⋆。𖦹°⭒˚。⋆⋆。𖦹°⭒˚。⋆
Los dos chicos ya no sabían qué hacer y no querían específicamente dormir.
—Lix, ya estoy aburrido, ¿nos dormimos ya? —la pregunta de Hyunjin quedó incompleta. Su voz ronca, algo insistente, bailó en la cabeza de Félix por unos segundos antes de contestar.
—¿Te quieres divertir? —miró Félix, pestañeando con falsa inocencia, sabiendo perfectamente lo que le iba a dar ambiente a ese aburrido y común sábado.
El mencionado solo le dio una risa cómplice, asintiendo rápidamente a todas las travesuras de su mejor amigo.
Bajaron cuidadosamente todos los tablones de la escalera, aún sabiendo que su madre no estaba, pero el drama nunca está de más.
Llegaron a la cocina, abriendo la amaderada alacena, donde encontraron alcohol, cervezas, whisky... sí, cosas como esas.
Ambos se sonrieron mutuamente para luego tomar todo sin dejar rastro alguno de bebidas.
Cumplieron exitosamente la misión y subieron rápidamente hasta el cuarto de Félix, sentándose en su casita de sábanas con un suspiro de alivio mientras sus sonrisas decoraban sus caras.
Cada uno tomó una lata de cerveza y dio un largo trago para dar un suspiro de satisfacción. No era la primera vez que bebían una, pero no habían probado beber más de una nunca, así que querían... experimentar.
¿Qué se sentía estar ebrio?
Bueno, esa noche ambos lo descubrirían.
El tiempo pasó veloz, o eso sentían con cada trago de la refrescante y alcoholizada sustancia. Se sentían perdidos, era como estar en la luna; los efectos del alcohol eran como drogas para aquellos chicos que, con ojos borrachos, se miraban.
Pero no todo es culpa del alcohol, aunque este sea un gran factor.
Ya que lamentablemente los ojos no mienten y el alcohol no hizo más que quitar la máscara de amigos y mostrar todo lo que se guardan en una sola mirada.
—Frío —soltó Félix mientras se abalanzaba hasta las piernas de este, buscando un poco de calor en aquella habitación fría gracias al aire acondicionado.
Lo abrazó por unos cuantos minutos, embriagándose más con la colonia de Hyunjin, que parecía que estuviera más concentrado en su cuello. Ya tan mareado, tuvo que rendirse cuando su cabeza lo obligaba a caer en la curva de su cuello.
Hyunjin se limitó a corresponder el abrazo de Félix.
—Lix, deberías... —el mencionado levantó su cabeza, mirándolo fijamente a los ojos. Un brillo extrañamente acumulado en sus orbes lo hacía ver más precioso de lo normal. Inconscientemente, Hyunjin, aún embelesado, lo agarró por la cintura mientras se intentaba concentrar en la oración incompleta—. Deberías dejar de sentarte en mis piernas —finalmente dijo, aunque Félix no parecía hacerle caso en lo absoluto; estaba totalmente perdido en el hermoso rostro del peli negro. Bajando peligrosamente la mirada a sus carnosos labios, pensaba cosas que no son muy de amigos, que digamos, y queriéndolo hacer, aunque así sea. Pero aún borracho, tenía miedo de arruinar su tan sana y preciosa amistad, así que rompió el hilo de miradas que los conectaban e intentó bajar de Hyunjin.
Intentó.
Porque solo sintió una mano en sus caderas que lo jalaba, implorándole que se quedara.
—¿Hyun? —las palabras de Félix quedaron atrapadas en el beso que Hyunjin robó. Era un beso suave y dulce para que Félix se pudiera acostumbrar y así llevar un ritmo más avanzado. Se besaron, se besaron y se besaron.
Se besaron hasta no tener otra bocanada de aire. Al separarse, sus dulces miradas vinieron a unirse y el aroma a alcohol del ambiente y en sus bocas, sin duda era algo que siempre recordarían.
Hyunjin siguió buscando a Félix, besando suavemente su cuello, trazando líneas desde su manzana de Adán hasta sus clavículas. El calor se volvía asfixiante y sus cuerpos, calientes en constante contacto, eran mágicos.
Luego de adornar su cuello con manchas rojas que prontamente serían moradas, Hyunjin subió dulcemente hasta su cara, intentando besar cada una de sus pecas, hasta llevar sus labios hasta los labios de Félix.
Desesperado por el estrecho espacio, lo levantó y acostó en la cama, así tomando el control de sus acciones. Lo besó más intensamente, buscando algo más, pero no sabía exactamente hasta dónde quería llegar; solo sabía que quería estar absorto en Félix.
Hyunjin bajó suavemente hasta su pecho, donde desabotonó el pijama, dando pequeños besos en el pecho ahora desnudo del menor. La línea de besos llegó hasta la pelvis, donde Félix no pudo contener un fuerte gemido al sentir el cosquilleo centrado en sus adentros.
Se vio obligado a agarrarlo del pelo mientras seguía bajando tan peligrosamente hasta su entrepierna, su cuerpo temblando completamente.
Pero la sensación pausó cuando el peli negro cayó rendido en el abdomen plano del pecoso.
—¿Qué mierda? —jadeó Félix, levantando su cabeza.
Resopló con ironía para luego ponerse de pie, quitándose al borracho de Hyunjin de encima, suspirando desde que lo logró.
—Eres un estúpido —le dijo como si hubiera escuchado cuando parecía haber caído en coma.
Y en ese silencio, la cabeza de Félix empezaba a trabajar. Si Hyunjin no se hubiera detenido, ¿qué pasaría?
Se besaron y ahora, ¿qué?
¿Su amistad se iría a la mierda o solo reforzaron?
Mientras pensaba todo eso, lo acomodó con todas sus fuerzas en su cama y, con manos nerviosas, abotonó el pijama que unos segundos atrás había sido desabotonado por unas manos ardientes. Estaba tan exaltado que tuvo que echarse agua en la cara, intentando disipar toda la adrenalina acumulada.
—¡Agh, qué mierda me pasa! No lo puedo creer —habló con él a través del espejo, viendo lo rojo que se encontraba; su corazón estaba a mil y sentía como todo apretaba y soltaba dentro de él.
—¡Explotaré! —afirmó mientras seguía visualizando su pésimo estado. Fue tanta adrenalina que podría jurar que estaba sobrio de vuelta.
Salió con las manos aún mojadas, restregando la humedad en su ropa, mientras sus ojos calculaban todos los movimientos que daba Hyunjin, que por supuesto seguía tendido en la cama, seguro por el quinto sueño. Se suponía que dormirían en la casita, que ahora solo era un desastre de sábanas en el suelo, pero ya que pasó lo que pasó y Hyunjin se quedó dormido en la cama, no quedaba de otra que dormir en la cama también.
Félix tomó una de las colchas que cubrían la casita y cubrió a la bella durmiente. Segundos después, también entró, sintiendo al instante el suave colchón. Cuando estuvo completamente acomodado, se acurrucó en los fornidos brazos de Hyunjin, acaso había otra cosa que se sintiera mejor que estar en su brazos?.
No.

ESTÁS LEYENDO
Cruzando la línea|| Hyunlix
FanfictionAquí nos encontramos con Hyunjin y Felix, conociéndose desde muy pequeños, siendo los mejores amigos del otro, hasta que despiertan unos sentimientos más allá de la amistad, forzando a los chicos a reprimir sin saber qué es en verdad lo que sienten...