Cruzando la línea|| Hyunlix

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Luego de ducharse, salieron a la cocina.

—Buenos días —dijo el de pecas besando su mejilla, intentando apaciguar el enojo de Clara, cosa que claramente no funcionó.

—Mejor vayan a comer —respondió secamente.

El par se fue a la mesa, donde encontraron ricas tostadas con Nutella y fresas. No lo pensaron dos veces para sentarse y comer su pan correspondiente.

—¿Cuál crees que será nuestro castigo? —murmu­ró Hyunjin.

—No tengo idea —respondió algo pensativo, con el mismo volumen que usaba el de cabello oscuro.

—Vamos a apostar —sonrió—Yo digo que nos van a mandar a hacer compras— No era la primera vez que hacían una travesura y, a veces, eran los mismos castigos no eran muy difíciles de predecir. Lo que pasaba en la cabeza de Clara era fácilmente deducible.

—¿Qué? —No creo, estoy seguro de que nos van a poner a limpiar la casa —aseguró Felix.

—El que gane hace lo que quiera el otro por una semana —sacó su dedo meñique en forma de promesa, recibiendo el dedo pecoso y enrollándolo, firmando su juramento.

Clara se acercó con pasos seguros cuando vio que ambos habían terminado su plato y solo quedaba el jugo entre sus manos.

—El castigo es...—

Los dos chicos miraban con ojos expectantes, como si de un partido de fútbol se tratara: solo uno ganaría y ninguno quería perder.

—Perderás —dijo como veredicto Hyunjin, sus ojos desafiantes, clavándolos en Felix como daga.

—En tus sueños —le devolvió la mirada.

—Van a hacer compras, aquí tengo la lista —confirmó sacando un gran papel enrollado.

Los ojos de Hyunjin se abrieron con emoción y pegó un grito: —¡Joder, sí! ¡Gané!

—Pero primero limpiarán cada rincón de esta casa —añadió.

Los chicos se miraron, con un conjunto de desconcierto y sorpresa.

—¿Qué esperan? —tienen mucho que hacer. No pierdan el tiempo —gritó con entusiasmo, mientras se iba a su cuarto.

—¿Qué mierda? —susurró Hyunjin.

—Sí... qué mierda —respondió el rubio, pellizcando el puente de su pecosa nariz. No era así como pensaba pasar su fin de semana; pensaba en dormir, comer y pudrirse con el celular en la mano, mientras el día pasaba. Pero limpiar y hacer compras con una lista kilométrica, definitivamente todo era una mierda.

—Empecemos por mi habitación —sugirió Felix, a lo que Hyunjin accedió, yendo directo a las escaleras.

Mientras limpiaban, Felix recordaba constantemente lo que pasó anoche. No podía concentrarse: los flashbacks aparecían como fotos. Los recuerdos estaban frescos, como si hubieran pasado hace menos de un minuto, y le incomodaba que el responsable ni siquiera estuviera inmutado. ¿No lo recordaba tal vez? ¿O solo se estaba haciendo el idiota ignorante? Quizás pretendía que olvidara todo y actuara como si nada hubiera pasado.

A Felix no debería enojarle cómo le enojaba, pero por alguna razón, estaba furioso.

—Felix, te estoy hablando —y ahí fue cuando despertó.

—¿De qué hablas? —preguntó de manera seca, como si estuviera enojado, aunque así fuera. Ahora, gracias a que estaba recapitulando bastante lo ocurrido, no se dio cuenta de que el idiota guapo que habitaba en su habitación le había hablado.