La Gran Madre

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Quien te crees que eres para decirme qué hacer,
si me abandonaste desde mis primeros pasos,
cuando la luna aún acariciaba mi mejilla,
tú ya te habías cansado de cuidar de mí.

Me miras como hermana, no más como hija,
hija nacida de Lilith, que has despreciado por su genética.
Estoy cansada y agotada de tanto dolor,
y hoy renuncio a tu amor, madre mía,
para que seas feliz toda la vida.

¿Acaso no ves las marcas en mi alma?
¿Las noches en vela, los susurros de desesperanza?
Tu sombra se apartó y en su lugar quedó el vacío,
una ausencia que hiela, un abismo sombrío.

No quiero más tus migajas, ni tus promesas vacías,
no quiero más tus palabras que siempre son mentiras.
Deja que me libere, que alce el vuelo lejos de ti,
pues en este adiós encuentro mi verdadero sí.

Te dejo con tus cadenas, con tu mundo confuso,
yo prefiero el riesgo, el sendero difuso.
Quizás un día entiendas lo que hoy no ves,
que el amor no se mendiga, se da con el corazón a la vez.

Madre mía, en este instante me despido,
para buscar mi camino, para encontrar mi nido.
Que la vida te sonría, que encuentres paz en tu andar,
yo buscaré mi destino, bajo un nuevo cielo, en otro lugar.

Poemas de mi corazón oscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora