DOCE

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                                   Alfred

- Vera, no, porfavor.

Que cojones.

Rhea estaba hablando en sueños. Bueno más que sueños parecía una pesadilla

- Vera, pídeme lo que quieras, pero no me hagas nada.

La frecuencia cardíaca era muy rápida y estaba temblando. ¡Estaba sufriendo un ataque de pánico!

No la puedo dejar así, que hago, la despierto o no.

Mira que sea lo que dios quiera.

-Rhea, despierta- la di suavemente en el hombro.

Se sobresalto.

- Alfred- Me dijo mientras yo le abrazaba, abrazo que correspondí al segundo.

-¿Estás bien?

- Estoy mejor.

- Perdón si te molesta que te pregunte, pero ¿Quién cojones es Vera?

- Vera - dijo mientras se incorporaba en la cama -, era una antigua compañera...

Su voz está completamente rota.

- No hace falta que me lo cuentes, Rhea.

- No, no, quiero contármetelo. Vera, me hacía bullying, me humillaba públicamente frente a mis compañeros,-vi cómo le resbalaba una lágrima de su mejilla- cada vez que me veia o me humillaba o se hacía la víctima para que los profesores me castigarán. Por eso ahora tengo ataques de pánico, yo me tomo medicación pero creo que no es lo suficientemente fuerte.

Ella empezó a llorar.

- Ven aquí, mi niña - la abraze -, ya está. Todo paso.

- Todavía me hizo más... Perdón por mi voz, es doloroso.

- Rhea, de verdad no te preocupes, no hace falta que me lo cuentes.

Ella sonrió vagamente.

- No te voy a dejar a medias. El caso es que, ella me... Pegaba, bueno, su novio.

Joder con la fotógrafa.

Ahora mismo solo quiero abrazarla.

- Rhea, has probado a ir al psicólogo.

- Me gustaría, pero no encuentro ninguna que me convezca.

- Yo te puedo ayudar.

- Gracias, Chamberlaim.

- A ti, por contarmelo. Ahora vamos a dormir un rato más.

-Vale, Alfred.

- Dime.

- Gracias por escucharme.

- De nada pequeña.

Y nos volvimos a dormir acurrucados.

Imperfectamente, perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora