Los meses pasaron rápidamente, llenos de preparativos y expectativas mientras Aether y Mona esperaban la llegada de su hija. Su hogar en Mondstadt estaba listo para recibir al nuevo miembro de la familia, con una habitación decorada con estrellas y constelaciones, reflejando el amor de Mona por la astrología.
El día del nacimiento llegó en una mañana clara y fresca. Mona, con la ayuda de Jean y Lisa, se preparaba para el momento más importante de su vida. Aether, aunque ansioso, se mantuvo a su lado, dándole fuerza y apoyo.
—Todo va a salir bien, Mona —dijo Aether, tomando su mano y mirándola con ternura—. Estoy aquí contigo.
Mona asintió, sintiéndose reconfortada por la presencia de Aether. Jean y Lisa, con sus habilidades y calma, se encargaron de todos los detalles, asegurándose de que Mona estuviera lo más cómoda posible.
Las horas pasaron y, finalmente, el llanto de un bebé llenó la habitación. Una oleada de alivio y felicidad recorrió a todos los presentes.
—Es una niña —dijo Jean con una sonrisa, entregándole la pequeña a Mona.
Mona tomó a su hija en brazos, lágrimas de alegría corriendo por sus mejillas. Aether se inclinó para ver a la bebé, sus ojos brillando con emoción.
—Es perfecta —dijo Mona en voz baja, mirando a su hija con amor—. Hola, pequeña. Bienvenida al mundo.
Aether acarició suavemente la mejilla de su hija, sintiendo una conexión inmediata y profunda.
—Hola, mi pequeña estrella —dijo Aether, con la voz cargada de emoción—. Soy tu papá.
Los días siguientes estuvieron llenos de primeras experiencias y descubrimientos. Aether y Mona se adaptaron rápidamente a su nuevo papel como padres, apoyándose mutuamente y disfrutando cada momento con su hija.
Decidieron llamarla Selene, en honor a la diosa de la luna, simbolizando la luz que había traído a sus vidas. Selene, con sus grandes ojos curiosos y su sonrisa inocente, se convirtió en el centro de su universo.
Una tarde, mientras el sol se ponía, Aether y Mona salieron al porche con Selene, disfrutando de la vista y la tranquilidad de su hogar.
—Mira, Selene —dijo Aether, señalando el cielo—. Esos son los mismos cielos que mamá y papá han visto en todas sus aventuras. Algún día, te contaremos todas nuestras historias.
Mona sonrió, acunando a Selene en sus brazos.
—Y también te enseñaremos a leer las estrellas, como tu mamá —añadió Mona, mirando a Aether con amor.
Los días se convirtieron en semanas, y las semanas en meses. Selene creció rodeada de amor y cuidado, y Aether y Mona encontraron un nuevo ritmo en su vida, combinando sus aventuras con la crianza de su hija.
Una noche, mientras observaban las estrellas desde el jardín, Aether se volvió hacia Mona.
—Nunca pensé que la vida podría ser tan perfecta —dijo, tomando la mano de Mona—. Gracias por todo, Mona. Por ser mi compañera, mi amor, y ahora, la madre de nuestra hija.
Mona lo miró, sus ojos brillando con amor y gratitud.
—Y yo te agradezco a ti, Aether. Por estar siempre a mi lado, por apoyarme y por darme la familia que siempre soñé.
Selene, que estaba acurrucada entre sus padres, miró las estrellas con fascinación, balbuceando alegremente.
—Mira, Selene —dijo Mona, señalando una constelación—. Esa es la constelación de la Osa Mayor. Algún día, te enseñaremos todas las estrellas.
Aether sonrió, abrazando a su familia.
—Y así, nuestra aventura continúa. Con cada día, cada estrella, cada momento juntos.
Bajo el cielo estrellado de Teyvat, Aether y Mona sabían que habían encontrado un amor verdadero y duradero. Y con Selene a su lado, su viaje juntos estaba lleno de promesas y sueños por cumplir.
El futuro era brillante y lleno de esperanza, y con cada amanecer, la familia se fortalecía aún más, lista para enfrentar cualquier desafío y disfrutar cada alegría que la vida les ofreciera.
Y así, con las estrellas como testigos, Aether, Mona y Selene continuaron su viaje, sabiendo que el amor que compartían era eterno y tan vasto como el cielo que los había unido desde el principio.
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Espero que disfrutes de este capítulo final de "Destellos de Amor". Ha sido un placer desarrollar esta historia para ti. ¡Si necesitas algo más, no dudes en decírmelo!