Capítulo 5: Entre la Magia y la Normalidad

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A medida que pasaban las semanas, comenzaba a sentirme cada vez más en casa en Hogwarts. Mi relación con Mattheo y Tom se había fortalecido enormemente, y con su apoyo, empecé a adaptarme a la vida en el castillo. Pero, aunque la búsqueda de respuestas sobre mi pasado y el espejo de los deseos era importante, no podía ignorar el deseo de experimentar una adolescencia normal, llena de risas, amistades y un poco de diversión.

Una mañana, mientras desayunábamos en el Gran Comedor, Pansy Parkinson se sentó a mi lado con una sonrisa cómplice.

—Astrid, he escuchado que habrá una fiesta en la Sala Común de Ravenclaw esta noche— dijo, sus ojos brillando con emoción. —Deberías venir. Será divertido.—

Miré a Pansy, sintiendo una mezcla de emoción y duda. Había estado tan enfocada en mis estudios y en entender mi lugar en este nuevo mundo que apenas había tenido tiempo para socializar y divertirme como una adolescente normal.

—No sé, Pansy— dije, mordiéndome el labio. —Tengo muchas cosas en la cabeza.—

Draco, que estaba sentado enfrente de nosotros, levantó la vista de su plato y me miró con una sonrisa de suficiencia.

—Vamos, Astrid— dijo. —No todo tiene que ser tan serio. Un poco de diversión no te hará daño.—

Mattheo, sentado a mi lado, me dio un ligero empujón en el brazo.

—Draco tiene razón— dijo. —Te vendría bien relajarte un poco. Además, estaremos allí para asegurarnos de que te diviertas.—

Con una sonrisa agradecida, asentí. Quizás tenían razón. Tal vez un poco de diversión me ayudaría a equilibrar las cosas y me daría la oportunidad de experimentar la vida como una adolescente normal.

Esa noche, después de clases, me preparé para la fiesta. Pansy y Astoria Greengrass me ayudaron a elegir un atuendo, y pronto estaba lista, sintiéndome emocionada por la oportunidad de socializar y divertirme.

Cuando llegamos a la Sala Común de Ravenclaw, el ambiente estaba lleno de risas y música. Los estudiantes de todas las casas se mezclaban, conversando y disfrutando de la noche. Sentí una oleada de emoción mientras me unía a la multitud, sintiéndome parte de algo más grande.

Mattheo y Tom me acompañaron, asegurándose de que me sintiera cómoda. Pero pronto me encontré hablando con otros estudiantes, riendo y disfrutando de la compañía de nuevos amigos. Theodore se unió a nosotros, y pronto estábamos todos charlando y riendo juntos.

—Es genial verte relajarte, Astrid —dijo Theodore con una sonrisa. —Te ves feliz.—

Sonreí, sintiendo una calidez en mi pecho.

—Gracias, Theodore— dije.— Me siento feliz. Es bueno tener un poco de normalidad.—

A lo largo de la noche, me encontré hablando con varios chicos, algunos de ellos lanzándome miradas interesadas. Aunque no estaba buscando un romance, me sentía halagada por la atención y disfruté de las conversaciones ligeras y sin preocupaciones.

En un momento, Lorenzo Berkshire, un amigo cercano de mis hermanos, se acercó y me ofreció una bebida.

—Divirtiéndote, Astrid?— preguntó con una sonrisa.

Asentí, tomando la bebida con gratitud.

—Sí, lo estoy— respondí.— Gracias por invitarme.—

Lorenzo sonrió y se unió a nuestra conversación, y pronto estábamos todos riendo y bromeando juntos. La noche pasó en un torbellino de risas, música y baile, y me sentí más viva y libre de lo que había sentido en mucho tiempo.

A medida que la fiesta continuaba, me di cuenta de que necesitaba este equilibrio en mi vida. La magia y los misterios eran importantes, pero también lo eran las amistades, la diversión y la experiencia de ser una adolescente normal.

Cuando la fiesta finalmente terminó, regresé a la Sala Común de Slytherin con mis amigos, sintiéndome cansada pero feliz. Mattheo y Tom me miraron con sonrisas cómplices.

—¿Te divertiste? —preguntó Mattheo.

Asentí, bostezando.

—Sí, mucho— dije. —Gracias por insistir en que viniera.—

Tom sonrió ligeramente y me dio una palmada en el hombro.

—Sabemos que tienes muchas responsabilidades, Astrid— dijo.— Pero también mereces disfrutar de tu tiempo aquí.—

A lo largo de las siguientes semanas, encontré un mejor equilibrio entre mis estudios, la búsqueda del espejo de los deseos y mi vida social. Me aseguré de dedicar tiempo a mis amigos, asistir a las fiestas y simplemente disfrutar de ser una estudiante en Hogwarts.

Una tarde, mientras caminaba por los terrenos con Theodore, él me miró con una sonrisa.

—Te ves más feliz últimamente— dijo. —¿Te sientes más adaptada?—

Asentí, sintiendo una profunda gratitud por mi vida en Hogwarts.

—Sí, me siento mucho mejor— respondí.— Gracias a todos ustedes, me estoy acostumbrando a esta vida y aprendiendo a disfrutar cada momento.—

Theodore me dio una sonrisa cálida.

—Eso es lo que importa, Astrid— dijo. —Vivir el presente y disfrutar de cada momento.—

Esa noche, mientras me acostaba en mi cama, reflexioné sobre lo afortunada que era. Tenía una familia que me apoyaba, amigos que se preocupaban por mí y un lugar en este mundo mágico que cada vez se sentía más como mi hogar. Sabía que aún había muchos desafíos por delante, pero con el apoyo de mis seres queridos, estaba lista para enfrentarlos, viviendo cada día con valentía y alegría.

Sombras en Hogwarts: El SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora