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Martin, tumbado bocarriba debajo de Juanjo, tenía los ojos cerrados mientras débiles suspiros salían de sus labios enrojecidos e hinchados, resultado de los apasionados besos que había estado recibiendo del maño segundos antes. Su pecho subía y bajaba irregularmente debido a la excitación del momento, y sus manos se encontraban en el pelo y la espalda del mayor, quien estaba ocupado dando húmedos besos por el cuello del vasco, aunque con cuidado de no dejar ninguna marca, recordando una de las normas del acuerdo que tenían.

Aquellos besos fueron bajando poco a poco, mientras Juanjo se iba deteniendo lentamente para no dejar ni un milímetro de la piel del menor sin probar, pasando por sus marcadas clavículas, sus hombros, su pecho, y descendiendo hasta su obligo, donde comenzaba a perderse su piel peligrosamente debajo de los calzoncillos.

El mayor subió de nuevo juntando desesperadamente sus labios con los de Martin, como si nunca fuese suficiente. Sus labios bailaban coordinadamente, mientras que sus lenguas por el contrario mantenían una lucha por demostrar quién de los dos dominaba el beso. Juanjo se encontraba con una mano apoyada al lado de la cabeza del menor para una mayor estabilidad, y con la otra comenzando a bajar lentamente (demasiado lento para el gusto de Martin) el elástico de la tela que cubría al pequeño. Este gesto envió descargas eléctricas por el cuerpo del vasco, haciendo que un gemido de escapase de su boca, lo que acabó por volver completamente loco al mayor.

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Se encontraban mirando al techo, ambos tumbados en las finas sabanas de la cama de Juanjo, intentando regular sus respiraciones tras ese momento de pasión compartida. Tras varios minutos, Martin giró su cabeza, encontrándose con la mirada del mayor, y ambos esbozaron una sonrisa que dejaba ver la complicidad entre ambos.

Ambos se sumieron en un silencio para nada incómodo.

Juanjo y Martin se conocían desde pequeños. Sus madres eran amigas desde que los dos infantes coincidieron en la misma clase con apenas 5 años, creando un vínculo entre ambas familias. Los padres de Juanjo adoraban a Martin, y los padres de Martin adoraban a Juanjo. Se podría decir que ambos se habían criado en ambas familias, ambas familias les habían visto crecer, madurar, cumplir años y graduarse juntos, por lo que entre Juanjo y Martin no podía haber mayor hermandad. Juanjo había estado para Martin en su primera audición para una obra de teatro, y Martin había estado para Juanjo en su primer bolo. Juanjo había estado para Martin la primera vez que le rompieron el corazón al menor, y Martin había estado para Juanjo la primera vez que el mayor se metió en una pelea cuando apenas tenía 13 años. Ambos se habían visto en sus peores momentos. Se complementaban perfectamente, eran Juanjo y Martin, Martin y Juanjo, la dupla perfecta.

Sin embargo, una noche en la que Juanjo había convencido a Martin para que le acompañase a una fiesta, la relación entre ellos sufrió un pequeño cambio.

🌷(Hace 5 meses)

Martin estaba apoyado en la barra hablando tranquilamente con Chiara sobre la dinámica de una de las clases a las que iban juntos, cuando una voz que conocía demasiado bien les interrumpió:

-Magtaann ven a bailar conmigooo -le suplicó el maño, llegando con los tres primeros botones de su blanca camisa desabrochados, y con una sonrisa, de esas tan características suyas. Se colocó al lado de su mejor amigo, rodeándole los hombros con un su brazo.

-Ahora no Juanji, no me apetece, te prometo que en un rato voy, ¿si? -le habló el pequeño al oído a su amigo elevando el tono, para que le pudiese oír debido a la alta música.

Significas demasiado | JUANTIN OT23Donde viven las historias. Descúbrelo ahora