Para Suguru, el día había sido una completa cajita de sorpresas. No había esperado que hiciera tantas cosas, incluyendo la mañana del mismo. Aunque, si tuviera que categorizar su momento favorito del día; Sería el momento en el que estaban sentados en las escaleras de la cancha, con los perros jugando por aquí y por allá, con un Satoru imperturbable de cabello revuelto con ojos claros y finos observando directamente su presencia, llenándolo de una ansiedad desde su estómago hasta sus ojos, temerosos de devolver la mirada, pero que al hacerlo, la ansiedad se disparó más aún, dejándolo a merced del océano lleno de Satoru que lo engulló sin piedad.
Suspiró en el baño al recordar la escandalosa sensación de ver los ojos de Satoru. Pasó su mano por su pecho, con el cuerpo en dirección a la llave de la ducha. Siempre se bañaba en esa dirección.
Poco después, con algo de agua en sus manos la pasó por su húmedo cabello, echando los cabellos que estorban hacia atrás, permitiéndose una mejor vista de su cuerpo y el baño blanco. La casa de Satoru era bastante acogedora, pero sabía la respuesta del porqué. El lugar estaba impregnado con la sensación de Satoru, además de la de Megumi y sus perros. Se sentía bastante bien, aunque quizás era porque estaba muy cansado y sus párpados le pesaban.
Con precaución para no quedarse dormido en la ducha, cerró la ducha y salió de la misma, agarrando su toalla para secarse con cuidado, específicamente su cabello. Poco después se puso unos pantalones de pijama con dibujos de animales y una camisa simple y negra. Con eso salió del baño. Su cuerpo se sentía más pesado que antes, pues el agua caliente había relajado sus músculos, logrando que el cansancio sea mayor.
Al salir y caminar a la sala, lo primero que vió fue a Satoru también con pijama, pues se había bañado en el baño de Megumi, terminando de secar a los perros, que se dejaban ser de su segundo dueño. Lo que llamó su atención, fue la pijama de Satoru, la cual constaba de unos pantalones rosados de Hello Kitty y una camisa blanca básica.
── Gran pijama. ── Habló, aunque su voz sonó más somnolienta de lo que quiso.
Sus palabras lograron captar la atención de Satoru, quien alzó la cabeza junto a una gran sonrisa al ver allá arriba a Suguru. La casa se dividía en dos pisos o bueno, no tanto así, más bien, en la parte de abajo estaba la sala, más atrás estaba la cocina y había un pasillo más adelante de la Sala que llevaba hacia otras habitaciones, incluyendo la habitación de Megumi. Luego, al lado izquierdo de ese pasillo habían unas escaleras que llevaban hacia "el segundo piso", en donde realmente solo era una habitación sin puerta, solo con una baranda estilo balcón; Era la más grande y amplia, donde dormía Satoru, se notaba bastante. La cama era anormalmente grande junto con ropa tirada por ahí y una mesita de noche con un despertador de Hello Kitty. Frente a la cama habían dos puertas, una directo al baño y la otra al clóset de ropa y la habitación tenía un sofá, además de sus regalos.
── Lo sé. Te escuchas cansado, ¿Acaso ya estás viejo para un día tan largo? ── Se burló un poco Satoru, terminando de secar a los perros y caminando hacia las escaleras, no sin antes apagar la luz de la sala.
── Cállate, no estoy cansado. ── Se apresuró a decir Suguru, aunque sus cansados ojos lo delataban.
── Claro. Estás quedándote dormido de pie. ── Habló Satoru poco después de llegar a su lado.
Satoru, con una sonrisa, tocó la mejilla de Suguru buscando llamar otra vez su atención, pues se había quedado en silencio con los ojos cerrados, si no hubiera escuchado algo más venir de él, juraría que se había dormido. ── No... ── Buscó negarlo, aunque luego soltó un bostezo.
Satoru se burló riéndose, aunque poco después caminó a la cama organizando la misma para que duerman juntos, cosa que logró rápido. El gato estaba dormido encima, pese a esto, la cama era grande, dudaba que lo molesten.
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𝖠𝗆𝗂𝗀𝗈𝗌, ¿𝖸 𝖺𝗅𝗀𝗈 𝗆𝖺́𝗌?
RomanceSatoru Gojo, un joven albino citadino y modelo, acostumbrado a dormir con el ruido de la ciudad retumbando en sus oídos y sus sueños, a su vez, acostumbrado a las estrellas artificiales de la ciudad, decide tomarse unas vacaciones de todo eso por el...