Extras V

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“Nidos II…”
Es una gran labor y orgullo crear un espacio especial para que una
pareja se sintiera a gusto, cómoda, protegida, y pudieran vivir y
empezar una familia.
Aves, mamíferos, incluso peces hacen nidos, madrigueras, o puedes
llamarlos hogares.
Los dragones no son la excepción, aunque tradicionalmente estos
utilizan cuevas, zonas montañosas y altas para escoger un rinconcito
para vivir en paz, este dragón en particular se estaba encargando de
hacer un nido para la comodidad de su todo, y he ahí el detalle, su todo
era un humano, y aunque era tolerante, comprensible y el mejor de
todos, quería darle lo mejor, y si él estaba acostumbrado a vivir en
esos nidos de madera llamados chozas, entonces le haría la mejor.
Claro, los dragones no tienen precisamente experiencia construyendo
esa especie de nidos, como ya se comentó, las cuevas resultan ser
cómodas, más si se encuentran cerca de lugares cálidos como
volcanes, o del mar, para tener más cerca el alimento preferido que
eran peces.
Ahora, ¿Cómo un dragón iba a crear una choza?, pues preguntando y
observando, no iba a pedir ayuda, claro que no, él debía construir la
choza él solo, su orgullo se lo impedía, cosas de machos dragones o
algo así era lo que afectaba esa increbantable decisión.
Se guio con instrucciones y alguno que otro consejo que obtuvo del
carpintero de la aldea, e incluso de Gobber, quien le proporciono
algunas herramientas, resultaba una gran ventaja el poder adquirir esa
forma humanoide y poder manipularlas, aunque muchas veces solo
bastaba su fuerza y garras para cumplir las tareas.
Para asombro de muchos, vikingos y dragones por igual, mostro ser
talentoso a la hora de cumplir su meta.
-Me tiene bastante sorprendido esa bestia, para creaturas
acostumbradas a vivir a la intemperie o cuevas es muy bueno
construyendo- Gob miraba interesado desde la casa de su amigo al
dragón en su forma humanoide acarreando madera y con apenas unas
cuantas herramientas se las ingeniaba para ir armando poco a poco su
“nido”, todo lo demás era fuerza, pero bien calculada.
-Hmmm- Stoick también observaba, para que negarlo, desde la primera
vez que derrumbo los cimientos él también había notado que ese
dragón tenia talento.
No lo admitirá, pero como en la segunda o tercera vez se le hizo difícil
derribar los cimientos y algunas columnas de madera, al parecer había
aprendido a reforzarlos, de alguna manera habían traído algo bueno sus
ejemp arranques ejemp atentados ejemp sugerencias practicas… según
él.
-Y también es bueno ver que ya no saltaras a destruir su trabajo-
-No lo digas como si no tuviera nada que hacer Gob-
-Aunque era un buen pasatiempo ver como la derribabas-
-Jajajaja muy gracioso Gob, muy gracioso-
Ambos hombres seguían observando el trabajo del dragón de escamas
negras, poco a poco este había formado en el terreno que había
escogido junto a Hiccup los cimientos de su hogar, o nido como a este
le gustaba llamar, poco a poco donde solo había tierra, maleza y
algunas piedras pequeñas, cimientos se formaron, vigas de madera se
alzaron, el esqueleto de una casa que poco a poco estaba siendo
cubierta se había formado, un gran trabajo admitían ellos dos, uno más
de manera más abierta y verbal que el otro con un gruñido ocasional.
Praxedes muy a pesar de Stoick, había hecho un gran trabajo, con todo
y los atentados que este había tenido por sus arranques de furia.
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=El sabio y su aprendiz=
Si haber sido sorprendidos por la muestra de afecto entre el dragón y
la “chica” los dejo estupefactos, esto se quedó corto cuando les
informaron que la “chica” era la embarazada, y que el otro padre era el
dragón, y para rematar, que la “chica” en realidad no era una “chica”.
Fue impactante, pero el anciano celta rápidamente se repuso y acepto
este hecho como uno de los casos más singulares que hubiera llegado
a tratar, su curiosidad y su juramento por ayudar al próximo cuando
decidió dedicarte a su profesión le alentaban a seguir adelante, además
vería a su vieja amiga y tal vez revivirían algunos de sus viejos días.
El aprendiz, bueno, era un muchachito que no había viajado mucho ni
tenido experiencias semejantes a estas, por lo que para él le tomo algo
de tiempo procesar todo aquello, no es que le desagradara la singular
pareja o el estado del chico que había llegado a confundir con chica, es
que fue demasiado impactante para él, como dirían algunos, estaba
demasiado verde.
Solo, era demasiado extraño y sorprendente, no era fácil de creer aun
cuando fuera testigo de todo aquello.
Los días empezaban a pasar estableciendo una rutina con algunas
variables, la fecha del nacimiento estaba cada vez más cerca de
acuerdo al par de curanderos, y los nervios de los padres, el suegro y
el tío rubio estaban a flor de piel.
Y con ello, el sabio y su aprendiz, que terminaron instalados en la
vivienda de la vieja amiga del celta, aprendían poco a poco sobre su
nuevo paciente tan particular así como de la aldea en la que se
hospedaban.
Para el muchacho de nombre Mervin ver como interactuaban humanos
y dragones de manera tan pacifica, o al menos tan pacifica con los
típicos roces que puede haber con dos seres tan distintas en una
aldea, siempre lo dejaba con la boca abierta.
En su tierra natal, tambien había dragones, no tantos como ahí, pero
los había, y casi siempre los encuentros entre humanos y estos
terminaban en conflicto, ¿Cuál era el secreto para que esta tribu
pudiera convivir asi con estas bestias?
Hiccup.
-Hey Mervin, ¿ocurre algo?-
-He no joven Had…-
-Hiccup, ya te he dicho que me llames solo Hiccup-
-Sí, digo no, no pasa nada Hiccup-
Para Mervin el castaño de ojos verdes era un ser más allá de lo fuera
de lo usual, no solo por su estado actual, sino también porque podía
comportarse de manera tan natural y tranquila rodeado de todos esos
seres llenos de colmillos, garras y hasta cuernos y púas como si fueran
perros o gatos inofensivos, los vikingos aun reaccionaban de manera
algo brusca con respecto a aquellas creaturas si estas estaban
demasiado cerca o si hacían una que otra travesura, incluso su sabio y
poderoso maestro actuaba con cautela con estas creaturas tan
impredecibles, pero Hiccup, este parecía desenvolverse tan bien entre
ellas como uno más.
¿Era por qué estaba esperando a uno de los suyos? ¿Por qué estaba
emparejado con el de escamas negras? ¿o algo más?
En esos momentos estaban en la casa del dragón y el humano que era
el paciente de su maestro, más que la típica consulta era algo más
social que consulta médica.
La curandera amiga de su maestro, la viejita algo espeluznante y bajita
en su opinión, un amor ante los ojos de su maestro, al parecer había
adquirido cierto cariño especial por Hiccup, lo cual significaba que lo
visitaba muy seguido últimamente, y como su maestro no podía estar
lejos de su querida, muy querida amiga, ahí estaban ellos, comiendo
moras, cosa que al parecer abundaba mucho en la aldea o por lo
menos en esa casa, y platicando.
Bueno en realidad solo su maestro y la anciana.
El dragón de escamas negras, de nombre Praxedes según tenía
entendido, había salido a pescar o a cazar, alguna de esas dos, el líder
de la aldea, progenitor de Hiccup y el amigo rubio de este, tan
corpulento como el primero, se encontraban atendiendo a esas horas
asuntos correspondientes a sus puestos en la aldea, Hiccup atendía a
sus visitas y él, supuestamente estaba acompañando a su maestro,
pero más sentía que estaba haciendo bulto.
Siendo francos esto le parecía de lo más aburrido, no se quejaba de las
atenciones de Hiccup como buen anfitrión, aunque por otra parte, se
sentía algo fuera de lugar.
-Yo hem voy a dar una vuelta, me retiro por el momento maestro, hasta
luego Hiccup-
-De acuerdo muchacho, aprovecha y explora la isla-
-Claro maestro-
-Hasta luego Mervin-
-Hasta luego joven Hadc… digo, Hiccup-
Cuando salió por la puerta y la fría brisa le golpeo de lleno no sabía a
donde ir, solo había querido salir.
Miro alrededor, no era una aldea muy grande, las casas eran diferentes
a las de su tierra natal, la gente se paseaba de un lado a otro, y alguno
que otro de los dragones también, la mayoría era de los pequeños, que
bien parecían los menos peligrosos pero sí que podían causar mucho
daño si se lo proponían, lo tubo bien claro cuando sin querer piso la
cola de uno en la casa del castaño de ojos verdes y le destrozó en
cuestión de segundo sus botas de gruesa piel, si no hubiera sido por
Hiccup que reacciono al instante sus pierna hubieran sufrido el mismo
destino que sus botas.
En serio, los dragones eran creaturas aterradoras.
Camino alejándose de la construcción, mirando el ir y venir de las
personas, cada quien en sus propios asuntos, esto también aplicaba a
los dragones, volando de un lugar a otro sobre el cielo de la aldea, o
caminando si se les antojaba en las calles.
Ni en sus más locos sueños imagino esta clase de convivencia, en su
tierra también había de estos seres, pero los enfrentamientos y
leyendas de estos seres jamás los describían con esta “docilidad”, era
absurdo de tan solo pensarlo, pero si un dragón se podía enamorar de
un humano, ambos varones, esto tal vez no era tan desquiciado.
