40| Ahógate en azúcar

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Capitulo largo.
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¿Saben? Cuando dije que quería ingresar a Oxford me imaginaba que sería complicado, pero esto

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¿Saben? Cuando dije que quería ingresar a Oxford me imaginaba que sería complicado, pero esto... Por Dios.

Mi cabeza está a punto de estallar, y cualquier cosa que me ayude a que la información de los libros se meta en ella me sirve.

Muerdo el extremo de mi birome, observando la hoja con el ceño fruncido. ¿En qué me metí?

«Compara y contrasta cómo Wordsworth y Dickinson representan la relación entre la humanidad y la naturaleza en sus respectivos poemas. Considera aspectos como el tono, el lenguaje, y las imágenes utilizadas por cada poeta»

Levanto la mirada, observando a la decana que está de pie custodiándonos, bueno, más bien está escudriñándonos con esos ojos oscuros que solo me generan ansiedad, sus lentes finos y aquel rodete no me inspiran mucha confianza, además de que está más rígida que piedra.

Los pupitres evitan que nos copiemos, y el salón me da claustrofobia, las manos me sudan así que me las paso por el jean, y no puedo evitar mover mi pie en un constante taconeo.

¿Todos los exámenes son así?

Pero bueno, ustedes de seguro se preguntan cómo llegué a este punto. Entonces, repasemos lo que pasó en estos... meses. Bueno, mejor dicho, mes y medio.

Desde mi cumpleaños, extrañamente todo ha empezado a ir mucho mejor. Luka se ve feliz, Nathan parece estar avanzando con Alex; Theo me ha dicho que ha empezado su ensayo para la universidad... Ah, y he empezado a ir al psicólogo de nuevo. Mamá y Natt insisten en que estoy muy delgada, pero yo estoy bien, lo juro. Y no es nada, o sea, nada nuevo.

Luka... Él ya sabe que voy, pero piensa que es por mi inseguridad, aunque a veces... siento que se preocupa demasiado.

Supongo que lo que más me costó, fue que la señorita Miller me diera la carta de recomendación. Y el día que lo hizo casi que me quedo sin mejillas, me dolían demasiado de tanto sonreír.

Por favor, Harringston.

Concéntrate.

La voz de mi cabeza me observa con desaprobación, y yo me limito a sacarle la lengua.

Vuelvo a mirar mi examen.

—Okey... Wordsworth... —murmuro para mí misma, y empiezo a escribir mi respuesta en la hoja.

Los meses estudiando valieron la pena, y es que la graduación está cada vez más cerca. Ya me quiero ver yendo lejos de aquel infierno al que llamo instituto, paseando por las calles de Inglaterra, tomando té. Finalmente tomando té sin ser juzgada por no ser una adicta a la cafeína, como mis amigos.

Qué Asco El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora