𝟎𝟗. 𝗉𝗋𝗈𝗉𝗎𝖾𝗌𝗍𝖺

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ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ɴᴜᴇᴠᴇ|"𝐩𝐫𝐨𝐩𝐮𝐞𝐬𝐭𝐚"

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EL PEQUEÑO AEGON, CON LAS MEJILLAS ROSADAS Y UNA RISA ADORABLE, seguía entretenido con una hoja que había encontrado en el suelo, como si aquella simpleza fuera el juego más interesante del mundo

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EL PEQUEÑO AEGON, CON LAS MEJILLAS ROSADAS Y UNA RISA ADORABLE, seguía entretenido con una hoja que había encontrado en el suelo, como si aquella simpleza fuera el juego más interesante del mundo. Aeryon, observándolo con una sonrisa que no había sentido en mucho tiempo, se dio cuenta de que sus ojos no podían evitar desviarse hacia Nymeria, quien lo cuidaba con una ternura cautivadora. Como lo había hecho hace un par de días atrás cuando lo conoció. Sin pensarlo, comenzó a caminar en su dirección, como si una fuerza invisible lo empujara.

Nymeria alzó la vista al percibir su acercamiento, y una ligera sonrisa, mitad sorpresa y mitad diversión, cruzó su rostro.

─¿Vas a regañarme porque Aegon casi arranca todas las plantas del jardín? ─bromeó, intentando disimular el rubor que le subía a las mejillas al verlo acercarse con tanta seguridad.

Aeryon sonrió, deteniéndose justo a su lado.

 ─No estoy aquí para hablar de jardines, Nymeria ─dijo con una voz suave y firme, que hizo que ella lo mirara aún más intrigada ─Pero sí que podríamos empezar a hablar de cómo planeas quedarte aquí.

Nymeria lo miró, sorprendida por sus palabras directas, y soltó una risita nerviosa. 

─Oh, bueno... no sabía que la estadía era negociable.

Aeryon alzó una ceja, con una sonrisa tan segura que logró descolocarla un poco. 

─No lo es, o al menos en este caso lo sería ─replicó, extendiendo una mano en dirección a los jardines ─¿Caminarías conmigo un rato? Hay algo importante que quiero decirte.

Aegon estaba distraído, entretenido con una hoja particularmente grande, así que Nymeria asintió, disimulando su nerviosismo. Caminó a su lado hasta un rincón apartado, donde se respiraba tranquilidad, lejos de la vista de los demás.

Aeryon se detuvo, girándose para mirarla de frente, y cuando habló, su voz tenía un tono protector que le hacía estremecer el corazón.

─Desde que llegaste a Desembarco del Rey, Nymeria, has cambiado muchas cosas en mi vida ─empezó él, sus palabras directas y sin rodeos ─ Es curioso... siempre fui el tipo que no se detenía por nada ni por nadie, pero tú... bueno, tú eres la primera que me ha hecho querer detenerme. Eres más fuerte y valiente de lo que te das cuenta. Y quiero que sepas que, mientras yo esté aquí, nunca tendrás que enfrentar nada sola.

Nymeria, sintiéndose desarmada ante su mirada intensa, intentó conservar algo de ligereza. 

—¿Eso significa que vas a ofrecerme escolta las veinticuatro horas del día? Porque yo no necesito una...

─Oh, sé que puedes cuidarte sola ─replicó él, con una sonrisa galante que solo hizo que ella se sonrojara más ─Pero yo estaré ahí contigo, no por necesidad, sino porque no hay lugar en este mundo donde preferiría estar.

Nymeria lo miró, sintiéndose a la vez abrumada y emocionada. 

─¿Aeryon... esto es una propuesta? ─susurró, un poco nerviosa, tratando de entender lo que estaba ocurriendo.

─Es exactamente eso ─confirmó él, sin apartar sus ojos de los de ella ─No quiero una vida en la que solo seas mi amiga, ni tampoco solo una compañera de paso. Quiero una vida en la que tú seas mi esposa, mi igual... mi todo.

Por un momento, Nymeria no supo qué decir. Los pensamientos comenzaron a arremolinarse en su cabeza. Por mucho que lo amara y lo deseara en su vida, parte de ella pensaba en su hogar y en el tiempo al que pertenecía. ¿Y si algún día, por alguna razón, podía regresar? Pero entonces, al mirarlo, comprendió algo: su destino estaba allí, en Desembarco del Rey, y, al fin y al cabo, ¿quién era ella para desafiarlo?

Inspiró profundamente y, con una sonrisa sincera, dijo: ─Aeryon... tú eres... increíble. He encontrado en ti algo que jamás pensé que tendría. Extraño mi hogar, pero... si este es el lugar donde debo estar, contigo, entonces lo acepto. Sí, Aeryon. Sí, acepto.

Aeryon sonrió como nunca lo había hecho y en menos de un segundo, Nymeria se encontraba dando vueltas por el lugar.

─Creo que deberíamos regresar con Aegon, antes de que termine con el jardín y mi padre o la perra de Alicent me envíen a las mazmorras ─bromea y Nymeria ríe.

Aeryon la observó, una expresión de alivio y alegría en su rostro. La acercó a él y, con una mezcla de ternura y pasión, la besó, sellando así la promesa de enfrentar juntos cualquier destino que los esperara.






 La acercó a él y, con una mezcla de ternura y pasión, la besó, sellando así la promesa de enfrentar juntos cualquier destino que los esperara

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⏰ Última actualización: Nov 01 ⏰

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