Cuando era pequeño eras para mí eterno,
al sentir el tiempo eran muy largas las horas,
desde la bella primavera hasta el invierno,
desde el anochecer hasta llegar la aurora.
Te oía en las manecillas de un reloj sonar,
con un tic tac que era como una melodía,
y al caer el alba oía un ring ring resonar,
para volver a comenzar un nuevo día.
Y llegó pronto el tiempo de mi juventud,
para disfrutar de las horas de mi vida,
de poder vivir la vida con inquietud,
de vivir la vida atrevida y sin medida.
Ahora vivo la vida siendo un adulto,
ya vividos mis momentos de lozanías,
ahora soy más sabio, ahora más culto,
y ahora siento el tiempo es corto, ¡Que ironía!
Muy cercano está ya el momento de mi ocaso,
aunque he vivido tristes y gratos momentos,
y puedo rememorar algunos acaso,
para decirles que de nada me arrepiento.
Son muchas las vivencias que me han enseñado,
son mis errores con los que tanto he aprendido,
es con ellos que el éxito mismo he alcanzado,
aunque en el infortunio estuve confundido.
Y bien que no estaba equivocado del todo,
pues si que en realidad interminable eres,
somos nosotros que acabamos en el lodo,
¡Vive entonces hoy la vida porque te quieres!
26/05/2024
Ismael González Domínguez
