Capítulo 4: Lazos de Sangre y Magia

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Los días que siguieron al descubrimiento del espejo de los deseos estuvieron llenos de actividad y preparación. Aunque el espejo estaba seguro, sabíamos que debíamos ser cautelosos al estudiarlo. Mis hermanos, Mattheo y Tom, fueron cruciales en estos preparativos, y nuestra relación comenzó a profundizarse de maneras que nunca había anticipado.

Cada mañana, me reunía con Mattheo y Tom en la Sala Común de Slytherin antes de que los demás se despertaran. Estos momentos de tranquilidad nos permitieron hablar más abiertamente sobre nuestras vidas y nuestras esperanzas para el futuro.

—¿Recuerdas cuando éramos pequeños, Astrid?— preguntó Mattheo una mañana mientras nos sentábamos cerca del fuego. —Antes de que desaparecieras, solíamos jugar juntos en los jardines de la mansión.—

Me costaba recordar esos días, pero algunos fragmentos de recuerdos comenzaron a aflorar en mi mente. Las risas, las carreras por los campos de flores, la sensación de seguridad al estar con mis hermanos.

—Esos fueron buenos tiempos— dije con una sonrisa melancólica. —Me alegra saber que teníamos momentos felices juntos.—

Tom, siempre el más reservado, miró el fuego con una expresión pensativa.

—Lo que importa ahora— dijo con voz firme —es que estamos juntos de nuevo. Tenemos la oportunidad de reconstruir lo que se perdió y hacer algo significativo con nuestras vidas.—

A lo largo de la semana, seguimos esta rutina, fortaleciendo nuestros lazos con cada conversación y cada momento compartido. Mis hermanos me contaron historias de nuestra familia, de sus propias experiencias en Hogwarts antes de mi llegada, y de sus sueños y ambiciones.

Una tarde, mientras caminábamos por los terrenos de Hogwarts, Mattheo me llevó a un lugar especial: un claro escondido cerca del Bosque Prohibido.

—Solía venir aquí cuando necesitaba pensar— me dijo mientras nos sentábamos en la hierba. —Es un lugar tranquilo, lejos de todo.—

Me di cuenta de cuánto me importaban estos momentos con mis hermanos. Mattheo siempre había sido el más abierto y afectuoso, y su compañía me ofrecía una sensación de consuelo y pertenencia.

—Gracias por traerme aquí, Mattheo— dije, mirándolo a los ojos. —Realmente aprecio todo lo que estás haciendo por mí.—

Él sonrió y me dio un ligero empujón en el brazo.

—Eres nuestra hermana, Astrid. Haríamos cualquier cosa por ti.—

Tom, aunque menos expresivo, también mostró su apoyo de maneras más sutiles. A menudo nos encontrábamos en la biblioteca, estudiando juntos y compartiendo nuestros conocimientos sobre magia oscura y defensiva. Su enfoque era siempre práctico y meticuloso, y aunque no siempre lo decía, podía sentir su preocupación y cuidado hacia mí.

Una noche, mientras revisábamos antiguos textos sobre el espejo de los deseos, Tom se detuvo y me miró con seriedad.

—Astrid, sé que a veces parezco distante— dijo. —Pero quiero que sepas que me importa profundamente lo que te pase. Te perdimos una vez y no permitiré que eso vuelva a ocurrir.—

Sus palabras me conmovieron profundamente. Extendí mi mano y la coloqué sobre la suya.

—Lo sé, Tom— dije con suavidad. —Y lo agradezco. Estoy feliz de tenerte como hermano.—

Estos momentos de conexión con mis hermanos me dieron una nueva perspectiva sobre mi lugar en este mundo. A pesar de las sombras que nos rodeaban, sentí que juntos podríamos enfrentar cualquier desafío.

El resto del grupo de amigos también notó el cambio en nuestra dinámica. Draco, Blaise, Pansy, y las hermanas Greengrass se unieron a nosotros en nuestras sesiones de estudio y discusiones sobre el espejo. Pero siempre, en el fondo, sabían que el vínculo entre nosotros tres era especial.

—Es bueno ver que te has integrado tan bien con tus hermanos, Astrid— dijo Draco un día mientras practicábamos hechizos en el patio. —La familia es lo más importante.—

Asentí, sintiendo una calidez en mi pecho.

—Lo es— respondí. —Y me siento afortunada de tenerlos.—

Theodore también fue un apoyo constante durante este tiempo. Su presencia tranquila y su comprensión me dieron la fuerza para enfrentar mis miedos y dudas. Pero siempre respetaba el espacio que necesitaba para fortalecer mi relación con Mattheo y Tom.

Una tarde, mientras caminábamos juntos por el lago, Theodore me miró con una sonrisa.

—Es increíble ver cómo has crecido en tan poco tiempo— dijo. —Tu relación con tus hermanos es algo especial.—

Sonreí, sintiendo una mezcla de gratitud y orgullo.

—Gracias, Theodore— dije. —Significa mucho para mí que lo notes. Estoy tratando de encontrar mi lugar en este mundo, y ellos son una gran parte de eso.—

Esa noche, después de un largo día de estudio y exploración, me reuní con Mattheo y Tom en nuestra sala común. Nos sentamos juntos en silencio, disfrutando de la compañía mutua y la calidez del fuego.

—Estamos juntos en esto— dijo Tom, rompiendo el silencio. —Y juntos, encontraremos las respuestas que buscamos.—

Asentí, sintiendo una profunda conexión con mis hermanos. Sabía que el camino por delante no sería fácil, pero con ellos a mi lado, estaba lista para enfrentar cualquier cosa.

Y así, mientras el fuego crepitaba y las sombras danzaban en las paredes, supe que habíamos dado un paso importante en nuestro viaje. No importa cuán oscuro se volviera el camino, siempre tendríamos la luz de nuestra familia para guiarnos.

Sombras en Hogwarts: El SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora