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LA NOCHE SE CIERNE SOBRE EL DESEMBARCO DEL REY, las velas parpadean suavemente iluminando la estancia. Entonces Rhaenyra entra sin previo aviso a la habitación, sobresaltándome en el proceso, al verla su expresión era una mezcla de emoción, ansia y determinación.
—Nymeria, tenemos que hablar. ¡Tienes que contarme los detalles!
¿Qué?
Me levanto de mi silla intentando procesar su estado.
—¿De que hablas?
La llevo hacia mi cama y juntas nos sentamos en la orilla.
—Te vi volando por la ciudad con Aeryon. ¿Qué estaban haciendo? —enarca una ceja en mi dirección con un toque de picardía.
Suspiro al saber el motivo de su alegría y no puedo evitar mirarla de manera divertida.
—No fue nada peligroso, solo quería saber como se sentía volar en un dragón. Aeryon quería mostrarme la ciudad desde el cielo. Fue tan emocionante.
Al fin y al cabo parece que compartimos la misma felicidad, pero enfocado en distintos lados.
—Fue increíble verlos. La forma en que volaban juntos, parecía que el cielo mismo los celebraba. Pero dime, ¿qué está pasando entre ustedes dos? —dijo con enticiasmo he intriga.
—¿Por-por qué dices que hay algo entre nosotros? —pregunto intentando sonar lo más normal posible.
—Nunca había visto a mi hermano ser tan libre, ni mucho menos dejar que alguien que no sea el tocara su dragón, de alguna manera tu fuiste la escepcion.
No respondí por un segundo, no sabía que responder.
—Es la primera vez que lo escucho reír y sonreír de una manera continua, normalmente siempre era alguien frío y distante, pero tu... Lo cambiaste —pude ver algo en su mirada que de alguna manera sentía tristeza.
—Creeme que no se que fue lo que hice, pero tal vez si hablas con el sobre con libertad puedas conectar la con el —le aconsejo.
—Lo intentaré. No estaría mal tenerte como cuñada después de todo —sonríe abiertamente.
No pude evitar atragantarme con mi garganta.
¿Aeryon y yo? Imposible ¿no?
No, no, no. No creo que sea algo legal, el tiene diecisiete y yo casi catorce. No parecía correcto, ni siquiera sabía que sentía por el, nunca me he enamorado y con justa razón solo tengo trece, pero con solo ver a Aeryon mi corazón palpita más fuerte, me sudan las manos, incluso siento algo en el estómago que se retuerce, no se si es alguna enfermedad o el significado de algo más, pero sabía que no era para mi, por más que en mi interior lo añoraba.
Maldita edad
—Aeryon te mira de una manera especial, Nymeria. Lo noto en sus ojos, en la forma en que te trata. No es solo amistad, es algo más profundo. Y quiero que lo sepan, que lo exploren, pero con cautela. Sobretodo teniendo en cuenta que deberá desposar a alguien antes de que cumpla la sus dieciocho años.
Tosí a más no poder, atorando me con mi saliva nuevamente. Dijo ¿Desposar?
—¿Qué querés decir con desposar?
—Al ser heredero al trono necesita a una esposa, engendra hijos, herederos al trono y por ende mantener la descendiencia.
Mi mente no dejaba de dar vueltas en esa palabra, desposar, desposar, desposar.... ¿Se casaría con alguien más? ¿Me olvidará?
Por alguna razón mis ánimos bajaron inmediatamente.
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