AMYGDALA [Levi Ackerman]

X - Lejos y de nuevo con calidez

I don't know your name, your name, your name

Viajando a través de mis recuerdos

Hay cosas que quiero borrar

¿Cómo te has sentido estos días?

¿Cómo estás? ¿Cómo estás?

Vuelvo a mirar al yakuza con una decisión tomada.

—Entiendo, entonces yo soy la luz y tú la oscuridad— respondo y lo miro con seriedad.

—Oh, sí... Pero ya sabes, la luz nunca puede estar sin la oscuridad, por lo tanto, siempre estaré ahí a donde sea que huyas.

Era cierto, la luz y la oscuridad se complementan, no puede haber oscuridad sin la luz y lo mismo con ésta... Pero este hombre... Es un maldito obsesionado.

—Entiendo... Sabes, aunque sé que tengamos la misma sangre, yo...— lo miro con una sonrisa, una máscara que cubre mi odio hacia él. —Te odio y siempre escaparé de ti.

Seguido de eso me lanzo al precipicio sin darle tiempo.

—¡LIA!— escucho su voz a lo lejos, desesperada.

Alzo la mirada mientras caigo hacia el río, lo último que pude ver son sus ojos color azul métalico antes de caer al agua y dejar que la corriente me lleve lejos de él.

—¡Lia, maldita sea, Lia!— Levi reacciona y corre hacia el precipicio, se agacha y empieza a buscar con la mirada a esa chica pelinegra en el agua.

Ella huyó, lejos de él y cumpliendo la voluntad de su madre. De nuevo Ackerman se queda solo, con el conocimiento de que Lia es su hija con Sakura y ahora con el conocimiento de que ella huyó de él.

¿Cómo es posible que huyera de él, el mejor yakuza de todo Japón?

—No, no no... ¡MALDICIÓN!— cae de rodillas, tomando su cabeza y sintiendo un colapso por ese sombrío día, lleno de sufrimiento y odio.

Pero no importa lo que Lia hiciera para huir, Levi Ackerman la buscará y la llevará con él de nuevo, ese es el nuevo objetivo del hombre y lo volverá hacer como lo hizo con su ex novia... Perseguirá a su hija hasta el fin de este jodido mundo.

—No importa— el Ackerman se levanta del suelo y mira el precipicio. —No importa lo que hagas, yo te encontraré y volverás a estar conmigo, a donde perteneces, querida hija.

Dice con una sonrisa que lo hacía ver completamente perdido en la locura. 

Ahora estaba claro, él no se detendrá y moverá toda montaña con mar hasta encontrarla, a su pequeña princesa...