IV - Confinada

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No sé cuánto tiempo pasó, sólo veía completa oscuridad y estaba cansada de patear la puerta de la cajuela... Ahora no tenía muchas esperanzas de ser libre.

Escucho el auto detenerse, segundos después oigo pasos y el sonido de la cajuela abrirse, cierro mis ojos de golpe al recibir la luz del sol y en ese momento siento que me jalan de ahí. Ese yakuza no suelta mi brazo y me lleva a una gran mansión.

Recorremos esa gran propiedad, llena de lujos, de varios de sus hombres, sirvientas, no podía negar el hecho de que su propiedad estuviera bien decorada. Me lleva por varias habitaciones, casi como treinta habitaciones y después llegamos a una en específico.

Abre la puerta y me mete ahí, la habitación es blanca en las paredes y hay una cama grande en el centro de la habitación, se veía lujosa, con una cobija negra y almohadas de color café.

—Tu nueva habitación— dice con seriedad, me señala la cama con la mirada y se marcha de la habitación.

Me doy la y veo la puerta ser cerrada, con llave... Ahora estoy sola en esta habitación, completamente a su merced.

Suelto un cansado suspiro, camino a la cama y me siento, me cruzo de brazos y pienso en esta situación. Quiero escapar, sería capaz de hacer cualquier cosa peligrosa para lograrlo, pero sería una pérdida de tiempo hacerlo, podría morir en el intento o sufriría las consecuencias de mi intento de escape.

Ahora sólo debía usar este tiempo a mi favor y pensar bien las cosas. No sabía qué pasaría ahora, lo único que sabía es que mi madre pronto estará frente a ese yakuza y él cumpliría con su venganza.

 No sabía qué pasaría ahora, lo único que sabía es que mi madre pronto estará frente a ese yakuza y él cumpliría con su venganza

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Los días fueron pasando, si no me equivocaba hoy era 24 de marzo, faltaban dos días para mi cumpleaños número quince. He estado encerrada en esta habitación y una sirvienta me estuvo llevando la comida aunque al principio me negué a comer, terminé haciéndolo luego de que ese yakuza Ackerman me obligara a hacerlo.

Flashback:

De nuevo dejo en el suelo ese plato con comida, sentía un vacío en mi pecho y estómago que ni siquiera tenía ganas de comer.

¿Quién quisiera comer cuando está secuestrado y sabiendo que su madre está siendo buscada? Nadie.

Me siento en la cama, los pensamientos me están consumiendo y no encontraba una posibilidad para huir de esta mansión porque los hombres rodean toda la propiedad.

Cierro los ojos y los abro de golpe cuando escucho la puerta ser abierta con cierta violencia, me giro para ver al responsable y me congelo al ver a ese yakuza verme con frialdad, más que antes y parecía realmente enojado.

—¿Por qué no comes?— sin quitarme la mirada pregunta, pero sin esperar mi respuesta toma ese plato que dejé en el suelo y rápidamente se acerca a mí.

Me levanto de la cama, él toma mi brazo y me vuelve a sentar, toma mi rostro y me da de comer a la fuerza.

—¡Come, no me sirves muerta!— grita con frustración y toma con fuerza mi mentón.

Trato de alejar mi rostro y esquivar la cuchara inútilmente, pero al final termino cediendo y dejo que me dé de comer. Me acabo toda la comida del plato y me pasa un vaso de agua, lo bebo bajo a su mirada atenta, dejo el vaso a un lado y siento sus manos en mis mejillas, alza mi rostro para examinarlo y mira cada rasgo mío.

—Eres igual a tu madre— murmura y suelta mis mejillas, se levanta de la cama, toma el plato y el vaso. —No vuelvas a dejar de comer o te rompo las piernas, ¿oíste?— me advierte.

—Sí— digo en un susurro con un poco de miedo y lo miro irse de la habitación.

Fin del flashback

Era de noche y me mantengo en silencio, mirando la ventana, la luna y el cielo despejado. Escucho la puerta abrirse y me doy la vuelta para mirar a ese yakuza que trae una muda de ropa entre sus manos y  la avienta a la cama.

—Ponte esto, necesito que estés descente para cuando venga tu madre— diciendo eso sale de la habitación y cierra la puerta.

Miro la ropa, una camiseta de manga larga color gris y un pantalón negro de mezclilla; me cambio sin opción mi uniforme escolar por esa ropa.

Minutos después la puerta se abre y él entra a la habitación, cerrando la puerta detrás de él, me mira con la ropa ya puesta y suelta un suspiro.

—Te queda un poco grande la camiseta— me mira detenidamente por un momento. —Bueno, con eso basta por ahora.

Se da la vuelta y abre la puerta, antes de salir, gira la cabeza y me mira fijamente.

—Si intentas hacer algo a escondidas, te golpearé de nuevo— sale de la habitación y cierra la puerta con llave.

Y sí, me golpeó en uno de estos días porque traté de escapar de la habitación, no soporté lidiar con mis pensamientos y me sentía desesperada. Aún sigo desesperada, no he oído noticias de mi madre y no sé qué sucederá conmigo en este lugar... estoy sola, sólo con mis pensamientos en esta habitación.

I don't know your name

Me siento confundida, desorientada, estar sola y confinada a veces me hace perder la cabeza, pero sé que no debo caer en lo profundo de mis pensamientos... no sé qué hacer.

I don't know your name

Las lágrimas empiezan a fluir por mis mejillas a pesar de las veces que me digo que no llore y piense con la cabeza fría, sólo aumenta más mi dolor, desesperación, miedo por mi madre y por mi situación actual.

Cubro mis ojos con mis manos y trato de calmar esas lágrimas, deseando que mi madre estuviera conmigo para abrazarme y decirme: "Todo está bien, ya estoy aquí".

Desafortunadamente me han alejado de mi madre y temo que nos alejen definitivamente... ¡Todo por la maldita venganza de ese hombre! De pensarlo me da coraje y mi odio por él aumenta.

I don't know your name, ¿cómo te has sentido estos días?

I don't know your name, your name, your name

¿Cómo me siento estos días? Mal, siento un caos en mi mente, no sé qué pensar... ¿De verdad estoy aquí pagando los errores de mi madre?

Maldición, ¿por qué los hijos siempre pagan por culpa de sus padres... por qué?

AMYGDALA [Levi Ackerman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora