The Last Misson

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En algún punto desconocido de aquellas tierras, en una ubicación conocida únicamente por mercenarios, una situación se estaba dando entre todos aquellos que estaban apoyando a Vault.

Humanos, monstruos, criaturas de la noche discutían fuertemente entre ellos. Claro está, los monstruos entre ellos y los humanos por igual. Después de tantos meses de batallas, tanta sangre que habían derramado por Vault y su causa, todas las promesas que les había dicho que obtendrían si lo seguían.

¿Todo para qué?

NADA

En todo este tiempo no habían obtenido más nada que no fuera derrotas; Y lo peor era que perdían contra las putas hembras que se supone iban a poseer, ellas y aquel castaño que los había traicionado.

Pero su líder no estaba presente, cosa que no era rara para ellos. Solo los hacia enfurecer más y más, ellos eran quienes arriesgaban el cuello cada vez que atacaban un reino o aldea, ¿Y Vault? Se quedaba de lo más cómodo en sus bases secretas.

No era justo...

Se les habían prometido un sinfín de cosas, todo para que al final no obtuvieran nada. En verdad comenzaban a arrepentirse de haberse aliado con Vault.

No sé tú, pero yo no pienso arriesgar más el cuello por Vault.

Sí, yo tampoco lo hare. No ganamos nada más que dolor.

Poco a poco, esos comentarios fueron llenando las mentes de todos los humanos; Mientras que los monstruos bueno... digamos que ellos eran más expresivos físicamente.

Gruñidos guturales emanaban de lo más profundo de su ser, no por la batalla sino por el rencor y el odio. Tal era el aura de muerte que emanaban, que varios de quienes los rodeaban debieron de alejarse de ellos.

No querían terminar siendo los receptores de aquella ira.

Vault; Quien estaba meditando profundamente en una habitación secreta, era capaz de sentir las emociones tan negativas de sus soldados y aliados. No iba a mentirse, ellos estaban muy cerca del borde, solo necesitaban un poco más para que finalmente decidieran traicionarlo y largarse.

Solamente quedaba un reino, el reino que estaba bajo el cuidado de la diosa encarnada, Celestine.

Tras tantos intentos fallidos de conquista, estaba más que seguro que este reino iba a ser jodidamente difícil de invadir. No había nadie que quisiera vender el reino, las guardias eran exhaustivas y muy meticulosas, un ataque sorpresa sería imposible para ellos.

Se le acababan las opciones al igual que los recursos; Aquellas píldoras que Kin invento estaban por terminarse, el pacto que hizo para llamar a los perros del infierno solo serviría una última vez. Sus filas se habían reducido enormemente, y está de más decir que ya no confiaban en sus decisiones como líder.

Suspiraría mientras sus ojos viraban en dirección de la única luz del lugar; Sus ojos, reflejarían el fuego increpante de aquellas llamas. Una resolución vendría a él como un rayo, causando que se levantara y mirara en dirección a las llamas.

La idea que tenía era peligrosa y por demás riesgosa; No había una garantía que dijera que sobreviviría... pero no le quedaban más opciones.

Vault: (Es todo o nada)- Pensaría con decisión.

Sentiría un ligero ardor al tomar la vela, con la mano firme iría trazando un pentagrama en el suelo con la cera roja que caía de la vela. Terminada su obra, el mercenario se despojaría lentamente de su pesada armadura y armas, dejándolas fuera del pentagrama. Se colocaría en el centro, y con nada más que un pequeño cuchillo en la mano.

De la oscuridad... también nace la luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora