Aether se encontraba de pie en la cima del Monte Tianheng, mirando hacia abajo hacia la vasta extensión de Liyue. La brisa fresca de la montaña jugaba con su cabello mientras reflexionaba sobre su reciente encuentro con Mona en la playa. Habían compartido momentos de conexión genuina y curiosidad mutua, y Aether no podía sacarla de su mente.
De repente, una voz lo sacó de sus pensamientos.
—¿Perdido en tus pensamientos otra vez, Aether?
Aether se giró y vio a Mona acercándose a él con una sonrisa en los labios.
—¡Mona! —exclamó, sorprendido por su llegada—. ¿Qué haces aquí?
Mona se detuvo frente a él y le lanzó una mirada traviesa.
—¿Acaso no puedo visitar a mi amigo en su lugar favorito de Liyue?
Aether sonrió, sabiendo que Mona estaba jugando con él.
—Por supuesto que puedes. Me alegra verte aquí.
Mona se acercó a él y miró hacia el horizonte.
—Es una vista impresionante desde aquí arriba. No me sorprende que te guste venir aquí a reflexionar.
Aether asintió, disfrutando de la compañía de Mona mientras observaban juntos el paisaje.
—Es un lugar tranquilo y pacífico. Perfecto para aclarar la mente.
Mona le lanzó una mirada significativa.
—¿Qué es lo que tanto te preocupa, Aether? Puedes confiar en mí.
Aether vaciló por un momento, luchando con la decisión de abrir su corazón a Mona. Pero luego decidió que confiar en ella era la mejor opción.
—He estado pensando mucho en nuestro encuentro en la playa, Mona. Me sentí tan conectado contigo en ese momento, y no puedo sacarte de mi mente desde entonces.
Mona lo miró con curiosidad, esperando a que continuara.
—Sé que estamos en medio de una búsqueda importante para encontrar a mi hermana, pero... no puedo evitar preguntarme si hay algo más en nuestro destino.
Mona escuchó en silencio mientras Aether compartía sus pensamientos y preocupaciones. Cuando terminó de hablar, ella le tomó suavemente la mano.
—Aether, entiendo cómo te sientes. Yo también he sentido una conexión especial contigo desde que nos conocimos. Pero el destino es un misterio, y a veces debemos dejar que las cosas sigan su curso.
Aether asintió, agradecido por las palabras de consuelo de Mona.
—Tienes razón, Mona. Solo debemos seguir adelante y confiar en que el destino nos guiará en la dirección correcta.
Mona le sonrió con ternura, sintiéndose más cerca que nunca de Aether en ese momento.
—Exactamente. Estoy aquí para ti, Aether, en cada paso del camino.
Aether devolvió la sonrisa, sintiendo una sensación de calidez y gratitud hacia Mona.
—Gracias, Mona. Significa mucho para mí tener tu apoyo.
Mientras el sol se ponía en el horizonte, Aether y Mona se quedaron juntos en la cima del Monte Tianheng, sabiendo que, pase lo que pase, siempre tendrían el uno al otro. Y aunque el futuro seguía siendo incierto, estaban seguros de una cosa: mientras estuvieran juntos, podrían enfrentar cualquier desafío que se les presentara.
Y así, en la cima de una montaña en Liyue, continuó la historia de amor entre Aether y Mona, una historia llena de esperanza, amistad y el poder del destino.
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Espero que disfrutes de este segundo capítulo de "Destellos de Amor". Si deseas más capítulos o algún ajuste, ¡no dudes en decírmelo!
