VIII - Tú no eres mi padre

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Levi Ackerman empieza a sonreír nuevamente ante mi mirada frustrada y se acerca un poco más a mí mientras sujeta mi mentón con firmeza.

—Qué expresión tan linda tienes ahora, estás empezando a aceptarlo... No puedes ganarme, eres una niña.

Sus palabras golpean como varias cuchillas en mi interior, es cierto, soy aún una niña, no he madurado del todo, no tengo la misma fuerza que él, soy débil ante él, pero debía intentarlo, darlo todo por mi madre, ¡aquí y ahora!

Con un gran esfuerzo le doy un rodillazo en su abdomen, sin contener mi fuerza y sus palabras sólo aumentaba mi enojo.

Él suelta un pequeño quejido mientras se dobla un poco, sujetando su abdomen y suelya una pequeña carcajada entre su pequeño quejido de dolor.

—¿Estás intentando ser más salvaje? ¿Crees que me importa un poco el dolor?— contesta con una sonrisa burlona, respira profundamente y me mira con burla.

—¿Te pregunté?— digo tajante y suelto otro rodillazo.

Él suelta otro quejido mientras se vuelve a doblar por el golpe, levanta una mano y sujeta mi rodilla, con la otra sujeta su abdomen.

—Debo admitir, me estás golpeando como si estuvieras siendo controlada por un demonio— lo dice con diversión mientras me mira.

—Puede ser— respondo e intento golpear su rostro.

Suelta mi rodilla, alza su mano y toma mi muñeca a tiempo, la sujeta con fuerza y da una pequeña sonrisa.

—Muy bien, princesa, creo que... Has jugado lo suficiente. Ahora... Debes ser castigada.

Me tenso con su  palabras y trato de liberarme de él, en eso mi madre que estuvo en shock presenciando nuestra pelea, interviene.

—¡Levi, detente!— dice con desesperación y miedo.

El yakuza suelta mi brazo con fuerza y me deja, le echa una mirada a mi madre y camina hacia ella.

—No te atrevas a intervenir o te castigaré a ti también, Sakura.

—¡Y tú no te atrevas a acercarte a ella!— digo de manera retante, debía alejarlo de mi madre hasta donde pueda.

Él me echa una mirada mientras se acerca a mi madre, la toma de los brazos, sujetándolos a su espalda con fuerza y se apoya contra ella.

—Ahora... ¿Qué debería hacer contigo?— mira con cierta diversión a mi madre, desliza una mano hasta su mandíbula y la sujeta con firmeza. —¿Deseas que te apuñale o te corte el brazo?— dice mientras pasa una de sus manos por el brazo de ella. — O simplemente, ¿te corte el abdomen?

Sus palabras hacia ella me hacen temblar de una intensa rabia y corro hacia ellos.

—¡No te atrevas!

Él suelta un resoplido mientras me mira fijamente y me ve acercarme a ellos, se voltea hacia mi madre, desliza su mano cerca de su vienta y con la otra aprieta su mandíbula.

—Vaya, realmente eres una buena hija protectora, pero lo siento, sólo estás en mi camino, princesa.

Lo miro con más odio, busco con la mirada algo que me ayude ahora y veo lo que parece ser una pistola bajo uno de los sillones, rápidamente corro al sillón, lo pateo con fuerza y tomo la pistola, la apunto hacia él y lo miro con frialdad.

—¡Deja a mi madre!— ordeno sin importar que mi madre me mire en shock.

Él suelta una carcajada, suelta los brazos de mi madre, pero la obliga a mirar tomando su mentón, levanta una mano en señal de calma y sin quitar su mirada de mí.

—Has llegado demasiado lejos, princesa, a la próxima etapa... Eres buena con esto, ¿te parezco un enemigo poderoso a derrotar?

—Tal vez— contesto sin dejar de apuntar con la pistola. —¡Aléjate de ella o destruyo tu cabeza!— amenazo.

Yo parecía ordinaria, pero tenía más inteligencia que la mayoría de las chicas de mi edad, por supuesto que aprendí usar un arma, sabía que esta pistola estaba cargada. Sólo sé lo teórico, ya es hora de aplicarlo a lo práctico.

Levi me mira, luego mira a mi madre y desliza su mano hacia su cuello para sujetarlo con fuerza.

—¿Acaso piensas que una pistola me da miedo? Soy un jefe de la mafia, princesa.

—¿Y eso qué?— lo reto con los ovarios bien puestos y le quito el seguro a la pistola.

Suelta una risa suave al oírme quitar el seguro a la pistola.

—¿Quieres dispararme, eh? ¿Estás tan dispuesta? ¿De verdad lo harías?

—Sí— respondo con seguiridad, mis manos tiemblan un poco al sostener la pistola, pero estaba dispuesta a hacerlo.

—Dispárame, princesa— dice con la mirada fija en mí.

—¡No lo hagas, Lia!— mi madre habla con terror.

Su voz me hace detenerme y ahí empiezo a dudar.

—¿Qué pasa, Sakura? ¿Por qué no le permites a nuestra hija cumplir su deseo? Parece que realmente me quiere ver muerto— la mira y me vuelve a mirar de nuevo.

—Ella no... Lo va hacer, no lo hará— dice con seguridad mi madre, pero noto miedo en su tono y preocupación.

—¿Estás segura que no?— cuestiona el Ackerman.

—Estoy completamente segura, no te pasará nada, sólo ella tiene un arma en sus manos y está... Nerviosa— responde mi madre, mirándome con miedo y diciéndome con su mirada que no lo haga.

¿Qué me pasa? Dudo en hacerlo, si ni soy capaz de lastimarme, ¿cómo mataré a alguien?... Pero se trata de la seguridad de mi madre, no dejaré que la agarre de esa forma, no dudes, no dudes, ¡Lia!

Dirijo la pistola al suelo y disparo dos veces ahí, él da un pequeño salto cuando disparo cerca de sus pies y suelta a mi madre, ella se tambalea un poco al ser liberada, se da la vuelta y me mira fijamente con mucha sorpresa.

—Vaya, me impresionas, ¿eres mala apuntando? No me disparaste o tal vez, ¿tienes miedo de dispararle a tu propio padre?— pregunta con una sonrisa divertida.

—Por más sangre tuya que tenga, tú no eres mi padre— respondo con frialdad.

—Eres hija mía, soy tu padre. No importa lo que digas, tu sangre te hace mía— responde con firmeza.

Sonrío con gracia, me empezaba a irritar ese hombre.

—Padre no es el que engendra, es el que cría— contesto sin dudar.

—¿Acaso has estado observando muchas novelas de televisión? Pero lo siento, princesa... Sigues siendo mi hija, no importa qué creas o pienses. Eres sangre de mi sangre, no puedes negarlo, aunque no me conozcas, aunque yo no estuviera ahí para ti... Aún tienes mi sangre— dice con frialdad, mirándome fijamente y se acerca a mí.

—La sangre no significa nada aquí y ahora— respondo bajando un poco el arma.

Aprieta los labios y parece pensativo, entonces suelta una suave carcajada e irónica.

—Eres muy tenaz como tu madre— se voltea hacia ella. —Sakura, necesito que...— con rapidez camina hacia ella, toma su cuello y cubre su boca.

Sin perder el tiempo, corro y con la pistola golpeo repetidamente su espalda con fuerza, suelta a mi madre y la empuja lejos, ella tose y toca su cuello, entonces derribo al yakuza con mi peso, él cae al suelo y tose un poco, pero se recompone y se gira, me pone debajo de él, sujetando mis muñecas arriba de mi cabeza con fuerza.

¡Rayos! En verdad que es más fuerte de lo que pensé, lo estoy subestimando...

AMYGDALA [Levi Ackerman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora