VI

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Tras lo que parecieron años, el sonido del timbre que indicaba el fin del horario lectivo inundó los pasillos y las aulas. Martin recogió sus cosas rápidamente, como nunca lo había hecho, y tras despedirse precipitadamente de Paul, salió corriendo de la clase, y de la universidad. Nada más llegar al aparcamiento, reconoció el coche de su mejor amigo, así que comenzó a caminar en su dirección.

Al acercarse, su mirada se encontró con la de Juanjo, quien le sonrió enseñando su perfecta dentadura, esa sonrisa que hizo que un sentimiento cálido se instalase en el pecho de Martin, y que calmase su nerviosismo. Tal vez las Ruski tenían razón, y todo iba bien entre ellos.

-Hola -saludó el mayor en cuanto Martin entró en el coche-.

-Hola.

Ambos se quedaron unos segundos en silencio sonriéndose. Por la mente de Juanjo solo había un pensamiento: le gustaba el vasco, y se lo iba a decir. Llevaba desde que envió el mensaje preparandose un discurso es su mente, una declaración en condiciones. Unas cosquillas a causa de los nervios comenzaron a notarse en su estómago, mientras el chico que estaba sentado de copiloto lo miraba expectante.

-¿Y bien? ¿Qué era.. lo que querías hablar? -preguntó Martin, intentando que no se notase mucho su preocupación-.

-Primero vamos al parque, no seas impaciente -le contestó el maño mientras ponía en marcha en coche-.

Se moría de ganas por decírselo, pero necesitaba un poco mas de tiempo para organizar las palabras en su mente.

Martin por el contrario puso una mueca de fastidio, pero inmediatamente la sustituyó por una sonrisa de ilusión, cuando Juanjo le tendió su móvil permitiéndole poner música, como siempre.

El trayecto no duró mucho, y tras buscar aparcamiento, ambos empezaron a pasear por el parque. Martin comenzó a hablar como siempre de lo mucho que le gustaba ese parque, de los hermosos árboles, y de la paz que le transmitían. Mientras, Juanjo caminaba a su lado con una sonrisa escuchándole, con las manos en los bolsillos. Por mucho que intentaba concentrarse en lo que su amigo le estaba diciendo, en su mente se repetía constantemente lo que estaba a punto de hacer.

Decidieron sentarse en un banco que estaba situado entre dos enormes árboles, y que daba una vista directa al estanque del parque.

-Bueno, ahora sí Juanji, dime -se giró Martin hacia su amigo, mirándolo impaciente-.

Juanjo cogió aire antes de hablar.

-Martin yo... siento... osea a ver... c-creo que... pero osea no es desde hace m-mucho... -Juanjo comenzó a trabarse, las palabras que tanto se había repetido se agolparon en su mente y no fue capaz de pronunciar una sola frase coherente-.

Martin siempre fue una persona muy observadora, y notó al momento cómo a su mejor amigo le estaba costando mucho trabajo verbalizar lo que fuese que le preocupaba, así que cogió una de sus manos suavemente. Juanjo se calló al instante, y miró al pequeño.

Martin le miraba con una sonrisa tranquilizadora invitándole a continuar, mientras sus pulgares acariciaban lentamente las manos del mayor. A pesar de que su objetivo era tranquilizar a su amigo, Juanjo se puso aún más nervioso.

No se había parado a pensar en la posibilidad de que tal vez, el sentimiento no fuese correspondido. ¿Y si Martin de verdad le veía solo como su mejor amigo? ¿Y si una vez que le confesaba sus sentimientos, dejaría de mirarle así? ¿Y si se alejaba de él, y perdía a la persona de la que estaba enamorado?

Pov: Juanjo

No me puedo permitir perderle solo porque yo no haya podido contener mis sentimientos. No puedo. Está claro que él solo me ve como su mejor amigo, joder. ¿Qué estoy haciendo? ¿En serio pensaba decírselo y arruinarlo todo? Pero ahora no me puedo echar para atrás, está literalmente en frente mía mirándome, esperando a que yo se lo diga.

Significas demasiado | JUANTIN OT23Donde viven las historias. Descúbrelo ahora