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Un hermoso amanecer irradiaba a través de las ventanas mientras Félix abría los ojos perezosamente para convertir su expresión relajada en una de sorpresa, extrañado por encontrar a Hyunjin junto a él.
Confundido del porqué estaba en su cama y no en la casita, no pasó mucho tiempo cuando ignoró su duda, concentrándose solo en la cara de Hyunjin frente a él.
"Él luce como un sueño, el chico más lindo que he visto", esos eran los pensamientos que rondaban por su cabeza, feliz de poder estar en sus brazos y abrazarlo como se le placía. Hundió su cara en su pecho, logrando aspirar el aroma natural de Hyunjin (que era inexplicablemente maravilloso), y en ese instante cerró los ojos y no se sabe en qué momento se volvió a dormir.
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La madre de Félix había llegado ya en la madrugada; se la pasó toda la noche en esa oficina arreglando papeles. Estaba exhausta, lo único que hizo al llegar fue ir a su habitación sin pensar en algo más que dormir.
Ese día no trabajaba, ya que (gracias a Dios) era sábado, por lo que se levantó a la hora que quiso.
Cuando el reloj dio las 10:00 a. m., decidió pararse y hacerle desayuno a los niños que aún estaban dormidos. Ese día despertó de buenas, solo por eso se iba a esmerar en hacer algo más sostenible y no un rápido "hay cereal en la alacena", como comúnmente les diría.
Así que les preparó unas ricas tostadas con Nutella, acompañadas de fresas y un jugo de naranja refrescante para iniciar el día.
Antes de despertar al par, decidió desayunar primero mientras veía las noticias con su típica taza de café.
Al terminar, se dirigió a la alacena con una sonrisa exagerada, esperando encontrar todas sus reservas de cervezas y otros tipos de alcohol; si bien era muy temprano y claramente no se las iba a beber en ese instante, estaba pensando que después de comer sería una buena opción la cerveza.
—¡Perfecto!— fue todo lo que pudo decir al encontrar su alacena más vacía que su cuenta bancaria.
Hasta ahí llegó su felicidad, hasta ahí llegó su buen humor y hasta ahí llegaban Hyunjin y Félix.
Importándole poco que aún estuvieran dormidos, subió al cuarto de su hijo y, sin pensarlo dos veces, abrió la puerta furiosa. El ruido seco de una lata vacía la saludó y ver a su hijo dormir tranquilamente culminó con su paciencia.
—¡Levántense, pero ya!— gritó.
Pero ambos chicos estaban aún en la luna, muy lejanos de la situación en la que se encontraban.
—¡Que se levanten, les digo!— Clara empezó a arrebatarles las sábanas, recibiendo un quejido como respuesta. Cuando por fin se levantaron, agarrándose la cabeza como si en algún momento se les fuera a caer.
Clara, ya desesperada, los agarró a cada uno por la oreja.
—¡Auch, mamá! Eso duele— pronunciaba Hyunjin mientras miraba a Félix hacer caras de dolor.
Pero la mencionada hizo oído sordo a sus plegarias y los atrajo hasta el centro de la habitación, mostrando las latas de cerveza y vasitos de shots tirados en el piso. A Félix se le abrieron los ojos como dos platos al ver que no había recogido nada; Hyunjin lo miró de reojo, demasiado asustado como para decir algo, juraba ver a Félix recogiendo anoche.
Hicieron contacto visual y mandaron un comunicado con la mirada, buscando la solución más efectiva para este caso.
Se arrodillaron frente a Clara con manos de oración.
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Cruzando la línea|| Hyunlix
FanfictionAquí nos encontramos con Hyunjin y Felix, conociéndose desde muy pequeños, siendo los mejores amigos del otro, hasta que despiertan unos sentimientos más allá de la amistad, forzando a los chicos a reprimir sin saber qué es en verdad lo que sienten...
