Cap. 4

31 0 3
                                    

Narra Sonia:

Íbamos en el coche de camino a casa, y tras una larga de sesión de playback, chistes y vídeos en el coche llegamos a casa. Iba por la urbanización de camino a la casa, junto con todos. Más de una vez me sentía observada, pero ya estoy acostumbrada. Lo primero que hice al llegar a casa fue cambiarme, me incomodaba mucho ese vestido ajustado.

Narra Cam:

Hoy me di cuenta de que Dylan vive en mi misma urba, tan sólo había una casa entre las nuestras. Dylan tenía sueño, por lo que se fue a su casa antes. ¿Sabéis? Ese tío me cae bien.
Me quedé solitario en la urbanización, pero se empezaron a oír unas risas a lo lejos. Me acerqué disimuladamente para ver de quienes se trataban.
Dime que estoy soñando.
La veo en todas partes.
Sonia Coralie. Acompañada por su hermana, Nash, Matt y dos tíos idénticos.
Vivía al lado de mi casa.
Era la casa que había entre la mía y la de Dylan.
Esto va a ser divertido.
Me quedé esperando a que entraran, no quería parecer ningún psicopata.
Pude ver como en la ventana de enfrente de mi casa se encendieron unas luces. Tuve todas las esperanzas del mundo de que era la habitación de Sonia. Comprobé que lo era, ya que se acercó a la ventana un segundo y pude reconocerla.
En marcha, fuckboy.
Cogí la primera piedra que vi y la lancé a la ventana. No tenía miedo por si se rompía, ya que eran de ese tipo de cristales protegidos.

Narra Sonia:

Me estaba cambiando hasta que lo que parecía ser una piedra chocó contra mi cristal llamando mi atención.
Abrí la ventana, a simple vista no vi nada, pero oí un silbido, agaché la cabeza y...
Venga ya tío.
¿Él otra vez?
-Hola Julieta- dijo coqueto.
-Que haces aquí psicópata?!
-Vivo allí- señaló la casa de enfrente.
Oh genial, mi nuevo vecino.
-Me dejas entrar, nena?- me guiñó por enésima vez el ojo. Parece una especie de tic o algo.
-Mmm... No- dije. Y acto seguido, cerré la ventana.
Me puse mis pantalones de pijama, iba a ponerme la camiseta, pero otro golpe me interrumpió. Tenía las persianas bajadas, así que no me imaginaba que cuando abriese la ventana iba a encontrarme a Cameron a la misma altura que yo.
No me lo puedo creer. ¿Había trepado hasta aquí?
-C.como?- balbuceé, aun impactada.
-Por el árbol, tontita- me fije bien y resulta que estaba agarrado a las ramas de un árbol.
Pasaron 3 segundos incómodos. Cameron me miraba relamiéndose el labio de arriba a abajo. Le seguí la vista y me di cuenta de que no llevaba puesta la camiseta, iba en sujetador. Pegué un brinco y me tapé rápidamente.
-Ni que fuera la primera vez que alguien te ve en sujetador- dijo él, refiriéndose a mi trabajo en Victoria Secret. Bufé.
-Vete.
-Jamás.
-V e t e
-Puedo entrar?
Me dio el impulso de empujarle, y así hice. Fue un poco cruel de mi parte, pero seguro que así ya no me molesta. Cayó al suelo.
-Upssss que fallo- dije con risita "inocente". Cerré la ventana y terminé de cambiarme.

Narra Cameron:

Vale, la muy capulla me tiró al puto suelo, quedé como un imbécil, pero esto aun no ha acabado. Miré a ver si tenía ventanas en la parte trasera de la casa. Resulta que tenía una terraza, y encima estaba abierta, miré si alguien estaba mirando, y empecé a trepar. Spiderman me llaman, señores.

Narra Marta:

Acabamos de llegar a casa, y me subí a mi habitación, resulta que se me olvidó tender la ropa, así que abrí mi terraza y empecé a tenderla. Me dio la sensación de oír un grito de niña, pero le resté importancia. Fui al baño un segundo, me entraron ganas de cagar arcoiris (Ekisde). Cuando volví, me pegué el susto de mi vida; un loco estaba trepando a mi terraza. Me puse a gritar como una loca, pero cuando el tío empezó a hablar, me callé para escucharle.
-Eh, relaja nena, soy Cameron- Cameron.. Cameron... Ostia, el pervertido del que Sonia me habló.
-¿A qué vienes?- dije yo cruzándome de brazos. Terminó de trepar, y continuó hablando.
-Buscaba a tu hermana, Sonia.- se le formó una tonta sonrisa en el rostro.
Lo sabía. Viene a violarla.
-Violarla? Ni que fuera un violinista.- dijo él entre risas.
-Mierda, lo dije en alto?- asintió con la cabeza- uppss, bueno en fin, que te vayas.
No me hizo caso, empezó a caminar hacia la puerta, le paré.
-¿Qué? ¿Te creías que ibas a pasar?
-¿Te creías que te iba a hacer caso?
-Te puedo encerrar, ¿lo sabías?
-Me da que no- señaló en tendedero.
Mierda.
Me quedé callada por unos segundos, y le dejé pasar. Sonia me va a matar, pero no podía ocuparme de él.

Narra Sonia:

Me tumbé en mi cama con mi Mac. Me puse a responder comentarios de fans, leer las noticias, las últimas modas...
Lo típico que hace una chica con su Mac, ¿no?
-Se puede?- dijo creo que Nash, tocando la puerta.
-Si.
Mala decisión. No era Nash, era... ¿¡CAMERON!?
-Hola nena.
-QUE COÑO HACES AQUÍ?! SI TE HABÍA EMPUJADO!- dije levantándome de la cama.
-Tengo mis soluciones, sabes?- le alcé una ceja, eso no tenía sentido- vale, tu hermana me dejó entrar.- eso sí.
Puta Marta.
Me quedé esperando a que se fuera. Se fue acercando poco a poco.
-A qué esperas?- susurraba muy, muy cerca mío.
-A que te pires- di un paso atrás.
-Sabes que no me iré- dijo acercándose aún más.
-No sé qué pintas aquí- pegué un paso para atrás, me caí. Fue patético. Él se empezó a reír, y me cargó como a una princesita. Si fuera Marta empezaría a reírme, pero como soy Sonia, le dije que me bajara.
No me va el rollo princesa.
-Se que quieres que me vaya- empezó a dar vueltas por toda mi habitación- pero una vez entro, ya no puedo salir.
Me quedé mirándole, extrañada.
-Claro que puedes, por donde has entrado.
-Me daría la ostia del siglo. ¿Quieres que llegue la policía acusándote de tirarme por la ventana? ¿O tu novio y se pregunte por qué salía de tu habitación?- tenía razón, mierda.
Iba a decirle que saliera por la puerta principal, pero resulta que no me da la gana de que los chicos empezaran a preguntarme que hacía Cameron en mi habitación.
-Vale- bufé - quédate. No se qué quieres de mi, pero porfavor no me violes.
-Tranquila- murmuraba mirando a la nada- tan solo quiero... Conocerte.
Me fijé en lo perfectas que eran sus facciones, es guapísimo el chico, pero...¿acaba de decir que tan solo quiere conocerme?
-¿Conocerme?
-O que me conozcas- dijo sonriente - no soy tan pervertido como parece.
Me quedé mirándole, la verdad, en ese momento se le veía un chico tranquilo, no sabía qué pensar.
-Vale. Te doy la oportunidad- me acerqué a él- ¿qué quieres hacer?
Cogió una almohada, me hizo una señal para que cogiera otra. Me gusta por donde iba la cosa.
-GUERRA DE ALMOHADAS!!!
Empezamos la guerra. Él era mucho más fuerte que yo, pero no más ágil. Me limité a corretear por la habitación. Hubo un momento en el que me acorraló. Me caí a la cama, se puso encima mío y empezamos a pegarnos con las almohadas.
Hubo un momento en el que nos dimos cuenta de la postura que habíamos adquirido. Pensar: él, tumbado encima mío, a tan solo un milímetro de mi, respiración agitada... Ahí lo dejo.
Nos empezamos a reír como psicópatas.
Se levantó, y me ayudó a levantarme.
-¿Te gustan las bromas telefónicas?-dijo él con su movil en la mano.
-No.
-¿Y hacerlas?
-Eso sí.
Empezamos a llamar por número privado a gente al azar.
-Hoooliiii es usted el señor Bieber.- empezó a hablar Cameron con voz de mariquita, era la leche, no podía evitar reírme (aunque tenía que aguantarme,claro)
-Si, usted quien es...
-Soy Antonio, la Antonieta. Tu amiguita la maricona cielín.
-Antonii.. Ya te dije que no quería nada más contigo- dijo Justin Bieber susurrando al teléfono.
WTF tuvo algo con un gay?!
No pudimos evitar reírnos a carcajadas, y colgar. También le hicimos bromas a David Guetta, Taylor Swift, y Barack Obama.
Me lo estaba pasando genial.
Miré mi reloj y resulta que ya era la 1:30. Pensé que no habría nadie abajo, así que acompañé a la puerta principal.
-Admítelo- dijo apoyándose en la puerta.
-¿El qué?
-Te lo has pasado genial.
-Bueno, no te ilusiones eh- dije poniendo mis manos sobre las caderas (pose diva ósea)
-Tarde- susurró sonriente, me besó en la mejilla, y se fue.
Sin mentir; fue genial, pero jamás querría tener nada con él. Es un mujeriego de mierda.
Me subí a mi habitación y me acordé de que tenía que planear una venganza en contra de Marta por haber dejado pasar a Cameron. Sonreí para mi misma; lo tenía. Tenía la venganza perfecta.
Y con una sonrisa en mi cara, me dormí. Mañana iba a hacer sufrir un poquito a mi querida melliza.

CoralieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora