Capitulo ¹⁰

150 22 2
                                    

Rode por el suelo y note la madera noble contra la mejilla mientras combatía sollozos que me sacudían el cuerpo entero. Toda mi vida había pasado de una soledad a otra, y el mero recuerdo del instante que oí decir a alguien que me dejaría solo en el hospital se sumió en una profunda desesperación.

Supongo que en el momento en que nos conocimos supe que yo estaba destinado a quedarme atrás, pero aún así oírlo de primero mano fue como un puñetazo en el pecho.

Gemí como un niño hambriento abandonado en la oscuridad. Mi cuerpo convulsionó con el impacto del recuerdo. Echado en el suelo frío como un náufrago arrojado a una playa desconocida, cedi a la futilidad de mi historia y dejé que todos los fracasos y errores encontrarán su voz en un sollozó incontrolable, hasta que, exhausto, me callé por fin.

Cuando el terrible silencio de la fatiga llenó el aire, distinguí una distante risa burlona que se desvanecía entre las sombras. Gozando con cada filigrana de dolor que yo sentía. Levanté la cabeza y gruñí.

Aún seguía cerca, lo bastante cerca para tocarme, lo bastante lejos para que no pudiera agarrarlo. Notaba como la distancia se reducía milímetro a milímetro cada segundo, era su estilo. Esconderse. Evadirse. Manipular. Controlar. Entonces en su momento propició atacaba. La diferencia era que, está vez, el blanco era yo.

Trate de recobrarme, me puse de pie bastante lento. Volví a caer dándome cuenta que en mis muñecas había cadenas que conectaban a la pared.

Parecía cansado, no, eso no es del todo correcto. Había superado el agotamiento para llegar a un ámbito distinto. Llevaba la ropa perfectamente limpia y planchada y la cara limpia y surcada de brillo. Jugueteaba con el arma plateada que hacía girar entre sus manos como si fuera un arillo. Pasando un instante, con el arma dio unos golpecitos a la pared.

—Te estás debilitando—comentó—. Supongo que no comprendí lo aterrado que tenías que estar de nosotros. No viste venir lo que hicimos. Menos mal que uno de nosotros estaba loco, o lo bastante loco como para decir que seguías con vida, y con un hijo.

Incluso con todas esas palabras pronunciadas, la tranquilidad de que mi pequeño Kimi estaba bien y a salvó seguía presente. No puede evitar sentir alivio aún sin saber si estaba bien.

— Vete a la mierda—susurré.

—Ya no es como antes Sergio — esbozó una ligera sonrisa por encima de su mirada cansada y sería. — Ahora es diferente, estás solo...—

—¿De que estás hablando?

Por primera vez, observé que tenía el dorso de las manos ensangrentado. El bajo los ojos y se encogió de hombros.

— Ya no me recuerdas. Sabía que te haría daño, como tú me lo hiciste a mi.

— Todos la pagamos caro, ¿verdad? —observó. El otro rió como si fuera una broma y sacudió la cabeza.

—Tu maldito, me robaste todo.

Sergio sin embargo, no estaba tan seguro.

—Oye rubiesito oxígenado, no se de que mierda hablas, solo sácame de aquí y olvidaré todo lo que pasó. Ahora.

El rubío se sintió ofendido pero no dejo expresarlo. Tomo los cabellos negros brevemente rizados y los jalo con fuerza.

—¡Me arrebataste todo lo que tenía, mi familia, mi patrimonio y al amor de mi vida!

—¡NO SE DE QUE CARAJOS ME HABLAS!

— ¡¿AH NO, RECUERDALO IMBÉCIL!?

En un abrir y cerrar de ojos los ojos del rubio le miraban fijamente, y sus ojos no se apartaban de la enorme cicatriz en su rostro. Le vino un recuerdo repentino a la cabeza, de la clase que se produce espontáneamente y te quita el aliento: en una casa en un pueblo de Inglaterra adónde los habían llevado después de que un par de hombres los hubiera encontrado sollozando, sangrando y caminando a trompicones por un callejón después de haber matado a un hombre que los quería secuestrar. Yo trate de defenderlos a los dos, solo tuve una opción ‹‹¿Pude ver al hombre?››No. Realmente no, llevaba un pasamontañas y sólo pude verle los ojos.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 27 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

| Cruces Destinados | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora