El vínculo entre Aether y Mona seguía creciendo, y cada día juntos parecía más especial que el anterior. Habían compartido aventuras, desafíos y momentos de profunda conexión. Pero Aether sabía que había llegado el momento de dar el siguiente paso en su relación.
Había escuchado sobre un lugar llamado la Isla de las Nubes, un sitio escondido entre las montañas de Liyue, famoso por sus vistas impresionantes y su atmósfera mágica. Decidió que sería el lugar perfecto para una propuesta que Mona jamás olvidaría.
—Mona, ¿quieres acompañarme a un lugar especial hoy? —le preguntó Aether una mañana mientras desayunaban en la posada de Mondstadt.
—¿Un lugar especial? Claro, Aether, me encantaría —respondió Mona con una sonrisa, intrigada por la sorpresa que él tenía preparada.
Después de reunir sus cosas, partieron hacia Liyue, viajando a través de paisajes pintorescos y disfrutando de la compañía del otro. Aether llevó a Mona hasta una pequeña barca, y juntos navegaron hacia la misteriosa Isla de las Nubes.
Cuando llegaron, Mona quedó maravillada por la belleza del lugar. La isla estaba cubierta de flores exóticas, y una cascada caía suavemente en una laguna cristalina. Las nubes rodeaban la isla, creando una sensación de estar en un mundo aparte, lleno de magia y serenidad.
—Aether, este lugar es increíble —dijo Mona, girando sobre sí misma para tomar en toda la vista—. Es como un sueño hecho realidad.
Aether sonrió, sintiendo el nerviosismo crecer en su interior mientras sacaba un pequeño objeto de su bolso.
—Me alegra que te guste. Hay algo que quiero preguntarte, Mona.
La curiosidad en los ojos de Mona se intensificó cuando vio que Aether se arrodillaba frente a ella, sosteniendo una pequeña caja de terciopelo.
—Mona, desde el momento en que nos conocimos, has sido una luz en mi vida. Hemos compartido tantas aventuras y desafíos, y cada uno de esos momentos solo ha fortalecido mi amor por ti. Eres mi compañera, mi confidente y mi amor verdadero. No puedo imaginar mi vida sin ti.
Abrió la caja, revelando un hermoso anillo adornado con una gema que reflejaba los colores del amanecer.
—Mona, ¿quieres casarte conmigo?
Los ojos de Mona se llenaron de lágrimas de felicidad. No había esperado una propuesta tan pronto, pero en su corazón sabía que este era el camino que deseaba seguir.
—Aether... sí, sí, quiero casarme contigo. Te amo con todo mi corazón.
Aether se levantó y deslizó el anillo en el dedo de Mona. Se abrazaron, sus corazones latiendo al unísono con una emoción pura y sincera.
—Te amo, Mona —dijo Aether, mirándola a los ojos—. Prometo estar a tu lado, en las buenas y en las malas, siempre.
—Y yo te amo, Aether —respondió Mona, sonriendo a través de sus lágrimas—. Juntos, no hay nada que no podamos enfrentar.
La isla parecía brillar aún más intensamente mientras los dos se abrazaban, sellando su compromiso con un beso. La cascada seguía su curso, y las flores alrededor de ellos parecían florecer con renovada vitalidad, como si la naturaleza misma celebrara su amor.
Después de la propuesta, pasaron el resto del día explorando la Isla de las Nubes, hablando sobre su futuro y los sueños que querían alcanzar juntos. Se sentían más unidos que nunca, y cada momento compartido solo fortalecía su amor.
De regreso en Mondstadt, la noticia de su compromiso se esparció rápidamente. Sus amigos y compañeros los felicitaron con alegría, especialmente Lisa, que no pudo contener su entusiasmo.
—¡Felicidades! Sabía que eran perfectos el uno para el otro —dijo Lisa, abrazándolos a ambos.
Aether y Mona sonrieron, agradecidos por el apoyo y el amor de sus amigos. Sabían que su viaje juntos apenas comenzaba, y estaban emocionados por todo lo que el futuro les deparaba.
Los días siguientes estuvieron llenos de preparativos y planes para su boda. Aunque había mucho por hacer, Aether y Mona se aseguraron de disfrutar cada momento, sabiendo que cada paso los acercaba más a su vida juntos.
Finalmente, el día de la boda llegó, y Mondstadt se llenó de alegría y celebración. Bajo el cielo estrellado que había sido testigo de su amor desde el principio, Aether y Mona se prometieron amor eterno, rodeados de sus seres queridos.
Y así, con el brillo de las estrellas como testigo y la promesa de un futuro lleno de amor y aventuras, Aether y Mona comenzaron su nueva vida juntos, sabiendo que su amor era tan eterno como el cielo que los había unido.
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Espero que disfrutes de este sexto capítulo de "Destellos de Amor". Si necesitas más capítulos o algún ajuste, ¡no dudes en decírmelo!