solo fue una pesadilla...

Llegó hasta una vieja silla, dónde Severus aparentemente dejó un abrigo.

Con manos temblorosas agarró el abrigo, lo llevo hasta su rostro, el resultado fue inmediato, el olor de Severus lo calmó, lo único que pudo hacer fue caer rendido al suelo, adoptó la forma de Padfot y metió su nariz en el abrigo.

Se estaba calmando, ya se estaba durmiendo, hasta que escuchó los pasos de alguien, un fresco olor a ingredientes de pociones, menta y hogar golpeó su nariz, era aún más fuerte que el olor del abrigo.

Sintió que le acariciaban la cabeza, levantó la vista y lo vió, con un lumos en la varita, y una cara confusa, Severus estaba ahí observándolo, hablando con él, Padfot inmediatamente comenzó a mover la cola, estaba feliz de ver ahí a su Severus.

—Vamos Mutt, deberías salir de aquí —dijo Severus, en vez de querer salir Padfot se emocionó de oír un apodo viniendo de su amor y comenzó a lamerle la mano como si le tratara de dar besos, gimoteo suavemente, quejándose de que lo quisieran sacar de la tienda, de su lugar seguro.

No sabía si Severus tenía debilidad por los perros, pero parecía que no podía negarse ante Padfot, así que transformó la vieja silla en un sillón largo lo suficientemente cómodo para el perro.

Así que lamió el rostro de Severus, colmandolo de besitos, y arrastró el abrigo junto a él, se acomodó en el sillón y se volvió a dormir, ya no soñó con secciones de tortura con madre, en cambio soñó con un hombre de pelo largo, negro, una prominente nariz y voz pesada, soñó que aquel hombre le daba muchos mimos.

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Al otro día Sirius se despertó y lo primero que vió fue a un Severus viéndolo fijamente, tenía una mirada severa sobre él, y Sirius solo podía sentir como su rostro se sonrojaba, no planeaba que lo encontraran tan cómodo aún abrazando el abrigo.

Severus se dió media vuelta y se puso a trabajar en pociones, Sirius terminó de despertarse, para salir huyendo a prepararse para el trabajo, Severus no le iba a perdonar ninguna excusa.

Toda la jornada de la mañana se volvió incómoda, Sirius estaba con miedo de que lo despidiera del trabajo o peor, que Severus lo odiara aún más de lo normal.

Al medio día Severus salió huyendo de la tienda, probablemente no iba a querer comer con Sirius cerca, Sirius intentó entenderlo y no sentirse herido.

Salió a comprarse algo de comer y volvió a la tienda a disfrutar de su solitario almuerzo, podía sentir a Padfot gemir de tristeza por toda la situación.

Después del almuerzo Severus parecía más tranquilo, pero cuándo se dirigió a él con lo que parecía ser su nuevo apodo (Mutt), Sirius estaba que brincaba de la felicidad, incluso podía sentir a Padfot moviendo la cola cada vez que oía el apodo.

Severus se veía tan lindo cuándo estaba confundido por la aparente felicidad de Sirius con el apodo, y Sirius no podía evitar enamorarse aún más.

Tienda de Pociones: Boticaria Sidera et FloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora