EPÍLOGO

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                               Rhea

                *Cinco años más tarde*

Han pasado muchas cosas desde que Alfred despertó del coma.

La semana de después fuimos a una gala en la que gane un premio gracias a las fotos que le hice a Teo. En esa gala también conocí a Hazel la ahora prometida de Teo.

También gracias a ese premio ahora he podido abrir mi propio estudio de fotos, me está yendo bastante bien, de hecho una vez fotografié a Violeta Hódar. Ese fue uno de los mejores días de mi vida.

Alfred y yo nos casamos hace cuatro años. La boda fue preciosa,  todo el mundo se emociono con el discurso de Alfred, yo incluida, decidimos hacer la boda en Granada, la ciudad en la que nació Alfred.

Y hace tres años tuvimos a nuestras dos preciosas gemelas, Clara y Julia. Ahora tienen tres años y son unas granujas como su padre.

Mi relación con mi padre ha mejorado mucho el y yo ya nos llevamos bien y me llama casi todas las semanas.

Yo empecé a ir a un psicólogo, y Mariah, mi psicóloga se a convertido en una amiga más.

– Mamá, Julia no se sabe tú cumpleaños.

Me reí.

– Y tú te lo sabes, Clarita.

– No, te he venido a preguntar.

– Mi cumpleaños es el 20 de noviembre.

Clara alucinó

– Y el de papá.

– El de papá el 30 de noviembre.

Ahora sí que estaba flipando.

– Alaaa, es casi el mismo día.

Y se fue corriendo con su hermana.

Hoy Alfred y yo hemos quedado con Noelia y Gael y vamos a una discoteca. Y los dos viven en un barrio muy cerca de nosotros.

Noelia y Gael se conocieron en nuestra boda, desde la boda empezaron a salir y la verdad es  que me alegro mucho por ellos.

Nuestra boda fue el mejor día de mi vida ese y el día que nacieron las niñas. Nuestros padres se conocieron al fin. Y se llevaron genial.

La madre de Alfred, Laura ha acabado mudándose a Londres porque no soportaba estar tan lejos de nosotros y menos ahora que han nacido las niñas. 

– Cariño, estás estupenda. ¿Te he dicho ya que el rojo es tu color? –Me dijo Alfred abrazándome por la espalda.

– Creo que si

Le di un beso y me reí.

Alfred consiguió abrir si primer restaurante hace dos años y va genial. De hecho está viendo para abrir uno en España. Aunque el boxeo sigue siendo su mayor hobby.

– Vamos a despedirnos de las niñas.

Alfred me cogió de la mano y bajamos las escaleras.

– Mamá, ¿Con quien nos vamos a quedar?

– Julia, os vais a quedar con el abuelo para eso está en casa.

Mi padre estaba en Londres por trabajo y se había ofrecido a quedarse con las niñas. Ese había sido el motivo por el que decidimos quedar con Noe y Gael.

– ¡Si! – dijeron Clara y Julia a la vez.

–Chao niñas nos vamos – dijo Alfred antes de salir.

Nos dirigimos al coche y fuimos a la discoteca.

- Elige la música.

– Cada vez es más difícil sorprenderte.

– Siempre lo fue.

Me decidí por Perreo Bonito pero como siempre, la versión de operacion triunfo 2023.

Sabía que Alfred se la sabia pero me apetecía mucho escucharla.

– Hola, chicos.

– Hola.

Corrí y abrace a Noelia.

Ella ha abierto un centro de psicología en Londres que es dónde yo voy, y la verdad es que le va genial.

¿Y Gael?  El al final se decantó por trabajar junto a Alfred en el restaurante, aunque el  está pensando en abrir uno, y estoy segura que triunfará.

– Os tenemos una noticia. ¡Nos vamos a casar!

– ¡Enhorabuena! – gritamos Alfred y yo a la vez.

Después de felicitarles por la boda entramos a la discoteca.

Empezó a sonar Shut Up and Dance  de Walk the Moon. Y Noelia y yo la gritamos como unas locas.

Y después fue el turno de gritar junto a Alfred porque sonó Devuélveme a mi chica de los Hombres G.

Bendita canción.

¡Hombre conciencia si estás aquí!

Te pensabas que no iba a parecer en el epílogo.

No lo dudaba.

La noche terminó genial.

Aunque termino un poco pronto lo preferí.

Ya no tienes tanta resistencia como antes, eh

Te prefería cuando estabas calladita.

– Pequeña, ¿Que tal te lo has pasado?

– Genial, Chamberlaim. Cuando estoy contigo todo es imperfectamente, perfecto.

Alfred se río y me beso suavemente.

– Eso es porque estas tú. Vamos a ver a las niñas.

Subimos al cuarto de las niñas y estaban dormidas.

Mi padre me había dicho que se habían dormido una hora más tarde de habernos ido nosotros.

Son igual de dormilonas que la madre.

– Madre mía como han crecido.

– Todos hemos crecido. Sobretodo tu, pequeña.

Le abrazace y me reí.

Al final todo ha salido bien.

No, conciencia todo ha salido Imperfectamente, perfecto.

Imperfectamente, perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora