CAPÍTULO VIII: Al fin libres dulce niña mía.

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Axl y yo por fin éramos libres. Un mes encerrados en una celda de 1.50m x 2.00m que nos hizo recordar viejos momentos. Salimos y tomamos nuestras pertenencias que no eran muchas. Algo de dinero, unos cuantos cigarrillos y un reloj.

Axl me dijo que quería salir a comer. Lo invité a un restaurante chino que nos quedaba cerca. Subimos a mi auto y llegamos al lugar. Él ordenó sopa wantam y yo chau-fan. Nuestras galletas de la fortuna llegaron. La abrí y la leí en voz alta:
- Recibirás una declaración de quien menos esperas. Qué dice tu fortuna Axl? -
- Si dices lo que sientes tu vida cambiará-

La comida llegó y me quedé pensando en las fortunas. Pensé que era algo al azar. Empezamos a comer y Axl no dejó de mirarme en todo el rato. Tomamos unas cervezas y prendimos los pocos cigarrillos que nos quedaban. Fuimos a la playa, pues ese día hacía mucho calor. Estando en la arena se me acercó y dijo:
- Jas, tengo que decirte algo...-
- ¿ Qué sucede Axl?-
- Quiero decirte que... Me gustas...-

Me quedé callada. Sorprendida. No sabía como reaccionar. Lo miré a los ojos, respiré hondo y le dije:
- ¿Lo dices enserio?-
Me tomó de las manos respondiendo:
- Sí. Por ti hago cualquier cosa, y si tu miedo es que te engañe con las fanáticas, te aviso que eso nunca va a pasar. Cuando te conocí me pareciste una mujer muy hermosa. Dime Jasemine, ¿Quieres ser mi dulce niña?-
- Sí Axl sí quiero ser tu dulce niña. Desde que te conocí hace siete años me gustaste, pero tenías novia y no quería interferir. Ahora que nos vimos de nuevo quiero hacerte muy feliz a mi lado-

Dicho esto nos besamos. Fue el mejor beso que me dio. Estaba muy feliz y llegué a pensar que las galletas de la fortuna tenían razón. En el beso rodé su cuello con mis brazos y el me abrazó de la cintura. El viento que despeinaba nuestros cabellos creaba el clima perfecto para una pareja de enamorados. Estaba muy enamorada de él. Me miró a los ojos nuevamente y me abrazó muy fuerte. El mejor beso, el mejor abrazo... Parecía un sueño... No voy a mentir. Cuando perdimos el contacto me siguió gustando, pero ahora mucho más. Por fin ya era su dulce niña...
Esa noche tuvo un concierto y me invitó. Antes de cantar "Sweet child o' mine" dijo al público:
- ¡Esta canción se la dedico a mi novia, su nombre es Jasemine Katz!-

Un reflector me alumbró y sonreí. Le grité cuanto lo amaba, me tiró un beso desde el escenario y empezó a cantar. En el solo de guitarra de Slash me hizo subir al escenario y nos besamos. No solo la banda se soprendió, si no también el público y el resto del mundo que miraba el concierto por televisión. Me reí mucho cuando vi las caras de las putas que creyeron que cogerían con él esa noche. Él ya tenía dueña, y esa dueña era Jasemine Katz...

Entre armas y rosas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora