Realmente no quería, pero no
tenia opción, era su vida la que
estaba en juego, era la vida de
toda su estirpe, que cruel e
injusta podía ser la vida, pero no
se podía hacer nada, solo cumplir
con su mandato, y esperar
sobrevivir para el mañana.
Solo seria un simple humano, no
estaba en su naturaleza matar sin
ningún motivo, pero como ya se
dijo antes, era el humano o su
estirpe, sus pequeñas crías y su
pareja, incluso sus hermanos y
hermanas y sus respectivas
parejas y crías, una sola vida a
cambio de todas parecía justo,
aunque no lograba comprender el
capricho de aquel tirano que los
amenazaba con solo su presencia,
definitivamente con cada año que
pasaba, la situación de vivir en
ese volcán se volvía mas precaria.
Si tan solo ese tirano
desapareciera, pero no había
fuerza que pudiera detenerlo,
menos destruirlo.
¿Verdad?
*+*+*
Un nuevo mañana se alzaba en la
aldea de Berk, y desde que los
primeros rayos del sol rozaron las
rocas de las playas y riscos de la
isla cierto grupo de muchachos
castigados empezaron de nuevo
su faena, mucho más
sobrecargada y cansada que las
anteriores en sus días de castigo.
-Odio esto, me siento morir-
-No eres el único, ¿Por qué rayos
tenemos que recoger las mierdas
de las ovejas?-
-Yo que se, después de esto es
oficial, nunca más volveré a hacer
una broma en mi vida-
-Igual yo-
-¡A callar sabandijas!, ¡Ahora les
toca ir al puerto a por la pesca
del día y limpiarla!- el grito de
Stoick les hizo dar un brinco en
su lugar y antes de que se
enfadara más todos los jóvenes
castigados empezaron a correr a
hacer su siguiente tarea, y eso