El Hedor Del Ático

Capítulo 2.

Gale se quedó con la boca entreabierta. Miraba a la chica de cabellos teñidos de rosa como si ésta estuviera loca.

—No los he visto bien, pero sé que no son humanos. Por cierto, soy Leysi —dijo con una sonrisa.

—Gale.

—Un nombre único.

La primera impresión que esta chica le dio a Gale fue que era extrovertida, con problemas mentales por teñirse el cabello de ese tono de rosado escandaloso.

—Dime más sobre la chica que no ves desde hace días.

—Nataniel me la presentó como su hija, una chica de unos 15 años. Bastante seria y aburrida. La última vez que la vi... estaba junto a él... Iban a la habitación de lavandería.

—¿Porque estás aquí?

—Es algo tonto —dijo sonriendo—. Me desmayé y desperté en la habitación de al lado. Nataniel dijo que me encontró tirada y me trajo aquí para que recuperara de lo que sea que "tome". Pero eso fue hace 5 días, y ese hombre siempre tiene las puertas cerradas con llave.

—Me estás diciendo que una vez que entras no sales —Gale abrió los ojos con miedo.

—Así parece, pero Nataniel dice que es por nuestra seguridad. Usa una manipulación y psicoterror barato para que no lo cuestionemos ni hablemos entre nosotras de nada de lo que sucede, y hasta ahora, ninguna de las tres habíamos hablado hasta que tu hermana nos contó que venías por ella.

—En qué nos metiste, Nova —murmuró pellizcándose el puente de la nariz.

Leysi sacó de su bolsillo un espejo. Se acomodó el cabello con sus dedos; luego sacó de su bolsillo un labial con el que se retocó los labios carnosos que posee, mientras Gale procesaba que estaba encerrada con un hombre loco y chicas desconocidas.

—No es tan malo estar encerrada, hay formas de salir, el problema es que estamos en medio de la nada, el pueblo queda lejos y la ciudad más, necesitaríamos un auto o Nataniel nos atraparía antes de llegar a la carretera —dijo, lanzándole besos al espejo.

—Qué puedo hacer, ahora formo parte de este desastre.

—Yo digo, que como tú acabas de llegar, puedes usar que él aún no te conoce, y uses una personalidad de víctima, que no meterá las narices donde no debe. En mí no se fía; sabe que intenté escapar, y que Evangeline estaba a punto de escapar. En tu caso no. Aprovecha que está concentrado en nosotras.

—Ustedes dos —habló Evangeline entrando a la habitación—. A cenar.

Leysi sonrió ampliamente y salió de la habitación desbordando alegría. Esos cambios tan bruscos de seriedad a felicidad en ella no le gustaban a Gale.

El comedor era bastante amplio. Gale se sentó al lado de Leysi. En el lugar estaban Evangeline, Nataniel y una chica con mechones de cabello de color azul.

—Esa mocosa es Mai, la que te dije que tenía tres días sin ver —dijo entre dientes—. Está pálida, le falta rubor.

La cena fue un momento de silencio incomodo, donde el único sonido era el de los cubiertos al tocar el plato. Finalizada la cena, cada una se dirigió a su habitación.

Gale esperó a que llegara la media noche para actuar. Leysi le había dicho cuál era la habitación de Nova. Estaba justo al lado de la de ella

Salió con cautela de la habitación; miró a los lados asegurándose de que nadie estuviera por ahí. Agarró la manilla de la habitación de Nova, pero la puerta no abrió; estaba cerrada con llave.