-¡Hey tú curandero!-
Alguien grito, y aunque aún era aprendiz, no pudo evitar girar la cabeza
para ver quien gritaba, aun sin estar completamente seguro si era a él
quien le llamaban.
-¡Aquí arriba!-
Volteo hacia los techos y luego arriba de su cabeza, no fue el único,
algunas personas a su alrededor también lo hicieron curiosos más por
responder el llamado.
Sobre su cabeza un dragón, uno de los más extraños en su opinión, uno
de escamas verdes y dos cabezas gemelas que lo volteaban a ver con
sus ojos amarillos.
¡Oh por todos los dioses!, ¿acaso el dragón había hablado?, ¡Cielos, ya
se estaba volviendo loco y ni a los dieciocho veranos había llegado!,
¿Si se volvía completamente loco su maestro tendría que hacerle un
hoyo en el cráneo para exorcizar los demonios de la locura en su
cabeza?, ¡Que horro!
-¿Cómo se llamaba?-
-¿Menso?-
-¡Menso lo serás tú!-
-¿Qué? ¿Yo no me llamo menso?-
Y ahora parecían discutir las dos cabezas, tal vez si ocultaba este
pequeño brote de locura tal vez su maestro no utilizaría el viejo
método del clavo y martillo en su cabeza, solo tal vez solo sea una
cosa causada por el estrés.
-Men… Mel… Merlín, si así se llama idiota-
-¡Eh tú, Merlín, aquí arriba!-
Y se había vuelto, loco, el dragón se le llamaba con otro nombre, pero
le llamaba, curiosamente, ambas cabezas tenían diferente voz, y su
locura era graba para pensar que una tenia voz de chica y otra de
chico.
El dragón descendió más y aterrizo a su lado levantando algo de polvo
y un poco de nieve fina, ya estaban en invierno y ya era época de que
la nieve callera, quizás dentro de unas semanas comenzaría las peores
ventiscas y el frio que congelaba los mares en esa época.
Para su alivio y asombro, sobre los largos cuellos del dragón había un
par de rubios vikingos, así que no estaba loco, eso era genial, pero
¿Qué rayos hacia ese par sobre el dragón?
-Eres el ayudante del curandero, ¿no es así?- uno de los rubios le hablo,
tenían unas caras y apariencias casi idénticas, gemelos, fue la chica
quien le preguntaba.
El asintió, no había llegado hacia mucho, pero siendo un pueblo
pequeño sería fácil de identificar a los nuevos visitantes.
-Te lo dije-
-Como sea, hey Merlín, ¿Cómo esta Hiccup?-
-Bi… Bien- respondió con cierta duda, casi lo que salió de sus labios
había sonido como una pregunta, estaba seguro.
-Claro que está bien, si mamá lo fue a ver el otro día-
-¿Qué es lo que tanto habla ella con sus amigas cada vez que lo
visitan?-
-Cosas, cosas de chicas-
-Ug casi siempre se me olvida que eres una-
PAZZzzz
-Y golpeas como chico auch ¿Por qué fue eso?- el gemelo se soba la
mejilla después de un golpe que realmente se había escuchado fuerte,
aunque parece estar ya acostumbrado a la fuerza de su hermana.
-Para que no se te olvide de nuevo-
-Auch, ¿para que veníamos?-
-Para llevarnos a Merlín-
-¡¿Yo?!-
-Si viejo, eres el único Merlin que conocemos… o no lo eres, ¿no?-
-Pero yo no me llam…-
Antes de que pudiera terminar de corregirlos uno de los gemelos, poco
importaba si este era la chica o el chico, lo jalo en un rápido
movimiento tironeándolo de sus ropas y atravesándolo entre uno de los
cuellos del dragón de doble cabeza, y antes de que pudiera refutar este
se alzó a la orden de sus jinetes.
Al parecer jamás se acostumbraría a la sensación de vértigo a la hora
de volar, por algo los humanos no tenían alas, y ni podía quejarse, o
refutar por las acciones de ese par, ya que lo que más le preocupaba
era sostenerse de lo que fuera, si esto era la pierna del jinete o el
cuello escamoso eso poco importaba, sino se aferraba de algo con
todas sus fuerzas sentía que resbalaría con facilidad directo a una
caída mortal.
Para su fortuna la situación no duro mucho, a lo máximo quizás un
minuto, minuto que le causo una tortuosa eternidad, para encontrarse
ahora con el aterrizaje del dragón en una colina no muy lejos del
pueblo.
-¡Hey chicos ya lo encontramos!-
-Sí, nos dimos cuenta por los gritos, ¿con que lo torturaron?-
-No lo torturamos, ¿no verdad?-
-No hermano, tal vez solo le gusta gritar cuando vuela-
Ya encontrándose en suelo, literalmente dejándose caer de espaldas en
este sintiendo que sus piernas no parecían querer recobrar su firmeza
para sostenerlo y las rodillas parecían no dejar de temblar, se fijó un
poco en las otras persona, los gemelos bajaron con más gracia que el
del dragón de dos cabezas, y ahora se encontraban platicando con un
chico corpulento y más atrás un pequeño grupo de chicos y chicas,
todos ellos parecían rondar la misma edad.
Y oh sorpresa, mas dragones, coloridos, de diferentes formas y grandes,
la palabra clave es grande, realmente no se siente a gusto aquí con
esta tan cercana proximidad.
¿Por qué rayos está aquí?
-En nombre de mis compañeros Tuffnut y Ruffnut, a veces pueden
tratar a la gente con demasiada brusquedad- el chico corpulento se
inclinó y le tendió la mano.
Acepto la ayuda y a penas se podía mantener de pie, definitivamente
odiaba volar.
-Soy Fishlegs, ya conociste a los gemelos Tuff y Ruff, y más haya
están los demás chicos, y los dragones-
-Hey-
-¿Qué tal?-
Algunos de los demás jóvenes saludaron e hicieron gestos de
presentación, ¿era su imaginación o los dragones también hicieron
gesto de saludo?
-Yo… eh… ¿Qué hago aquí?-
-¿No le dijeron?- Fish se volvió a ver a los gemelos, aunque no estaba
sorprendido, si no era algo que les interesaba su capacidad de
atención era tan pequeña como un grano de arena.
-¿Qué cosa? Solo nos pediste traerlo, ¿Para qué era lo que lo querían?-
-Uff, chicos se los repetí como cinco veces, bueno, es que queríamos
saber cómo estaba Hiccup y…-
-Preguntar muchas cosas en resumen, Fish deja de dar tantas vueltas y
se más directo- una de las chicas del grupo se adelantó y se posiciono
a su lado ya impacientada de tanta chachara sin ir a ningún lado.
-Algunos tratamos de ser educados-
-Al punto, que estos días ni nos han dejado acercarnos a su casa y
parece que lo tienen en arresto domiciliario, ¿Cómo esta Hiccup?-
-B…Bien, mi maestro dice que goza de muy buena salud, también la br…
digo, la curandera de su pueblo-
-¡¿Ven?! Les dije que estaría bien-
-Tú decías que seguro estaba en cama todo el día amiga por dolencias
y pesares, fuiste la más negativa- otra chica se acercó, con sonrisa
sarcástica le recordó lo que dijo su compañera los pasados días en que
nadie tenía muchas novedades sobre el peli castaño.
-Yo no recuerdo-
-Para eso estamos para recordarte-
-¿Entonces el embarazo va bien?-
-Yo uh escuche a mi maestro decir que si-
-Yo digo que será niño-
-Niña-
Las personas delante empezaron a discutir, la mayoría de las mujeres
del grupo en realidad, cosas que en realidad no eran del todo extrañas,
cosas como discutir el sexo de un futuro bebé o a quien más se
parecería, aunque este no fuera un bebé común y corriente y el padre/
madre tampoco lo fuera, estas personas no parecían darle mucha
importancia a esos detalles, era como cualquier grupo de conocidos
chismeando sobre esta clase de asuntos.
Así que había gente que tomaba muy bien este asunto en la aldea, no
es que hubiera salido mucho, pero algunas veces se encontró con
algunas miradas y cuchicheos más afilados y hostiles que estos,
dirigidos a la novedad más grande de ese pueblo, el mismo enfocado en
el mismo hecho que enfocaba su atención de ese grupo, el embarazo
del joven Haddock.
Eso era… bueno.
-Merlín ¿Tu qué opinas? Tienes experiencia en esto no ¿puedes
predecir si será niño o niña?-
-¿Yo?-
-Sí, eres aprendiz de curandero ¿no?, debes saber de estas cosas-
-Bueno pues ummm yo creo… emmm, normalmente la forma del
estómago indica un poco si será un niño o niña, aunque no he notado
muy bien la forma con esas ropas-
-Esas ropas las hiso mamá, gruesos vestidos para el invierno, creo que
le dio un par de los de temperatura caliente también- comento Tuff
recordando el encargo que tuvo que hacer a la casa de Hiccup.
Oportunidad en que inicio una propuesta muy interesante para los
gemelos.
-Entonces no sabremos hasta que nazca-
-Eso parece-
-Y Merlín, ¿sabes de partos?-
-¿Es doloroso?-
-Claro que es doloroso, ¿no recuerdas los gritos que dio tu madre
cuando nació tu hermano?-
-Ella siempre grita, esta medio sorda ¿recuerdas?-
-Aun no entiendo bien cómo funciona eso-
-¿De cómo salen los bebés?-
-No, de que si esta algo sorda porque grita-
-Es, es… ¿para escuchar mejor?-
-Aun no entiendo-
-¿Entonces Merlín?-
-¿Qué?- Hablaban demasiado rápido, se estaba perdiendo en esta
conversación.
-¿Duele?-
-Pues…-
-¿Para qué le preguntan a un hombre? Eso es cosa de mujeres-
-Es curandero, él sabe de esas cosas, además Hiccup es hombre,
¿recuerdas?-
-Yo realmente no quisiera saber esas cosas- uno de los chicos estaba
más pálido de lo normal, no le gustaba realmente ese tipo de temas.
-Bueno, pues ummm las contracciones y los músculos acomodándose
en el parto, es… si doloroso, pero ¿Por qué me hacen estas preguntas?,
si soy aprendiz de curandero pero…-
-Nos gustaría preguntarle de estas cosas a Hiccup en persona, es el
primero en nuestra generación en tener hijos y estamos algo
emocionadas y emocionados-
-Pero últimamente no podemos, con eso de que esta algo
sobreprotector Praxedes, y más cuando el cabeza hueca de Snotlout
fue a hacer un encargo a su casa y quien sabe que hizo pero enojo
mucho a Prax-
-Huy si, viejo, es la primera vez que veo a Snot correr tan rápido- eso si
era de interés para los gemelos, Tuff recordaba el incidente con cierta
alegría y gracia, cualquier cosas caótica como ese incidente tenía el
pleno derecho de ser guardada en su mente.
-Fue asombroso viejo- Ruff secundo.
Empezó a retroceder poco a poco, esto era algo un poco demasiado
abrumador, ellos bombardeándolo con preguntas, haciendo comentario
de acá para allá que no podía comprender por completo, no iba a
mentir, se sentía intimidado, y no solamente por la presencia de los
dragones, tal vez debería trabajar más en su tolerancia en esta clase
de situaciones con la gente, pero en estos momentos su meta era
retirarse.
Dio unos pasos más hacia atrás, había una capa delgada de nieve,
polvo blanco cubriendo la superficie de la tierra, por lo que no vio las
delgadas tablas de madera que cubrían un poso de agua, hasta que
escucho el crujir de la madera bajo su peso, y el estruendo de la
madera rompiéndose bajo su peso.
Lo siguiente que supo era que su cuerpo estaba helado y mojado, y
donde estaba era un lugar muy oscuro.
-¡Merlín se calló al pozo de agua!-
-¿El pozo estaba aquí?-
-Busquen ayuda, una cuerda o rama o algo-
-¿Sigue vivo?-
-Yo creo que con esa caída ya se murió-
-Cállense Ruff y Tuff y busquen ayuda-
Tal vez no fue la mejor idea pedirle a los gemelos que hicieran eso, no
eran los más listos del grupo.
Quince minutos después, Mervin estaba de regreso en la casa de
Hiccup, desnudo bajo una manta gruesa de piel de oso frente al fuego
de la casa tratando de recuperar calor, a los gemelos no se les había
ocurrido mejor idea que pedirle ayuda al castaño, pero esto a
consecuencia de inmediato había traído consecuencias, o sea un lindo
sermón de parte del líder de la aldea.
-¿Te sientes mejor?-
-Frio, mucho frio-
-Ten, esto ayudara a entrar en calor con mayor rapidez- Hiccup le
extendió un cuenco con humeante caldo quien Mervin acepto sin dudar
-tu maestro regreso hace unos momentos a la casa de la curandera,
dijo que luego volverían, después de “revivir alguna anécdota”, sea lo
que sea que eso signifique-
-Gracias-
Al final la decisión de los gemelos de buscar a Hiccup por ayuda en
primer lugar no había sido la incorrecta, al menos para él, para el grupo
de individuos que estuvieron presentes cuando callo por el pozo y que
no tuvieron la suficiente agilidad mental para saber que hacer hasta
que el castaño llego no tanto, podía escuchar desde dentro de la casa
los gritos potentes del líder de la aldea reprimiéndolos, aunque no era
del todo su culpa.
-A veces me pregunto si fue buena idea ayudarles a aprender a montar
un dragón-
-¿Tú les enseñaste?-
Estaba sorprendido, pero si había alguien que podía hacer que un
dragón y vikingo podrían congeniar lo suficiente como para volar juntos,
no dudaba que este fuera Hiccup.
-Bueno, ellos tenían curiosidad, y fueron muy insistentes, Prax ya no
los aguantaba dentro de la casa repitiendo una y otra vez que les
ayudara, y era ayudarles o dejar que Prax se desquitara un poco con
ellos-
-Entonces… ellos…- una pequeña duda surco su mente, tal vez era
estar al borde de la hipotermia pero quizás, y si esos muchachos y
dragones eran… ¿Cómo la pareja de esa casa?
-Fueron muy insistentes, y cuando quieren algo se esfuerzan en
obtenerlo, además se llevan muy bien con sus compañeros dragones,
se hicieron rápidamente en amigos, y para mi sorpresa sirvieron muy
bien de ejemplo para los demás, mas sorprendentemente los gemelos-
-¿Qué?-
-Después de que algunas personas los vieron volar sobre el lomo del
dragón varios vinieron a mi casa e igualmente insistieron en que les
enseñara, la mayoría de ellos eran compañeros de entrenamiento, al
parecer se convirtió en una moda para el pueblo, pero también son
buenas noticias, aunque la mayoría de ellos, tanto dragones como
vikingos lo ven como un juego, sirven como ejemplo para que vean las
demás personas que nos podemos llevar bien-
-Oh… eso es genial-
-Sí, increíble que todo haya comenzado con los gemelos al traerme algo
de ropa, fueron los primeros en insistir y en lograr hacer equipo con un
dragón-
-¿Ellos?-
-Yo también me sorprendí cuando me lo pidieron, y más cuando
lograron llevarse tan bien con su dragón, pero a fin de cuentas ellos
ayudaron mucho a la aceptación de los dragones a la aldea-
Era difícil pensar que ese par desastroso pudiera si quiera mantener el
mínimo de atención para aprender a convivir con un dragón, o que
hubiera un maestro que enseñara tales cosas, pero si algo le había
demostrado su estadía en esa isla era que había cosas imposibles que
se podían hacer realidad.
O al menos en esa isla estaba Hiccup.
Volvió su atención al cuenco entre sus manos, aun había muchas
cosas que no sabía, muchas cosas que aprender y similar, muchas
cosas que cambian.
-Mervin-
-¿Si?-
-¿Te sientes bien?-
-Sí, ya estoy entrando en calor-
-No me refiero a eso, sé que no nos conocemos, pero he notado desde
hace tiempo que pareces algo incómodo, ¿te sientes bien?-
Y además observador.
-Yo… es solo, siendo sincero aun no me acostumbro del todo a todo
esto-
-Sí, comprendo, debe ser muy abrumador viajar de tu tierra natal hasta
aquí y descubrir todas estas cosas-
-Aun me falta mucho para ser tan buen curandero como mi maestro-
-Yo creo que estás haciendo un buen trabajo, además la mejor de ir
aprendiendo es ir descubriendo nuevas cosas, que tal vez en un
principio nos puedan asustar, pero con el tiempo podemos ir
recordando con nostalgia-
Le sonríe, y recuerda esos dichos y mitos de que las embarazadas
parecen irradiar luz propia cuando están esperando, e Hiccup parece
irradiar luz en ese momento, aunque en el fondo sospecha que
embarazado o no el siempre irradiaría cierta luz propia, cálida y suave
como la llama del fuego.
Y se da cuenta de que no es del todo malo estar en tierras lejanas
dominadas por fieros barbaros y dragones de dientes y garras afiladas,
al menos conoció a alguien tan sorprende como Hiccup en ese lugar.
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TESORO
Dolía, dolía horrores, se sentía morir, como si le rompieran los huesos
desde adentro y le rasgaban la carne poco a poco en una agonía lenta
e interminable. ¡Oh por los dioses! ¡Se sentía morir!
El cuerpo se ajusta, acomoda y reacomoda a un ritmo tortuoso,
especialmente bajo su estómago, en las caderas y en la baja espalda,
le dijeron que ese era un dolor común en las mujeres, le dijeron que
era el cuerpo preparándose para dar a luz, pero él era HOMBRE,
aunque también le explicaron que por la magia y conexión con Prax
cosas cambiaron en su cuerpo, claro, si había quedado embarazado,
lógico también de alguna manera mágica, no tan mágica, daría a luz.
El milagro de la vida.
Esta parte definitivamente no era la más bonita.
-¡Argh!-
-¡Hiccup!- Praxedes que estaba a su lado estaba de lo más
preocupado, gemía y gruñía, se retorcía en la preocupación y por
momentos parecía que quería salir de su piel al ser testigo del dolor de
su todo.
-Estoy ugh… bien, son contracciones- le trato de sonreír al de escamas
negras para tratar de tranquilizarlo, aunque al ver su falta de resultados
supuso que su intento había salido a más bien un tipo de mueca que
otra cosa.
-Praxedes, puedes salir y esperar afuera si quieres- el viejo curandero
le sugirió, a veces para los padres era demasiada la emoción de un
parto.
-Me quedo- se negó, tomando una de las manos de Hiccup apretándola,
este le sonrió, agradecido por su compañía, esta vez sí había salido
como una sonrisa, pero que rápidamente se deshizo en una mueca –
ugh- ahora para él era el turno de quejarse un poco, el fuerte apretón
de la mano de Hiccup le llego de sorpresa.
Quien imaginaria que el pequeño Hiccup tendría esa fuerza en su
pequeño cuerpo.
-Aquí el agua caliente maestro y las hierbas… eso es… oh mi…- Mervin
había llegado con lo que le había pedido su maestro y la curandera, ya
acostumbrado a este tipo de cosas se había apurado a traer el
mandado.
Pero no estaba acostumbrado a un parto de un hombre, por lo que
cuando volteo a ver a la cama, viendo la parte inferior ya desnuda del
cuerpo del embarazado en cuestión, y ver donde se supondría que
saldría el bebé, tal vez fue demasiado para su joven mente.
-Yo ya había pensado que había superado esa etapa desde hace tiempo
mmm supongo que esta es una de esas excepciones- el maestro vio a
su pupilo tirado en el suelo, al menos no se había llevado con su caída
lo que le había pedido llamar, el agua, telas limpias, hierbas y aceites
especiales preparado exclusivamente para este parto, Hiccup tendría
que tener más lubricación ya que originalmente su cuerpo no estaba
concebido para este tipo de cosas.
-¿Se desmayó?- Hiccup no podía ver por su posición pero había
escuchado el azote del cuerpo en el suelo, eso había sonado doloroso.
-Sí, sí, tu discípulo aun es algo verde amigo- la curandera estaba a su
lado, preparándose al igual que su amigo para lo que vendría.
-A veces, otras veces sorprende, ahora concentrémonos en lo
importante-
-¿Lo van a dejar ahí?-
-No estorba… ahora Hiccup, quiero que recuerdes ese ejercicio de
respirar y pujar
**~}+{~**
-Cálmate Stoick, todo saldrá bien-
-No sé cómo puedes decir eso, ¿no escuchas los gritos?, ¡parece que
se está muriendo!-
Pelirrojo y rubio estaban afuera de la casa, al futuro hubiera gustado
estar al lado de su hijo en estos momentos, pero también estaba
aterrado, y aunque le pesara admitir, en ese estado en nada le serviría
de ayuda a su hijo.
-Si Stoick, escucho los gritos, no es la primera vez, es casi lo mismo
que paso con Val-
-Ni me recuerdes… parecía que se levantaría de la cama y agarraría su
hacha para castrarme-
Oh si, viejos tiempos, su amada y difunta esposa no estuvo de lo más
contenta y cómoda en la hora del parto, pero todo resulto para bien
cuando
Oh viejos tiempos, de la manera que jamás se lo hubiera imaginado los
estaba reviviendo de cierta manera.
-¡ARG!-
-¡Hiccup!-
-Calma Stoick, es otra contracción de seguro-
-Pero, pero…-
-Tienes que recuperar la calma, el te necesitara sereno cuando todo
pase-
-Pero, oh cielos, creo que me estoy volviendo décadas más viejo esta
noche con todo esto-
-Eso mismo dijiste cuando nació Hiccup, los viejos tiempos-
Ahora los nuevos tiempos.
++*~*++
¿Cuánto podía durar un parto?
Demasiado para el gusto de Hiccup.
Milagro de la vida, con ese nombre pocos se podrían imaginar por los
senderos infernales que tendría que transitar uno para llegar a ese
punto.
Las explicaciones e historias aterradoras de las que fue testigo en las
reuniones de las mujeres del pueblo en su casa para visitarlo se
quedaban cortas, y una cosa era escucharlas y otra vivirlo, ¡por los
dioses!
-Ya está coronando, casi… Hiccup, puja, poco a poco, ya casi-
Ese casi era otro lapso eterno, un momento que se traducía en infinito.
-Hiccup-
Prax a su lado, preocupado y procurando por su ser y el de su bebé.
Su bebé, pronto lo tendría en sus brazos, pronto lo conocería cara a
cara, no había mejor motivación que esa.
Podía superar el dolor y concentrarse en su respiración, trabajar junto a
sus propias contracciones y pujar, podía, y en realidad ya lo estaba
haciendo.
Podría ser como un paseo en campos infernales este dolor, pero todo
valía la pena.
Y escuchar ese llanto, ese quejido a todo pulmón, la primera vez que
sus oídos captan el llanto de su bebé grabándose en su alma a hierro
al rojo vivo, se lo confirma.
-Es un varón, felicidades-
Es pequeño, de apariencia más humana que dragón, una bola rosada y
regordeta que chilla y llora mientras que los curanderos proceden a
cortar el cordón umbilical y limpiarlo para entregarlo a la nueva madre,
o padre, aun no piensa mucho en el título que le llamara su bebé.
-Aquí tienen, felicidades-
Está envuelto en sábanas blancas, limpio del exceso de sangre y
placenta, como si fuera un encanto, al estar en los brazos de Hiccup
deja de llorar.
Es una cosa tan pequeña, frágil, minúscula y hermosa.
En primeras apariencias parece solo un bebe humano, pero ya
detallando sus características están las orejas, negras y ovaladas
como Prax, tiene unos pocos cabellos, hebras de telaraña de color
negra, delgados y pocos esparcidos en su redonda cabeza, y marcas
negras en la espalda, podrían parecer moretones, o lunares si fueran
mas pequeños, pero cubren gran parte de sus pequeños omoplatos y
columna de su minúscula espalda, creando un curioso patrón, no hay
cola o alas, pero algo le dice a Hiccup que eso no quiere decir que no
los tendrá.
Es perfecto.
-Es… tan pequeño-
-Lo sé-
-Se parece a ti Hiccup, tan… tan… tú, es hermoso-
-Y a ti, también se parece a ti Prax, y si, es hermoso-
El pequeño bosteza mostrando sus encías rosadas y su pequeña
lengua dentro su boquita, todo de él tan pequeño, un pequeño sin
dientes ni garras indefenso y precioso, un pequeño que con cada gesto
hace palpitar los corazones de su progenitores con todo el amor del
mundo.
-¿Y cómo lo llamaran?-
-Asier- es Praxedes quien responde, sin apartar la mirada de su
pequeño, la cosa más hermosa que tiene en el mundo junto a su todo.
-Sí, Asier lo llamaremos, es nuestro pequeño comienzo, nuestro tesoro-
Hiccup apoya la cabeza contra el pecho de Praxedes y ambos miran
embelesados a su pequeño, quien decide abrir los ojos y con esto,
increíble pero posible, hace que sus padres se enamoren más de esta
creatura fruto de su amor.
Son verdes, verde brillante lleno de vida como los de Hiccup, limpios y
puros y sin malicia, curiosos y ávidos, sosteniéndoles la mirada
reconociéndolos.
Son una familia.
Son el tesoro más grande que se tienen.
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“UN MOMENTO EN EL TIEMPO”
Recuerda a Valhallarama, con sus largas trenzas castañas, su cálida
sonrisa y su brillante mirada, y lo enamorado que estaba de ella, y aun
lo estaba a pesar de todos esos años.
Amaba su sonrisa, su forma de lanzar un hacha y como podía sentir
que pudiera escuchar su voz o su riza durante horas sin cansarse.
Cuando la perdió, perdió con ella muchas cosas, partes de él que nunca
volverían, y un dolor que siempre lo acompañaría.
Tal vez por eso se enfrascaba tanto en su papel de líder de la aldea,
tal vez por eso trataba de evitar tanto de ella, la pensaba, la soñaba y
la imaginaba, pero había veces en que el recuerdo quemaba como el
fuego y lo quería consumir.
Tal vez por eso no quería ver las buenas cualidades de su hijo cuando
este anduvo creciendo.
Había veces en que Hiccup le parecía tan ajeno, tan diferente a él, y
por el dolor de la perdida no se concentró en ver aquellas cualidades
que le recordaban a ella.
Leal, amigable, a veces sarcástica, tolerante y comprensiva, aunque
Hiccup era mucho más tolerante que ella, mucho en realidad, si a ella
la hubieran estado atosigando a como a su hijo seguro hubiera lanzado
sus hachas o cualquier objeto punzocortante a sus atosigadores…
esperaba no ver a su hijo explotar de esa manera, aunque sería
divertido, pero sería mejor no estar cerca si eso ocurría, aún tenía una
linda cicatriz en el hombro de aquellos tiempos en que cortejo a su
amada Val.
Se abstiene de comentar los arranques que tubo al estar esperando a
su primogénito, o los primeros meses de este.
Era irónico que gracias a una de las creaturas que más había odiado en
toda su vida le hubiera levantado la venda del dolor, para hacerlo ver
que su hijo, tan diferente, era perfecto tal cual como era.
Perfecto a su manera tan Hiccup.
Ahora su familia va creciendo, y aunque su amada Val no está
presente en cuerpo, sabe que desde el Valhala los observa y los cuida.
Ve a Hiccup con su bebé, su pequeño nieto, y al lado un muy alegre y
a la vez nervioso Praxedes, padres primerizos.
Igual como alguna vez lo fue él con su esposa, ella maravillada y él
preocupado porque esa cosa tan pequeña y frágil, una de las cosas
más importantes en su vida, no se rompiera con su simple toque.
-Papá, ¿quieres cargarlo un momento?-
-Claro hijo-
Y a pesar de los años, el repite aquella sensación ahora con su nieto.

Amo a un dragon (yaoi hiccup x Chimuelo) Autora MinimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora