La luna llena brillaba sobre Mondstadt, iluminando la ciudad con una luz plateada que daba un aire mágico a todo. Aether y Mona habían pasado el día explorando nuevas áreas y desentrañando misterios, pero ahora se encontraban en la cima de la colina Starfell, un lugar conocido por sus vistas estelares.
—Este lugar es realmente hermoso —dijo Mona, mirando el cielo nocturno lleno de estrellas—. Me recuerda por qué me dediqué a la astrología en primer lugar.
Aether asintió, observando las constelaciones que adornaban el cielo.
—Es increíble pensar en lo vasto que es el universo. Hay tantos misterios por descubrir.
Mona sonrió y se volvió hacia Aether.
—Y, sin embargo, algunos de los mayores misterios pueden estar justo frente a nosotros.
Aether sintió su corazón acelerarse un poco ante la mirada de Mona. Habían pasado tanto tiempo juntos, compartiendo aventuras y momentos especiales, que su conexión se había vuelto innegable. Pero aún no había encontrado el momento adecuado para expresar lo que realmente sentía.
—Mona, hay algo que he querido decirte desde hace tiempo —dijo Aether, tomando una profunda respiración para calmar sus nervios—. Desde que te conocí, has sido una compañera increíble. Hemos enfrentado muchos desafíos juntos, y cada día me siento más agradecido por tenerte a mi lado.
Mona lo miró con una mezcla de curiosidad y expectativa, su corazón latiendo con fuerza.
—Aether, yo también he sentido lo mismo. Desde el primer momento en que nos conocimos, supe que había algo especial entre nosotros.
Aether dio un paso más cerca de ella, sus ojos reflejando la luz de las estrellas.
—Mona, no puedo ignorar más mis sentimientos. Me importas mucho más de lo que puedo expresar con palabras. Quiero estar a tu lado, no solo como compañeros de aventura, sino como algo más.
Mona sintió una oleada de emociones mientras las palabras de Aether resonaban en su corazón. Había esperado este momento, temiendo y anhelando a la vez lo que podría significar.
—Aether, yo... yo también siento lo mismo. Eres más que un amigo para mí. Siempre he admirado tu valentía y tu bondad, y no puedo imaginar mi vida sin ti.
Aether tomó suavemente la mano de Mona, sus dedos entrelazándose con los de ella.
—Entonces, ¿qué te parece si dejamos que las estrellas sean testigos de nuestro comienzo juntos?
Mona sonrió, sus ojos brillando con lágrimas de felicidad.
—Me encantaría.
En ese momento, bajo el cielo estrellado de Mondstadt, Aether y Mona se abrazaron, sellando sus sentimientos mutuos en un beso lleno de promesas y sueños compartidos. Las estrellas parecieron brillar más intensamente, como si celebraran la unión de dos almas destinadas a encontrarse.
La confesión de Aether y Mona marcó un nuevo capítulo en su historia, uno lleno de amor, aventuras y la certeza de que juntos podrían enfrentar cualquier desafío que Teyvat les presentara. Y así, bajo la luz de las estrellas, su amor floreció, fuerte y brillante, como las constelaciones que los habían guiado hasta este momento.
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Espero que disfrutes de este cuarto capítulo de "Destellos de Amor". Si necesitas más capítulos o algún ajuste, ¡no dudes en decírmelo!